La isla imaginada: Conversación con Rubén Ricardo Infante en la noche insular de la poesía

Erian Peña Pupo
23/2/2021

La insularidad se desprende de la condición de vivir en una isla. Su génesis parte de lo geográfico, pero ocupa posiciones simbólicas, culturales y en el imaginario de quienes la habitan, según asegura Rubén Ricardo Infante (Holguín, 1986) en La isla imaginada. Aproximaciones a una década de poesía (2000-2010), libro que recibió mención en el Premio Calendario de Ensayo 2021 que organiza la Asociación Hermanos Saíz (AHS), con un jurado integrado por Ana Vera Estrada, Virgilio López Lemus y Yaíma Martínez Alemán.

“Son pocos los poetas que no le han cantado a la isla, incluso desde la negación, desde la crítica o desde el deseo más extremo de romper los vínculos o marcas que ese sentimiento ha dejado en algunos de ellos”. Fotos: Cortesía del entrevistado
 

El hecho de ser seres de islas, la insularidad en sí, distingue nuestra identidad y “ha motivado en la literatura cubana, específicamente en la poesía, una historia que se remonta a los textos iniciales y se sucede en la obra de las jóvenes generaciones y promociones”, asegura Rubén, periodista, profesor de la Universidad de las Artes, investigador, licenciado en Periodismo por la Universidad de Oriente y máster en Historia y Cultura en Cuba por el Centro de Estudios de Cultura e Identidad (CECI) de la Universidad de Holguín, justamente con la génesis de esta investigación convertida en proyecto de libro.

A la obra de diez autores con libros publicados en la primera década del siglo XXI se acerca Rubén Ricardo. Para ello contó con un andamiaje crítico que le permite no solo ahondar en la hipótesis de que un amplio número de jóvenes poetas cubanos tratan la insularidad a través de tópicos como el mar, la naturaleza, la vida político-social y la emigración, sino también realizar un abordaje investigativo del tema isla en la literatura cubana, desde sus albores hasta las principales voces del siglo XIX y los baluartes del pasado siglo; esos que prefiere y sin los cuales la investigación carecería de esa pasión tan poco objetiva pero al mismo tiempo tan necesaria–: Dulce María Loynaz, Eliseo Diego, Lezama Lima, Gastón Baquero y Virgilio Piñera.

Pocos poetas, dice, se han resistido a escribirle un poema a la isla: la isla como refugio o negación, como virgiliana circunstancia maldita, como continuidad y ruptura operando la tradición literaria, específicamente poética, de la Isla.

Conversamos con Rubén, miembro de la Sección de Crítica e Investigación de la AHS y de la Sección Cuba de Latin American Studies Association (LASA), y colaborador asiduo de importantes revistas y sitios culturales, a propósito de los temas que aborda en La isla imaginada.

¿Puede considerarse la insularidad como uno de los temas centrales de la poesía cubana?

En Lo cubano en la poesía, Cintio Vitier caracteriza la poesía cubana desde la identidad, esos rasgos que identifican la cubanía, los elementos de nuestra isla expresados en la creación poética. Aunque el propósito de Vitier se basó en sus conocidas “lecciones”, considero que su obra abarca el proceso de la identidad desde un ámbito mayor; quizás mi propuesta proviene de (con)centrar ese análisis solo desde el tema de la insularidad. Creo que podemos extraer del discurso sobre la identidad en la poesía cubana el tema de la insularidad, y entonces erigir este como principal línea del discurso poético en Cuba.

Esa circunstancia, maldita según Piñera, es la génesis de todo el canto al paisaje, al campo cubano, al mar. En cada uno de esos elementos podemos extraer una conformación de la expresión insular de nuestra condición. Esa poderosa frontera que Cuba sostiene con el mar hace que nuestra cosmovisión esté marcada por el deseo de traspasar esos límites que el mar impone. Ese hecho geográfico se interioriza de distintas maneras en cada uno de los habitantes de las islas, pero el poeta, ser sensible, es capaz de exponer sus sentimientos, sus apreciaciones sobre este hecho.

Hasta el momento, he intentado trazar un mapa de toda la creación poética cubana sobre este tema, y al hacerlo voy descubriendo cada vez una mayor presencia. Son pocos los poetas que no le han cantado a la isla, incluso desde la negación, desde la crítica o desde el deseo más extremo de romper los vínculos o marcas que ese sentimiento ha dejado en algunos de ellos. Si apreciamos ese hecho, entonces sí puedo afirmarte que la insularidad es uno de los principales temas de la poesía cubana.

Quizás dentro de unos años, cuando haya logrado concluir este catálogo de voces, cuando haya logrado establecer las coincidencias y diferencias que se manifiestan entre un grupo o generación poética y otra, pueda decirte que sí, que es el principal tema de nuestra expresión poética; mientras esperamos por esos resultados, por esos “espacios de definición mejor”, para citar al poeta Lezama, hoy puedo decirte que es uno de los tres principales temas. Tiempo al tiempo.

Nuestra isla comienza su historia por la poesía, decía Lezama. Sin embargo, para Virgilio Piñera la insularidad representaba “la maldita circunstancia del agua por todas partes”. Isla poética, poesía en forma de isla, lírica insular o isla como imposibilidad, prisión, refugio (en Virgilio incluso el hombre termina por convertirse en isla). ¿Crees que estos son los dos grandes puntos complementarios y diferenciadores del tema?

Quizás no son los dos puntos más importantes, pero sí son dos visiones muy relevantes dentro de la diversidad de planteamientos poéticos sobre el tema. Lezama, como voz líder de esa generación alrededor de Orígenes, establece una perspectiva que sobresale dentro de sus coetáneos: la isla como espacio de plenitud. Este enfoque se plantea también en la obra de Eliseo Diego, y un poco también en la de Gastón Baquero (aunque este constituye un mundo poético de una significación extraordinaria en el corpus de toda la poesía cubana). Mientras, Piñera establece en su discurso un sentimiento de denuncia y de manifiesto, como el ser que se revela ante esa circunstancia que él sabe lo absorbe; las criaturas de isla apresadas en sus límites.

Como te decía, son las dos perspectivas más sobresalientes del asunto, pero tanto Diego como Baquero o la propia Dulce María Loynaz son capaces de concebir otros aportes al tema de la insularidad en el siglo XX. Casi me atrevería a asegurar que estos cinco autores (Piñera, Lezama, Diego, Baquero y Loynaz) son dueños de una concepción propia e identificativa del sentimiento insular en la centuria.

No son las únicas voces, pero sí son las que prefiero, y todos sabemos que cada enfoque, cada estudio o investigación está permeado siempre por los gustos y preferencias de quien lo realiza. La objetividad en un proceso tan subjetivo como la poesía, casi imposible, y pocos son capaces de salvarse de eso. Hasta el momento no he sido capaz de hacerlo: creo que tiene que apasionarte lo que haces para poderlo hacer con total entrega, y la pasión está siempre relacionada con los gustos y las obsesiones de cada uno.

¿Cuán importante —y necesaria— consideras la antología La isla en versos. Cien poetas cubanos (2011), compilación de Luis Yuseff y Yannier H. Palao, de Ediciones La Luz?

Esa antología nació con un propósito doble: por un lado, celebrar los 25 años de la AHS con una muestra que agrupa una parte considerable de los poetas que integran o integraban su membresía en ese momento; y por el otro, celebrar el centenario de Virgilio Piñera, quien con La isla en peso (1943) logró resumir en un breve espacio un potente discurso sobre la insularidad. Esa fue la génesis de esta antología, y mientras Luis Yuseff y Yannier H. Palao esperaban los textos que formarían parte de la selección, muchas tardes íbamos conversando a ritmo de largas “cafetadas” sobre cómo el tema de la insularidad lograba expresarse de diferentes maneras en los poemas de estas generaciones.

“No se puede hablar de la insularidad cubana sin tocar todo lo referente al mar como frontera, como espacio de anhelo”.
 

