La doctora Marlene Vázquez, directora del Centro de Estudios Martianos (CEM), dedicó buena parte de una reciente intervención en el Noticiero Cultural a uno de los más significativos y ambiciosos empeños de esa institución: la edición crítica de las Obras completas de José Martí. Se trata de un proyecto científico y editorial que agrupa los textos del Héroe Nacional mediante un ordenamiento cronológico temático y el cotejo de ediciones príncipes y de manuscritos originales. Es una labor titánica. Tengamos en cuenta el volumen extraordinario de la producción literaria, periodística y epistolar de Martí; tengamos en cuenta la papelería, los documentos, los discursos, las proclamas que redactó el Apóstol. Hay una frase que se repite mucho y que da una idea de la grandeza de ese acervo: Martí escribió de todo.

Entonces, no es difícil comprender la gran responsabilidad del CEM, consagrado a la investigación de esa obra, a su socialización, a su promoción. Martí siempre reserva aristas interesantes. Pueden existir disímiles acercamientos a ese patrimonio, estudios para la interpretación y aplicación contemporánea, interconexiones con la creación de otros autores, visiones historiográficas, análisis literarios, etc. Tal es la complejidad, la trascendencia de la obra martiana.

Habría que aprovechar mucho más los aportes del Centro. Obviamente, se aprovechan en buena medida, pues la institución es uno de los puntales del Programa Martiano y diversas investigaciones sobre Martí toman de base los trabajos allí realizados. Sin embargo, existen ámbitos comunicacionales que podrían utilizar más esas referencias, y contribuir a su divulgación.

Parecería que de Martí se habla bastante en los medios de comunicación, pero, generalmente, se reciclan ideas, se insiste en determinadas zonas de la creación, se recuerdan efemérides puntuales, y a menudo es notable un regodeo en los lugares comunes.

Martí sigue hablando en presente; esa es una de sus grandes virtudes. Hay verdades eternas en sus reflexiones. Hay propuestas atendibles, asumiendo incluso que otro era su contexto. Es posible animar polémicas y alumbrar zonas en la penumbra. Martí deviene un universo.

El CEM es una institución activa, comprometida con la historia, pero también con el presente y con el futuro de la nación. José Martí es uno de los más luminosos símbolos de Cuba, y tiene que ser realización permanente.

Una versión de este comentario se transmitió en el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana.