Land[e]scape: (de)construir el paisaje

Maikel José Rodríguez Calviño
5/3/2020

Octavio Irving Hernández vuelve sobre el espacio citadino mediante Land[e]scape, muestra personal apreciable hasta principios de abril en la capitalina galería Artis 718 (7ma y 18, Miramar).

Durante los últimos años este grabador, dibujante, pintor y cultor de la instalación ha identificado en el entorno urbano una zona propicia para la meditación estética y la experimentación técnica. Manipulaciones, superposiciones, reconfiguraciones: la quinta piel que los seres humanos nos arrojamos por encima representa, en su trabajo reciente, motivo de vital importancia. Land[e]scape así lo evidencia.

Las edificaciones representadas en gran parte de las piezas nos resultarán muy conocidas.
Fotos: Maité Fernández

 

Estamos ante un conjunto de paisajes de los que se busca escapar para —automática y paradójicamente— regresar a ellos. Las edificaciones representadas en gran parte de las piezas nos resultarán muy conocidas: viejos preuniversitarios en desuso, la habanera Plaza de la Revolución y sus inmuebles más representativos… En otras, la presencia de lo arquitectónico se fundamenta en la sencilla referencia, en el discreto simbolismo —tal y como ocurre en los trabajos sobre lienzo y papel y en algunas instalaciones—. Estas últimas piezas gravitan en el limbo de lo posible y lo filosófico; constituyen vehículos atemporales utilizados por el artista para recrear su obsesión, analizarla desde múltiples perspectivas, detenerse en detalles nimios, maniobrar con técnicas y soportes…

El conjunto de lienzos Icon[no]graphic, así como la selección de carboncillos sobre papel que lo acompaña —Icon[no]graphic Essay—, evidencian la pericia del artista en los campos de la pintura y el dibujo. Asimismo, las instalaciones Iron[ic] y Bung[a]low fueron concebidas a partir de la evidente atracción que Octavio siente hacia las acumulaciones, el empleo de materiales no tradicionales y la apropiación de los espacios. Algo similar ocurre con las instalaciones Time[less] y [R]evolution, que combinan fotografía digital manipulada con las fotografías de archivo y los artefactos de desecho.

 

Land[e]scape nos propone un recorrido por espacios urbanos erigidos desde el español —lengua materna del artista—, pero (de)construidos y reconfigurados en inglés, idioma escogido por él para establecer juegos de palabras (y de sentidos) que contribuyen de manera sustancial a la semiosis de cada obra —cuando no la definen casi en su totalidad—. El empleo de un idioma ajeno es aquí posibilidad para valorar y comprender lo propio desde una perspectiva lejana, distante; a través de giros y matices de corte reflexivo imposibles de construir mediante el castellano. Si queremos llegar a la verdad intrínseca de cada pieza habrá que decodificar su título, romper la barrera de las palabras —del lenguaje, de los sistemas de pensamiento—, lo cual presupondrá un reto para muchos espectadores, anglófonos incluso.

Pienso que en [R]evolution palpita el germen de una instalación más ambiciosa e impactante que lo que podría desarrollar el artista en el futuro. También creo que los dos polos —la acumulación de metales oxidados y las fotografías de preuniversitarios en desuso— presentes en Iron[ic] necesitan de un mayor nivel de relación espacial, aunque cabe notar que Land[e]scape fue diseñada siguiendo diversos grados de estetización y densidad simbólica con obras más retinianas que otras. Algunas de estas piezas fueron ideadas para complacer a los espectadores; otras, en primer término, para el beneplácito del artista quien a su vez fue el curador de la propuesta.

 

En todas las piezas Octavio se interesa de nuevo por los colores y las texturas, imitando tonos ferrosos o respetando la topografía que los efectos de la intemperie dibujan en las superficies artificiales: motivos idóneos para conjurar la preservación y la pérdida de la memoria —esas presencias y ausencias que nos definen— y las implacables mordeduras del tiempo y la desidia. Estas ideas ya fueron trabajadas en algunas de sus series fotográficas y evidencian fuertes puntos de contacto con el trabajo del Octavio grabador.

Los paisajes reunidos en Land[e]scape —percibidos de una sola vez a partir de la emoción súbita, pero desmenuzados y rearmados pieza por pieza mediante la quietud y la razón— nos conectan con nuestra realidad inmediata, con nuestras perrogativas y desgastes, embebidos siempre por reflexiones de orden existencial y sociológico. Constituyen sitios que nos convidan a la fuga, al silencio y, al mismo tiempo, nos atrapan en su belleza y horror.

Deambulemos por ellos, reconozcámoslos y reconozcámonos allí, en esos espacios configurados mediante el arte, que nunca sustituirá a la realidad, pero que tiene la maravillosa habilidad de mostrarnos su lado más sincero y descarnado.