Cuando ya el libro estuvo listo, fui uno de sus promotores en espacios de diversa índole. Mi reseña sobre este volumen me abrió las páginas de La gaceta de Cuba, por ejemplo. Esas lecturas constantes y mis manías de marcar, señalar, todo lo que resulta interesante, me permitió percatarme de la cercanía de muchos enfoques con la tesis virgiliana. Ese resultó el punto de partida para una ponencia que se presentó en el Coloquio Homenaje al Centenario de Virgilio Piñera en el Centro Dulce María Loynaz. El título de ese texto fue “La isla en peso: resonancias de un poema”, está publicado en La letra del escriba y ha sido un verdadero descubrimiento, pues me ofreció la oportunidad de iniciar un estudio que me ha consumido horas de lectura, de búsqueda, de conversaciones, pero también me ha brindado la alegría de presentarla como informe de investigación en la maestría de Historia y Cultura en Cuba, defendida como parte de la convocatoria del CECI de la Universidad de Holguín, mi primer centro de trabajo y el espacio que me abrió las puertas a la investigación en el nivel de posgrado.

La tesis fue defendida el 12 de marzo de 2019, precisamente en el Salón Abrirse las constelaciones, de la sede de Ediciones La Luz, un espacio desde el cual puedes apreciar que la ciudad de Holguín se sigue pareciendo a la descripción areniana: una urbe que parece un cementerio; plana, blanca y con una cruz que la preside. Eso también es una manera muy peculiar de notar el paisaje como parte de la identidad.

La segunda alegría es que los resultados, orientados de una mejor manera y sin los enfoques metodológicos que requería el ejercicio investigativo, se han convertido en un proyecto de libro que ya camina con buen paso. El hecho de que La isla imaginada haya merecido mención en el Premio Calendario de este año me ofrece una gran alegría, pues creo que es el inicio de su verdadero recorrido, y por otra parte, es casi el cierre de mi etapa como miembro de esta organización, a la cual le dediqué mucho tiempo, aunque algunos traten de olvidarlo. Lo bueno es que el tiempo siempre pone las cosas en su lugar.

¿Cuáles autores seleccionaste para tu estudio y por qué?

Como todo proceso investigativo, este proyecto se enfoca en la promoción de autores que hacen sus obras entre los años 2000 y 2010. Debido a la amplitud de autores que están desarrollando su obra en el período, fue necesario seleccionar a diez de ellos para poder realizar con mayor precisión un análisis desde la perspectiva del enfoque trazado.

Los autores seleccionados provienen de distintas provincias del país, han iniciado su quehacer literario de diversas formas y actualmente algunos de ellos viven fuera de la Isla: Luis Yuseff (Holguín, 1975); Liudmila Quincoses (Sancti Spíritus, 1975); Leymen Pérez García (Matanzas, 1976); Isbel González González (Sancti Spíritus, 1976); Isván Álvarez (Villa Clara, 1976); Marcelo Morales (La Habana, 1977); Oscar Cruz (Santiago de Cuba, 1979); Yansy Sánchez (Santiago de Cuba, 1981); Yannier H. Palao (Holguín, 1981) y Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, 1984).

En esta década los diez autores escogidos para el estudio alcanzan un estado de madurez. Algunos se dan a conocer con un ímpetu realmente envidiable (mediante concursos) y otros consolidan el desarrollo de sus labores poéticas, iniciadas en los últimos años del pasado siglo.

Analizaste en tu libro el mar, la naturaleza, la vida político-social y la emigración. Háblame de cómo está presente la insularidad a través de estos tópicos en la joven poesía cubana.

Estos tópicos se tomaron como fuente del análisis, pues no se puede hablar de la insularidad cubana sin tocar todo lo referente al mar como frontera, como espacio de anhelo. La naturaleza está definida por esas constantes apreciaciones o descripciones de la isla y sus espacios. Al mismo tiempo, los miembros de esta promoción de autores caracterizan de manera incisiva la vida política y social, factor que se relaciona casi de manera directa con la emigración, otra de las marcas dolorosas de todos los tópicos expresados anteriormente.

En función del estudio uno se concentra en ir desglosando cada uno de estos tópicos, pero creo que lo más interesante de un texto poético sería lograr extraer todas las conclusiones a partir de la estrecha relación que establecen estos temas y otros que de seguro irán surgiendo en el camino.

