Después de la exhibición de Mujeres sobrevivientes de dos pandemias: COVID-19 y desigualdades de género (Lizette Vila e Ingrid León) a la prensa —el pasado 31 de marzo en la sala Charlot del cine Chaplin— no pude escribir, sentía muy cercanas aquellas vivencias. Preferí esperar su presentación especial al público —este 9 de abril en el cine Yara— para comentar aquí algunas ideas en torno a él. En un primer momento me ganó la emoción y ahora puedo dejarla en su sitio, para devolver una apreciación que no intenta ser especializada o crítica, solo pretende dejar por sentados algunos comentarios.

Conocía de este proyecto a través de las redes sociales, donde los integrantes del Proyecto Palomas compartían imágenes de las grabaciones y las entrevistas realizadas a los testimoniantes. Aunque conozco cientos de historias que reflejan la crudeza de situaciones de violencia —agudizada por estos tiempos donde fue necesario permanecer en casa, adaptarnos a un modo de vida más familiar, resaltar lo verdaderamente trascendente y olvidar aquello que nos hace cada día más triviales—, no pensé que los protagonistas de Mujeres sobrevivientes… pudieran desnudarse de la manera que lo hacen.

Historias de vida de mujeres cubanas que expresan

sus realidades y desafíos en medio de las desigualdades

generadas y sostenidas en tiempos de pandemia.

Mostrar los signos de la violencia, conceder ese permiso y su socialización es un acto de valentía. Milena, lo sabe y lucha para que otras mujeres no sufran los síntomas de una violencia que se estructura desde lo social, pero que transita por comportamientos, actitudes, estereotipos… y todos, absolutamente todos, en algún momento hemos pecado o enfrentado un acto machista, herencia patriarcal de una época anterior, pero que por momentos reaparece para dejar huellas de dolor, de angustia, de peligrosa cercanía con la muerte.

“Mostrar los signos de la violencia, conceder ese permiso y su socialización es un acto de valentía”.

Y es precisamente la huella del dolor, de la ausencia, la que hilvana de manera solapada la historia central del documental. Pues cada una de estas presencias, revelan la lucha incesante por permanecer, por luchar y conservar la vida, aunque sea a través de unas imágenes que el tiempo gastará, pero el recuerdo en sus hijos, permanecerá. Porque así se lo ha propuesto Roger, quien sabe que los tiempos futuros serán difíciles, pero quien declara seguro que siempre estará ahí para sus hijos.

El dolor, la enfermedad, la muerte y la crisis generada,

empeoraron una existencia que ya estaba lastimada.

La cercanía con la muerte, el reconocimiento de su propia existencia en peligro, es lo que hace que la actriz se levante. La catarsis la lleva a liberar los miedos y a asumir la verdad. Entonces buscar en su archivo de emociones aquellas que la hacen levantarse y asimilar la fuerza que le transfieren sus familiares, sus estudiantes. Corina, sigue siendo faro y luz para los estudiantes, para la cultura, para Cuba.

Todas las historias muestran el crecimiento, el empeño de esas personas por sellar una herida, por superar un tiempo donde hemos necesitado un poco más de fuerza para reponernos del dolor, de las pérdidas familiares, de asimilar que era el momento para crecernos y sacar la fuerza interior para enfrentar las adversidades.

La crisis sanitaria es una telaraña que

también se teje con los hilos de las desigualdades

En su concepción, Mujeres sobrevivientes…, incluye a figuras conocidas, como la actriz Corina Mestre, destacada profesora y Premio Nacional de Teatro 2022; a la deportista Idalys Ortiz; pero también refuerza el anhelo por escuchar la voz de las que no tienen voz. Y es así que participan otras mujeres, quienes denuncian los diferentes tipos de violencia y la manera en que cada una de ellas la han sufrido.

Exhibición de Mujeres sobrevivientes de dos pandemias: COVID-19 y desigualdades de género de Lizzete Vila e Ingrid León.

En el documental reaparecen temáticas que han sido abordadas anteriormente en otras obras del Proyecto Palomas: los prejuicios raciales, la discriminación sexual, las discapacidades físicas, las masculinidades en disputa…, todo ello dentro del entramado económico, social y sanitario de estos años.

Otras muchas historias podrían contarse de las actuaciones de cubanos y cubanas en medio de la crisis sanitaria; además de las reflejadas en el documental, su equipo de realización manejó más de 150 testimonios; en ellos está una parte de esta época.

Conservar en imágenes y saber leer e interpretar cada una de estas denuncias será tarea de investigadores, activistas, instituciones, Estado. Por el momento, Palomas expone las problemáticas, a muchos le corresponde encontrar vías de solución a estos justos reclamos.

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