Empeñados en hacer crecer cada día más la prosperidad y belleza de su ciudad, los habaneros celebraron este 16 de noviembre el aniversario 503 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana.

Mestiza y folclórica, cosmopolita y solidaria, La Habana es, sobre todo, cubana. La creación de su primer Cabildo y la celebración de la primera Misa bajo la sombra de una frondosa ceiba plantada frente al mar, dieron lugar a su fundación en 1519.

“La Habana enfrentó con heroísmo carencias, hechos insólitos y desgarradores y hasta los embates de una terrible pandemia”.

Los festejos por su poco más de medio milenio se iniciaron a la media noche del día 15 con la tradicional vuelta a la ceiba en El Templete. En este ritual cubanos y extranjeros, mientras giraban en sentido contrario a las manecillas del reloj alrededor del árbol sagrado, pidieron salud, felicidad, amor, prosperidad, fuerza y piedad. Esa noche se susurraron deseos y también confidencias. Como ofrenda, los participantes arrojaban monedas al pie del tronco de la ceiba, al amparo de la buena suerte.

Se realizaba así, una vez más, una ceremonia cultural y religiosa que ya forma parte de la cultura popular de los habaneros, quienes hacen de ella cada año un acto verdaderamente conmovedor.

“Mestiza y folclórica, cosmopolita y solidaria, La Habana es, sobre todo, cubana”.

Pero las celebraciones no se limitaron solamente a la puesta en práctica de un ritual tan antiguo como la propia Villa. Tampoco con los muy bien concebidos conciertos con que sus prestigiosos músicos la homenajearon. La Habana festejó su cumpleaños 503 con la inauguración de varias obras sociales y culturales, trabajando con ahínco y amor en sus municipios y barrios por el bienestar y el buen vivir de quienes más necesitan.

Otros muchos logros, todos incuestionables, pueden mencionarse en este nuevo aniversario. La Habana enfrentó con heroísmo carencias, hechos insólitos y desgarradores y hasta los embates de una terrible pandemia. Y al tiempo que lloraba a sus muertos causados por esta, sus científicos, sorteando le escasez de recursos, mermados todavía más por un tenaz y cruel bloqueo, trabajaban incansablemente en la búsqueda de una solución que pusiera fin a una enfermedad que causaba grandes estragos en la cotidianidad de los habaneros.

“La Habana festejó su cumpleaños 503 con la inauguración de varias obras sociales y culturales”.

De este modo fueron creadas, en las sedes de sus núcleos científicos, considerados los más importantes del país y unos de los de mayor relevancia en América, las Soberanas vacunas destinadas a salvar de la enfermedad y la muerte a millones en el mundo.

Con su pasado glorioso, marcado especialmente por acunar en su regazo al más universal de los cubanos, La Habana tiene también la dicha y es igualmente motivo de celebración, de haber sido protegida y amada profundamente por dos grandes historiadores: Emilio Roig y Eusebio Leal. De su valiosa cantera de intelectuales y académicos surgirán nuevos historiadores que apegados al legado de sus antecesores, darán continuidad a las obras que ellos en su momento no pudieron realizar, para que La Habana siga siendo, por otro medio milenio, esa Ciudad Maravilla bienhechora de todos los cubanos.