Utilizaré un fragmento para responderte: “El recorrido de la luz sobre la tierra insular se extiende desde la poesía romántica y atraviesa la creación lírica de los ‘origenistas’ hasta asentarse en nuevos planteamientos, inspirados en otras perspectivas de lo insular. Una de estas perspectivas puede ejemplificarse a través de los fragmentos seleccionados de Yannier H. Palao (1981). ‘Sitio en que la memoria se pierde’ es una evocación del ser amado desde el mar, lugar donde ocurre el encuentro: Alguna vez te he mirado frente al mar, / alguna vez he compartido el reducido azul del mar, / con el infinito y limpio azul de tus ojos”.

¿Cómo valoras el panorama actual poético y crítico-investigativo en Cuba?

Bueno, vayamos por partes. En primer lugar, presiento que el actual panorama poético es amplio y diverso. Esa amplitud y diversidad hacen que sea complejo encontrar puntos coincidentes, pero ese hecho configura que cada vez más esté presente un alto grado de experimentación. También podemos encontrar mayores posibilidades reales de publicación en espacios digitales (blogs, revistas, etc.) y eso hace que un mayor número de personas interesadas, vinculadas o creadoras del hecho poético, se inserten en el ámbito de escritura.

Sucede también que las promociones más actuales, digamos los que han hecho su obra a partir del año 2000, encuentran en la propia poesía cubana anterior un referente muy potente, pues si hacemos un breve repaso nos encontramos con otro hecho fácilmente comprobable: nuestra isla comienza su historia con la poesía. Este punto es lo que me lleva a iniciar el estudio desde el mismo momento en que Cristóbal Colón describe el paisaje cubano a su llegada. Sin ser un texto poético por la forma, la descripción alcanza a configurar el paisaje circundante, y a exponer la realidad que observa. Imagen de la isla.

Ahora, con respecto a la investigación y la crítica, hay que señalar aspectos que provienen de ámbitos muy diferentes, porque sucede que la investigación es una metodología y un hacer que se practica mucho en la academia (ejercicios de culminación de estudios o tesis de maestría y doctorado) y esos resultados articulan líneas de pensamiento que se asientan en la realidad, en la historia, en la cultura, pero falta el necesario engranaje para que se logre mayor visualización de esos resultados en ámbitos más allá de la academia.

“Ojalá y este primer acercamiento al tema de la insularidad desde nuestra poesía sirva para comprender Cuba desde la circunstancia que la define”.
 

De todas formas, aplaudo el hecho de que muchas personas están investigando, están buscando hechos que nos anteceden y revelando nuevos aspectos históricos de nuestra cultura.

Sobre la crítica hay que decir que es un ejercicio cada vez más ausente. La desaparición silenciosa de espacios habituales para mostrar la crítica; la separación, a veces remarcada entre instituciones, entre espacios, ha hecho que a nivel social la crítica haya ido perdiendo su sentido, justamente cuando debía ocupar un espacio necesario y preponderante en la Cuba actual. Y quizás estoy exponiendo una realidad que es de todo el quehacer crítico, no únicamente de la crítica sobre arte y literatura.

Creo que la ciudad letrada está cada vez más despoblada. Hacen falta hechos objetivos que potencien ese ejercicio que caracteriza al cubano como ser social: es capaz de ser director de un equipo de béisbol, ser cirujano, periodista. Lo digo por esa habilidad constante de cuestionar otras profesiones y proponer soluciones desde su visión enteramente personal.

Un libro de ensayo para comprendernos como cubanos en la poesía…

Ojalá y este primer acercamiento al tema de la insularidad desde nuestra poesía sirva para comprender Cuba desde la circunstancia que la define, pero no creo poder llegar a esa magnitud. Insisto en que Lo cubano en la poesía ayuda a entender el proceso histórico de nuestra tradición poética, ese es un valor que habrá que reconocerle, pero también debe ser un proceso en construcción, porque considero que la creación, no solo poética, sino toda la que se está generando en este nuevo siglo, requiere ser revisada a la luz de nuevas visiones. Esa podría ser una de las motivaciones para los que nos dedicamos a investigar sobre arte, sobre cultura, sobre la historia, la estética.

Y un poemario…

Últimos días de una casa.

Un autor…

Dulce María Loynaz.

Acaso un verso…

Rodeada de mar por todas partes, / soy isla asilada al tallo de los vientos. Del poema “Isla”, de Juegos de agua, también de Dulce María Loynaz.