Lamentación, síntesis del gesto

Carlos Paolillo
11/11/2016
Fotos: Kike

La presencia de la compañía de Martha Graham fue uno de los acontecimientos del recién finalizado 25 Festival Internacional de Ballet de La Habana. En el Teatro Mella se presentaron tres obras históricas de la fundamental coreógrafa del siglo XX: Dark meadow (suite), Errand into the maze y Diversion of angels. También se proyectó el legendario filme Lamentation, realizado en 1943 por Simon Moselsio, que presenta fragmentos de la trascendental creación interpretada por ella, como preámbulo de las tres piezas comisionadas en 2007 por la compañía estadounidense para la conmemoración de un aniversario más de la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York.

La danza de Martha Graham es esencialmente femenina. Pocos gestos corporales han representado los laberintos emocionales de la mujer con tanta veracidad, como los surgidos de la experiencia de la coreógrafa estadounidense, la más célebre del siglo XX.


Lamentation Variations

Las visiones de Graham sobre los disímiles universos de la feminidad son extremas y radicales, nunca sutiles ni frágiles. La violencia psicológica es su signo, emanada de los textos trágicos clásicos, así como de la gesta colonizadora de Nueva Inglaterra y los conflictos y desequilibrios del siglo XX. No hay en la bailarina ademán complaciente ni evasivo, solo decidido impulso e inquebrantable determinación.

De la galería de mujeres exaltadas de Graham, una destaca por su carácter de símbolo imperecedero. Lamentación marca una etapa todavía inicial, aunque inspiradora, de la coreógrafa, y un momento de plenitud de la intérprete. La inédita fusión de cuerpo expresivo y cuerpo plástico contenida en esta corta, pero trascendente obra, la coloca dentro de las creaciones cimeras de la danza universal. Se trata de un personaje, pero también de un volumen. Es una acción teatral y también una abstracción escénica.

Lamentación conoció la escena el 8 de junio de 1930 en el Teatro de Maxine Elliott, de Nueva York. Graham, en un momento esplendente como bailarina de inusual registro interpretativo, creó para ella un ritual angustioso y poético a la vez. El concepto y las formas de la llamada danza moderna experimentaban sus procesos originarios de sistematización y proyección. El ímpetu liberador, la revelación de la luz incorporada al cuerpo y el exotismo pintoresco de las precursoras de una nueva valoración del movimiento, encontraron en Graham un rigor desconocido.

La bailarina tensa y relaja de continuo la tela dúctil y acomodaticia dentro de la cual se encuentra inmersa o más bien prisionera. Su rostro anguloso y sus ojos desorbitados acusan un dolor evidente, una tragedia insalvable, un drama profundo. Asentada en un banco, casi suspendida, contrae su torso vigoroso e intenta liberarse del elemento opresor.

Su gesto al descubierto desvela un personaje anónimo, atrapado y aniquilado. La imagen, por momentos religiosa, invoca y suplica sin esperanza. Las formas logradas por el cuerpo reprimido son inquietantes y elocuentes de una estética surgida desde la devastación y el vacío. El piano de Zoltán Kodály acentúa la expresión desolada. No hay dependencia del movimiento a sus acordes, sino énfasis y regodeo dramático. Es la música y la danza en una integración plena poco común y altamente efectiva.

Lamentación pertenece a las obras de Martha Graham que representan un mudo aunque elocuente alegato sobre la conciencia del ser humano de su propia destrucción. Rebeldía, impotencia y resignación son los sentimientos que orientan el discurso de este trascendental acto unipersonal danzado, de escasos cinco minutos de duración. Una síntesis creativa muy cercana a la perfección.