Para el cubano, la fecha del 19 de mayo de 1895 encierra un aliento de solemne recordación por el que cayó en combate contra los colonialistas españoles: José Martí, nuestro Apóstol.

Que en esa misma fecha, pero de nuestros días, se hiciera un concierto en homenaje a los que lucharon contra la dictadura de Batista [1] en la antigua provincia La Habana, enaltece toda aquella acción necesaria por creer en la posibilidad del futuro mejor de la Patria. Justamente, dicho concierto está a cargo de un trovador que por la verticalidad y convicción de sus principios, en su obra aparecen las cicatrices que le provocan la angustia de no haber participado en una de las cargas al machete de la caballería mambisa [2]; de no haber estado con los rebeldes [3] durante la toma de un cuartel de los casquitos [4] en plena Sierra Maestra o no ser un combatiente del clandestinaje [5], para poder batirse a tiros con una patrulla de la policía batistiana en cualquiera de las calles de nuestra capital hacia finales de los años 50 del pasado siglo. Escuchar a Vicente Feliú en canciones desbordantes de desafiante dignidad y optimismo como “Los seguidores”, “Serenamente”o “Créeme, cuando te diga” es llevarnos al convencimiento de que al final del concierto ha interpretado solo una sola canción mayor, la de quien por el profundo humanismo que en él habita, enfrenta la existencia con el riesgo de vivir al límite de una sensibilidad extrema. No hay otra forma de cantarle a mujeres y hombres que desde el sacrificio asumido por amor, convierten en poesía realidades que trascendieron a los sueños.

“…honrar a los que cumplieron con su deber es el modo más eficaz que se conoce hasta hoy de estimular a los demás a que lo cumplan”.

La sencillez y espontaneidad que se desprende de emotivos conciertos como este, nos enorgullece por el compromiso del relevo generacional en la Revolución cubana porque como sentencia el Apóstol “…honrar a los que cumplieron con su deber es el modo más eficaz que se conoce hasta hoy de estimular a los demás a que lo cumplan”.


Notas:

[1] Batista, Fulgencio. Sanguinario dictador que asume la Presidencia de Cuba desde 1952 hasta 1958, fecha en que huye hacia los Estados Unidos ante la victoriosa Revolución cubana.

[2] Mambí es el honroso calificativo que dieron los españoles a los cubanos que se alzaron en armas contra el dominio colonial en los campos de Cuba desde mediados del siglo XIX. Y corresponde a la caballería mambisa ser uno de los medios de combate más temido por la tropa española debido a la mortífera efectividad de la llamada carga al machete.

[3] Rebeldes son los soldados del Ejercito Rebelde, que surgido en las montañas de la Sierra Maestra, tenía a Fidel Castro como su Comandante en Jefe.

[4] Casquitos es el calificativo del pueblo a los soldados del Ejército batistiano por el empleo de cascos como parte del uniforme militar.

[5] Un miembro del clandestinaje significaba ser combatiente en contra de la tiranía, pero en la propia ciudad, razón por la cual tenía que vivir en la clandestinidad para evitar ser capturado.