Una mujer fuerte, resiliente, guerrera, emprendedora, y sobre todo auténtica. Así se define Lilien Trujillo, periodista y fotógrafa (aunque a ratos el orden de los factores, en su vida, tome otro orden, y sí altere el resultado). Pensé entonces encontrarla en la muestra Sororidad, su primera exposición, en la que reunió retratos de mujeres, cuyas historias fueran un ejemplo de esos valores. Pero ella no estaba… no hacía falta.

Pensándolo ahora —dice—, quizás en mi subconsciente, estaba buscando reflejar un poco de mi historia personal y del valor que le doy a la fuerza que debemos tener, sobre todo las mujeres. Quizás provino de ahí el deseo de mostrar eso. Mi historia de vida, fíjate…

Mis padres no son profesionales, vengo de un pueblo de campo en Pinar del Río, estudié mucho para ser periodista, y fue ese mi deseo desde que tenía seis años. Cuando pasas tanto trabajo en la vida, por la lejanía, el transporte, estudiar en becas, vivir alquilada en La Habana, estar lejos de la familia, que es algo que atraviesa todas las esferas de la vida… todo eso te añade una carga mayor y, aun así, sigo adelante, porque creo que todas las cosas pueden ser mejores siempre, y que si se hace lo que toca, todo funcionará.

En cada mujer de Sororidad yo vi eso. No creo que fuera necesario incluirme en la muestra porque el objetivo era darles relevancia a ellas. La forma en las que las veía, sus fortalezas, sus personalidades, sus maneras de asumir la vida y los puntos comunes.

Sororidad, ganadora del certamen Fotografías de y sobre mujeres, convocado por la Casa de la Obrapía, dijiste que era un punto de partida. ¿No es también el cierre de un ciclo?

Sororidad es un punto de partida y a la vez el cierre de un ciclo. La veo como ese ejercicio final de una primera etapa en la incursión en la fotografía porque fue la primera idea que concebí como proyecto. Lo primero que hice, no de forma azarosa, sino con toda la intención. Ahora descubro lagunas, cosas que hubiera hecho diferentes, pero de eso se trata… De las experiencias que me dejó, de la alegría de poder exponer en un lugar tan bonito, de la emoción de que fueran estas mujeres tan fuertes y a la vez tan vibrantes y lindas, las que me acompañaran en un momento tan bonito como es la primera exposición en solitario de un fotógrafo… todo eso es un punto de partida para una nueva etapa.

Sororidad es un punto de partida y a la vez el cierre de un ciclo”.

Independientemente del tema al que llamaba la convocatoria, ¿te interesa la mujer como concepto, como sujeto del arte, como motor impulsor de cambios…? Pensando en futuras exposiciones, tal vez, o ¿prefieres explorar diversos motivos de inspiración?

Soy muy dada a explorar nuevos mundos. Cuando abro una línea temática, pienso que la voy a mantener y es el caso de la mujer como centro. Creo que voy a seguir abordando este asunto, la mujer como objeto del arte, pero desde otros puntos de vista.

Si tanto te apasionó siempre la fotografía, ¿por qué no elegiste estudiar alguna carrera afín desde lo audiovisual? ¿Por qué periodismo entonces?

Cuando tenía 6 años les dije a mis padres que quería ser periodista y quizás no sabía por qué en ese momento. Veía televisión, escuchaba radio, hablaba mucho, tenía la inquietud de leer, pero a medida que crecí, entendí el motivo. Yo veía en esa profesión una forma, una herramienta para poder, a través de la palabra, transformar en cierta medida la realidad que me rodeaba.

Transformar, mejorar, tener un efecto en las personas, influenciar en determinadas situaciones. Venía de la necesidad de contar lo que me sucedía en mi entorno, de formar parte de eventos, de la vida a mi alrededor y creo que la fotografía empezó a sustituir, a tomar el espacio de esa herramienta para contar mi entorno. En aquel momento lo asumía como un hobby, pero después todo fue cambiando.

Me apasionó la fotografía desde que tuve la primera cámara en la mano a los 18 años. Era pequeñita, común, no era la gran cosa, pero trajo a mi universo la posibilidad de ver otras posibilidades.

“Me apasionó la fotografía desde que tuve la primera cámara en la mano a los 18 años”.

Aunque la fotografía complementa el trabajo de un periodista, más bien la asumes como una disciplina independiente, desde lo artístico. ¿Qué quieres transmitir? ¿Qué quieres comunicar de ti? ¿Cuánto consideras que reflejas mejor desde la fotografía y no desde el periodismo, a sabiendas de que se puede hacer periodismo desde la fotografía?

Ejercí como periodista, escribiendo en varios medios digitales, en radio y televisión. Me fui a trabajar en Marketing, y ahí sentí que el periodismo estaba dejándolo a un lado y era fuerte el vacío que sentía. Quise entonces contar historias a través de la fotografía y lograr un efecto en las personas, llegar a ellas, y entender los sucesos que acontecen en mi entorno. Fue en 2018 cuando emprendí en serio el camino de la fotografía. Ahora solo me dedico a ella.

Recuerdo que cuando trabajé en Radio Cadena Habana, y aun sin tener la cámara, hacía fotos con el celular y así entregaba mis trabajos. A veces hacía videos para el canal de Youtube de la emisora, así que pude complementar mi trabajo periodístico con estos recursos gráficos, pero asumo la fotografía como una disciplina independiente, desde lo artístico.

Hay algo especial detrás de cada foto, y es la intención de llegar a la esencia de las cosas, de los hechos. Me gusta quedarme mirando el comportamiento de las personas y lograr que en el momento fotográfico quede esa expresión con la que muchas veces la persona no está feliz, pero es la que más y mejor la define. O en el caso de la fotografía documental, el momento donde ocurre la acción, el instante trascendental.

