La Sabatina: arte, cultura y pensamiento

Yoamaris Neptuno Domínguez
25/10/2018

Confieso que llegué algo escéptica y contrariada al Centro Cultural Fresa y Chocolate. Es que nunca he negado mi apatía por el deporte y respondía por mera formalidad a la invitación del espacio Sabatina, que tiene lugar allí desde las 2 de la tarde. También porque la protagonista sería Yipsi Moreno, que no es cualquier deportista.

Decidí llegarme a ver qué pasaba. Encontré música agradable en un ambiente a media luz, y a Ernesto Limia (coordinador del espacio) trasladando sillas de un local a otro porque había personas de pie. Alcancé un puesto privilegiado y me dispuse a disfrutar el diálogo con la tres veces campeona mundial.

Ernesto Limia es el coordinador de La Sabatina. Fotos: Cubadebate
 

Limia, investigador al fin, se las agenció para buscar preguntas claves en orden cronológico, que Yipsi respondió de manera certera.

Ella, una camagüeyana que recuerda su niñez como una etapa que transcurrió entre titimbol, trompo, bolas, travesuras en el río, mentiras piadosas ante las ansias de juego, pero con una madurez que le valió para tomar una sabia decisión al comenzar en la EIDE, muestra del desarrollo del deporte cubano y las oportunidades que este ofrece a todos por igual.

Mucha gloria dio a nuestro pueblo durante casi 20 años esta cubana, que repitió más de una vez las palabras sacrificio, entrega, compromiso, sentido de pertenencia, y nos habló sin pelos en la lengua, con el raciocinio propio de quien permanece con los pies en la tierra.

Un alto en la conversación. Cinco chicos irrumpen con tres tumbadoras y un timbal, una señora invita a bailar rumba. "Caballero esto le zumba”. Los presentes palmotean, y hasta la simpática invitada demuestra sus dotes para el baile. La agrupación Percuba Ensemble deleita con su propuesta de fusión de la percusión folclórica y la contemporánea.

La agrupación Percuba Ensemble
 

La proyección de materiales audiovisuales con entrevistas, reportajes y noticias de momentos relevantes de la vida deportiva de Yipsi es el hilo conductor que maneja hábilmente el presentador. Las emociones van y vienen: transmite su energía desafiante al ver volar el martillo, muestra su sonrisa pícara y auténtica, conocedora de sus habilidades, y se le hace un nudo en la garganta al recordar a Fidel.

Sus actuales ocupaciones le han permitido conocer de la imperante voluntad política de optimizar el deporte desde la ciencia, expone de manera campechana las cosas en las que cree. Confiesa que es un poquito rara, y que le gusta disfrutarlo todo, piensa que la vida nos recompensa y no debemos dejar que nos apaguen. Es exigente consigo misma y reconoce el coraje de aquellos que ansían volver a llorar con el deporte cubano. Agradecida por las palabras de algunos de los asistentes, que sienten que es una linda persona, "concebida con el néctar de los dioses”. Nosotros concordamos con Limia en que todos crecimos esa tarde escuchándola, y aumentó nuestro orgullo de ser cubanos.

Ya no es tanto mi escepticismo, intento cultivarme desde la pasión de Yipsi por el deporte, como la mía por el arte. Busco puntos en común —claro que sin llegar a experimentar lo que se siente al subir al puesto más alto, escuchar las notas del Himno Nacional y ver izar la bandera tricolor, ni sentir como sube la adrenalina al perseguir el máximo galardón para no fallarle al pueblo ni a sus principales líderes—: la humildad de servir a la Patria, porque es la única manera de retribuir lo que por mí (y por todos) se ha hecho.