La humanidad tiene una deuda con Fidel

Beto Almeida
23/11/2017

 

El presidente Lula, en viaje por varios países africanos, declaró, al lado del negro bahiano Gilberto Gil, su ministro de Cultura, que Brasil tenía una gran deuda con África y que era necesario pagarla. Tomó medidas concretas que beneficiaron, en diversos aspectos, la economía de varios países del continente.

Lula expandía así una política que Brasil venía implementando, incluso bajo gobiernos del ciclo militar, cuando Geisel decidió que Brasil sería el primero en reconocer la independencia de Angola, presidida por el poeta guerrillero marxista, Agostinho Neto, del MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola).
 


 

Sólo que desde el triunfo de la Revolución cubana, en 1959, el país había extendido sus brazos solidarios a las naciones africanas en lucha contra el colonialismo, empezando por las brigadas médicas enviadas a la recién triunfante revolución argelina, aunque en Cuba buena parte de los médicos con que contaba, abandonaron el país para sabotear la revolución.

Bajo el liderazgo de Fidel Castro, hombres y mujeres estuvieron en varios países de África, luchando contra el imperialismo y llevando salud y educación.

Ciertamente, la página más épica escrita por la Cuba de Fidel en África se relaciona con la ayuda cubana a Angola, agredida por el ejército sudafricano y por las tropas mercenarias de UNITA y de la FNLA, financiadas ambas por el imperialismo. Más de 400 mil cubanos estuvieron luchando en Angola durante años, desde que Fidel decide atender un pedido de ayuda de Agostinho Neto, pues la capital angoleña, Luanda, estaba bajo riesgo de caer en manos de los mercenarios imperialistas. Fidel dirigía las operaciones militares personalmente, hasta que la victoria final se logró en Cuito Cuanavale, con todos los riesgos, incluido que Sudáfrica, con el apoyo de Israel, amenazará con el lanzamiento de una bomba nuclear contra tropas cubanas y angoleñas.

Esta victoria tiene la marca de toda una generación de cubanos, de todo un pueblo que vivió la guerra libertaria como un compromiso de vida o muerte, pero sobre todo, con el sentido del deber de pagar aquella deuda histórica. Luego de la victoria de Cuba en Angola y la liberación de Namibia del imperialismo sudafricano, Nelson Mandela, tras ser liberado declaró: “El comienzo del fin del apartheid fue la victoria de Cuito Cuanavale. ¡Debemos el fin del apartheid a Cuba! “.

En fin, ante burdas y venenosas manipulaciones para intentar etiquetar a Fidel como un dictador, la gran verdad histórica que emerge de esta gigantesca solidaridad cubana con el continente africano, es que la Cuba de Fidel fue el único país en levantarse en armas contra el cruel régimen del apartheid que la Comunidad Internacional en buena medida condenaba. Sin embargo, solo Cuba llegó a transformar la condena en una acción concreta de lucha internacionalista.

Fidel y la Revolución cubana ya ofrecieron al mundo, infinitos de ejemplos de compromiso de lucha práctica y efectiva contra la opresión, contra la pobreza, contra la incultura y las enfermedades. Se estiman que más de 55 mil cubanos trabajan en mas de 70 países del mundo, miles de profesionales se formaron en medicina en la Escuela Latinoamericana de Medicina, lo que revela, indiscutiblemente, que Cuba, a pesar del bloqueo criminal que sufre, incluso con sus limitaciones económicas, comparte sus modestos recursos con decenas y decenas de naciones. Mientras Estados Unidos exporta armas, soldados y muerte, Cuba lleva cultura, salud y libertad a los cuatro rincones del mundo por donde pueda estar presente.

Cualquier homenaje al Comandante Fidel Castro quedará siempre lejos de su estatura como ciudadano del mundo. Fidel llevó a Cuba a la práctica de un internacionalismo proletario, humanitario y revolucionario, por lo que, se puede afirmar sin sombra de dudas, tomando la postura de Lula frente a África, que la humanidad tiene una deuda con la Revolución Cubana, pero especialmente con el Comandante Fidel Castro.