“Asumo la fotografía como una disciplina independiente, desde lo artístico”.

Busco transmitir lo esencial, el alma de la gente. Me apasiona eso, poder mostrarlo. Es arriesgado porque hasta cierto punto develas a una persona y te hablo de personas porque me gustan los retratos, aunque he transitado por otras áreas. En esa búsqueda de un estilo he transitado por varias áreas, pero en el retrato es donde puedo transmitir lo esencial del ser humano.

Se puede hacer periodismo desde la fotografía y no descarto esa posibilidad, aunque ahora no lo hago. En mucho de lo que hago veo el periodismo. A veces me veo dentro de un evento, un concierto, una sesión fotográfica y siento que la periodista esta ahí, preguntando, buscando el momento, colando en los espacios y al final, contando la historia en tiempo real, lo más que puedo.

Me consuela saber que el periodismo esta ahí porque me apasiona. No descarto el fotoperiodismo, sobre todo porque me entrego mucho a las cosas que siento, y si en algún momento lo siento, pues lo voy a hacer.

“Busco transmitir lo esencial, el alma de la gente”.

¿Te interesa trazarte un estilo como fotógrafa? ¿Ya crees que lo has conseguido en principio?

Me encantaría poder lograr o afianzar un estilo fotográfico. Todavía estoy ensimismada en encontrar mis recursos expresivos, en encontrar los atributos de lo que después será mi estilo. Quizás, ya se pueda ver hacia dónde voy, en términos de estilo, pero aún estoy en formación. No obstante, estoy clara de lo que quiero transmitir y cómo, pero bebo mucho aún de fotógrafos que admiro. Estudio y le pongo ingredientes a esa receta y esperando que llegue el momento en que alguien vea una foto y diga: es de Lilien Trujillo.

Soy empírica y una vez que tuve la cámara profesional en la mano, empecé a estudiar con Rufino del Valle y Ramón Cabrales. Solo un mes pude estar por cuestiones de trabajo, pero fue un periodo fructífero. Absorbí lo básico de la fotografía y el uso de una cámara, y desde entonces ha sido mucho estudio independiente, consumir la obra de fotógrafos recomendados.

He tenido suerte de conocer al italiano Fulvio Bugani, que ha impartido varios talleres en La Habana. Tenerlo de amigo y de guía me ha dado muchas luces porque una de las cosas que me ha enseñado es el uso de la luz. No enseña con tecnicismos, él enseña desde la pasión, desde las escenas cotidianas… el entorno, el sujeto, las sombras, los formatos, la luz natural… consejos clave. Lo admiro mucho, es un paradigma que tengo. Hizo un trabajo de la vida rural cubana en el país y ha sido precioso.

Las tecnologías permiten retocar las imágenes, convertirlas en algo más cercano, quizás, a lo que pensamos cuando tomamos la instantánea… ¿Trabajas mucho con la tecnología en ese sentido? ¿Hasta qué punto?

Las tecnologías ayudan mucho a lograr un resultado más cercano a lo que uno quiere, empezando por la cámara y los programas de procesamiento de imagen. Yo trabajo con Photoshop, pero realmente no me gusta intervenir mucho la imagen, solo retocar luces y sombras en función de comunicar mejor lo que quiero. Hasta ese nivel, digamos, es que transformo la imagen captada.

Lo que sí no me gusta es excederme en los retoques de piel, intento ser muy cuidadosa para que no parezca irreal. Buscar lo más autentico de las personas, concentrarme en la emoción que puedan transmitir, en ellos mismos, y no precisamente en el detalle estético de la foto en sí.

A veces me paso dos horas editando una foto, pero buscando el balance que favorezca lo que quiero transmitir. En ocasiones, no de manera feliz, debo corregir encuadre, y no es lo usual porque el encuadre lo pienso antes de tomar foto. En las que son más espontáneas, se debe hacer alguna transformación siempre.

Se impone saber si trabajas ahora en algún otro proyecto fotográfico. ¿Cuál es tu gran aspiración en el campo de la fotografía?

Ahora y desde hace un año quiero documentar el escenario musical del jazz cubano actual y siento que con la fotografía estoy llegando a otro universo que es la música. Me encanta que sea así porque trabajo con música todo el tiempo. Es parte de mi proceso creativo

Siento que la fotografía me sigue llevando a lugares donde soy feliz. Soy una persona muy espiritual y mis resultados siempre están vinculados a mis sentimientos.

Mi gran aspiración en el mundo de la fotografía es lograr llegar a ser una buena fotógrafa, lograr captar lo que quiero de la forma que quiero y que sea percibido con el efecto que deseo tenga en las personas.

“Mi gran aspiración en el mundo de la fotografía es lograr llegar a ser una buena fotógrafa (…)”.

¿Qué esperas de la fotografía?

Que siga llenándome de manera espiritual, que siga acercándome a personas extraordinarias. como las mujeres de Sororidad, que tuvieron un impacto positivo. Aprendí mucho de ellas, y es rico ese proceso.

Te autodefiniste en algún momento como “una persona con la cabeza en las nubes y los pies en la tierra”… ¿Cuáles son tus nubes y cuál es tu tierra?

Soy una persona muy soñadora pero no me gusta dejar los sueños en las nubes, me gusta ubicarlos en la realidad. Algunos llevan tiempo, pero me gusta que se aterricen las cosas que quiero. Cuando digo que tengo los pies en la tierra es porque soy consciente de que lograr lo que parece irrealizable lleva tiempo, estudio, sacrificio y sobre todo autoconfianza, porque cuando nadie más cree en ti, tú mismo tienes que salvarte.

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