La Clemencia de Tito: teatro, danza y ópera

Maya Quiroga
28/10/2019

Como una muestra de las sinergias que se deben establecer entre las instituciones culturales, confluyeron dos eventos en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

Foto: Internet
 

El estreno de la ópera La Clemencia de Tito marcó la clausura del XVIII Festival Internacional de Teatro de La Habana (FITH) y el inicio del V Festival Mozart-Habana 2019, que se realiza con el apoyo de la Fundación Mozarteum de Salzburgo (Austria), la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Universidad de las Artes.

De la adaptación sobre el libreto original para la puesta en escena se encargó el dramaturgo Norge Espinosa Mendoza. Por otra parte, en el trabajo vocal sobresalieron la Schola Cantorum Coralina y el Coro de Cámara de la Universidad de las Artes.

La puesta en escena contó con coreografía de Norge Cedeño, director de la Compañía OtroLado. En tanto, en la dirección escénica estuvo el Premio Nacional de Teatro Carlos Díaz y en la musical, José Antonio Méndez Padrón, todos bajo la dirección general de Ulises Hernández.

Con la presencia de Miguel Barnet, Presidente de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el viceministro de Cultura y Presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE), Fernado Rojas, pronunció las palabras de clausura del FITH.

“El CNAE se congratula con la participación de destacadas figuras de nuestro gremio en la realización de este excelente espectáculo. Aprovecho la ocasión para reconocer al maestro Carlos Díaz, que ha dirigido dos importantes producciones del programa de esta cita: la que veremos a continuación y Las amargas lágrimas de Petra Von Kant. Saludo especialmente al maestro Ulises Hernández”, manifestó el viceministro.

En representación del Ministerio de Cultura, el Presidente del CNAE dedicó unas líneas de su intervención al aniversario 60 de la desaparición física del Comandante Camilo Cienfuegos.

Entonces comenzamos todos los presentes en la sala García Lorca a degustar el plato fuerte de la noche: una ópera marcada por una visualidad muy contemporánea que lleva la firma de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-2016), conocido universalmente como el Genio de Salzburgo.

Llegaron a la escena los músicos del Lyceum Mozartiano de La Habana y la Orquesta de la Universidad de las Artes con el maestro Méndez Padrón en la batuta.

Los ejecutantes y el maestro estaban descalzos. Por vestidos llevaban túnicas blancas y turbantes a la usanza de los antiguos romanos, y tocaron sus instrumentos a la vista del público, en lugar de hacerlo desde el foso como es habitual en las propuestas del Teatro Lírico o el Ballet Nacional de Cuba.

A ambos lados de la orquesta cantaba el coro, también con túnicas y enmascarado, como una representación del pueblo, los senadores o los patricios, indistintamente.

Mientras tanto, sobre una plataforma colocada detrás de la orquesta hicieron su aparición los protagonistas de la ópera: el tenor brasileño Gustavo Cuaresma encarnó al emperador Tito y la soprano Anyelín Díaz le dio vida a la vengativa Vitellia.

Otras dos sopranos, Kirenia Corzo y Cristina Rodríguez, fueron Sevilia y Sexto, respectivamente. El laureado contratenor Lesby Bautista interpretó a Annio, y Publio tomó vida en la piel del barítono Ahmed Gómez. Los personajes masculinos portaban trajes de mujeres y viceversa, en franca alusión al travestismo tan caro a la poética del maestro Carlos Díaz.

Los jóvenes cantantes se destacaron por una acertada interpretación de sus personajes, un buen fraseo y dicción, tanto en los momentos del aria como en los recitativos, que caracterizan a la ópera. Esos espacios para la palabra oral sirvieron como explicación para ayudar a una mejor comprensión de lo que escuchamos posteriormente cantado en italiano.

Todos mostraron diseños de la creativa Celia Ledón, quien diferenció los tonos de blanco para dar matices en los tejidos y así remarcar la imagen de las distintas clases sociales. El emperador como máxima autoridad de la obra vestía una túnica con calados y algunas tonalidades doradas.

Una muestra de experimentación danzaria se pudo apreciar en las ejecuciones de los integrantes de la compañía OtroLado, fundada en 2018 por tres primeros bailarines de Danza Contemporánea de Cuba: Thais Suárez, Niosbel González y Norge Cedeño, coreógrafo y director del grupo. Su presencia en el escenario no fue fortuita. Ellos interactuaban con los cantantes. Con su accionar iban marcando los conflictos y el clímax de la obra.

La escenografía es bien sencilla. Solo bajó un telón rojo con la imagen del Capitolio, perfectamente iluminado gracias al meritorio diseño de luces de Oscar Ernesto González y al diseño de imagen concebido por RAUPA.

En esta versión de La Clemencia de Tito también están presentes algunos momentos de cubanía, a través de los tambores batá que se ejecutan desde la orquesta.

Una suerte de distanciamiento brechtiano devino la ejecución del Guaguancó, del maestro cubano Guido López Gavilán, pieza que ha sido inmortalizada por la Camerata Romeu.

Como una muesta de su gran versalilidad, durante el Guaguancó los bailarines por un momento ralentizaron sus pasos y luego llenaron de alegría la escena con una estilización de este baile que forma parte del complejo de la rumba.

La ópera tuvo un final feliz cuando el magnánimo Emperador perdonó a quienes habían conspirado con el propósito de asesinarlo. Así logró Tito que prevalecieran la unidad, la paz y el amor entre todos sus súbditos. Es una ópera que dialoga con el presente de quienes habitamos en esta Isla azotada por múltiples ciclones y temporales.

Tal como se señala en el programa de mano, esta obra habla de la clemencia, de la bondad, de la generosidad en tiempos de egoísmo y de profecías poco iluminadas. Constituye un acto de fe que revive lo mejor del ser humano. Se trata, por encima de todo, del respeto a la libertad.

El público que colmó la sala García Lorca ovacionó esta propuesta escénica que unió al FITH y al V Festival Mozart-Habana 2019.

Según anunció Fernando Rojas, el XIX Festival de Teatro de La Habana, a celebrarse en 2021, se dedicará al aniversario 90 de Berta Martínez, a las ocho décadas de escritura de la pieza Electra Garrigó y a los 60 años del discurso “Palabras a los intelectuales”, pronunciado por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz.