La puerta de papel que se abrió a Cuba con las ediciones territoriales

Kenia Méndez Mederos
17/2/2020

El panel “Quién dice que 20 años no es nada”, otro homenaje de la 29 Feria Internacional del Libro de La Habana al Sistema de Ediciones Territoriales (SET) por su 20 Aniversario, contó con la presencia de los escritores Reinaldo García Blanco, Roberto Méndez Martínez, Ricardo Riverón Rojas y Juan Nicolás Padrón, y fue moderado por la escritora Teresa Melo.

El panel “Quién dice que 20 años no es nada”, realizado durante la 29 Feria Internacional del Libro
de La Habana, homenajeó al Sistema de Ediciones Territoriales (SET). Fotos: de la autora

 

Reinaldo García comentó que, en su opinión, el sistema ha demostrado signos de verdadera resistencia a lo largo de estos años: “el sistema de ediciones territoriales llegó para motivar y dinamizar un estado de gracia que estaba dormido. Que cada municipio tuviera un libro fue uno de los retos más maravillosos que ha tenido una aventura editorial en el país”.

Roberto Méndez Martínez regaló a los presentes un testimonio que narraba las alegrías y retos de la primera de sus publicaciones con el SET, a la vez que dejaba claros los puntos centrales de su impacto en el desarrollo editorial cubano:

“El cambio resultaba radical, pues junto con las máquinas y los abastecimientos de tintas y papel, llegaba un criterio para fundar una labor sistemática, con planes editoriales, diseños de colecciones y búsqueda y estímulo de autores para promover su creación. Si bien el centro de la labor editorial era la creación literaria, pronto el campo se abrió con los resultados de investigaciones científicas y vieron la luz importantes estudios históricos que enriquecieron no solo la historia local sino la de todo el país. Veinte años no es un período para estimular la celebración acrítica pero sí para hacer balance de una trayectoria que ha dejado productos olvidables pero también muchísimos hitos.”

Juan Nicolás Padrón, quien se desempeñaba como director de Literatura del Instituto Cubano del Libro (ICL) cuando se crearon sus centros y estos sellos editoriales, centró su presentación en los 10 años que antecedieron a la creación del SET:

“En 1990, diez años antes de que la rizo[1] entrara en escena por iniciativa de Fidel Castro, el Ministerio de Cultura, con Armando Hart al frente y un equipo del ICL dirigido por Pablo Pacheco, acometió la tarea de crear los centros provinciales del libro y la literatura en toda Cuba. Hubo resistencias en todos los niveles, no solo en las provincias sino en centros de poder significativos, pero se impuso la necesaria descentralización. Me siento orgulloso de haber formado parte de un equipo que amplió el sistema editorial cubano a todo el país.”

Por su parte, Ricardo Riverón resumió los principales aportes y debilidades del SET en estos años. El incremento notable de la cantidad de títulos a procesar, que permitió visibilizar a un número mayor de autores y sucesos, el surgimiento de una escuela editorial en las provincias, la diversificación de los catálogos editoriales de los sellos provinciales y el desarrollo en torno a estos sellos de una plataforma de promoción destacan entre los aportes.

El reconocimiento a los mejores títulos publicados bajo estos sellos editoriales se realiza cada año con la entrega del Premio La puerta de papel. La ceremonia de premiación estuvo presidida por Kenerva Carvajal, Viceministra de Cultura y Juan Rodríguez Cabrera, Presidente del ICL y del Comité Organizador de la 29 Feria Internacional de Libro de la Habana.

El jurado, presidido por Jesús David Curbelo e integrado por Cira Romero y Rogelio Riverón, tuvo en cuenta para selección “la calidad del contenido, la originalidad y tratamiento de los temas, el impacto cultural y el cuidadoso trabajo de edición y diseño”.

El premio La puerta de papel fue otorgado a Mar de invierno y otros delirios (Ediciones La luz),
de Alberto Garrandés. Además se entregaron menciones a otros autores.

 

Se otorgaron menciones a las obras Retablo para múltiples paisajes (Salvador Lemis, Ediciones Matanzas), El olor del césped recién cortado (Atilio Caballero, Ediciones Matanzas), 25 miradas a las estaciones. Críticas, artículos y ensayos sobre la obra de Teatro de Las Estaciones (compilación de Yudd Favier y Rubén Darío Salazar, Ediciones Matanzas), Las coincidencias (Yunier Riquenes, Ediciones Matanzas), Cartas a Katy (Reinaldo Álvarez Lemus, Áncoras Ediciones), De rosa a negro (Rebeca Murga, Editorial Capiro), El verdugo y su conciencia (Julio Travieso, Editorial Capiro) y Complexidad de la poesía (Virgilio López Lemus, Ediciones La luz). El premio La puerta de papel fue esta vez para Mar de invierno y otros delirios (Alberto Garrandés, Ediciones La luz).

La justicia debía llegar a los libros y lo hizo con el Sistema de Ediciones Territoriales: oportunidades para autores de todo el país, rescate de historias locales vitales y diversidad de temas y enfoques han caracterizado estos primeros veinte años. Otros libros, otras voces y muchos retos esperan para los próximos. 

 

Nota:
 
[1] Maquinaria que se utilizó por el SET y nombre con el cual ha sido identificado por muchas personas.