Las caricias del viento sobre la piel del agua

Marjorie Evasco
23/8/2017

Foto: Rafael Villares

 

¿ES ESTE EL MARTÍN PESCADOR?

Así es como deseo a Dios en esta isla

Contigo hoy: básico y azul

Como el mar que relaja nuestros pies con sal

Y trae la ola viviente a nuestras bocas

Jugando con los sonios de un lenguaje primario.

 

“Dios es azul”, cantó el poeta Juan Ramón Jiménez,

Borracho de deseo, sus cabellos, cejas,

Pestañas vueltos azules como las alas del Martín pescador.

Acaso este pájaro que nos saluda cuando llegamos

Al extremo oriental de esta isla,

 

Nos dice que la lámina de frontera entre nosotros

Es fugaz como el aire, permeable al azul

Del cielo tropical y la montaña genciana.

Desde esta roca con algas marinas en que nos sentamos

De repente siento la azulidad abrazarnos,

 

Esta rosa, esta isla, este aire cambiado,

La distancia entre el nosotros y el Yo

Que hemos ansiado ser. Un relámpago de azul ardiente

Alumbra en mi cerebro, trae la respuesta

Que hemos perseguido todo el día.

 

Las olas la cantan, el Martín pescador vuela en ella,

Es la raíz de esta isla. El deseo

De Dios es azul transparente –el color

Que hace visibles nuestras almas.

 

 

BAILE DE HECHIZO

Incluso antes de empezar, el sonido del viento

Tiembla desde el viejo templo de Ulun Danu

Sobre las puntas de nuestros dedos de manos y pies.

El bailarín, Ni K’tut Reneng, sabe que toma

Diez años sacros aprender el gesto

De las caricias del viento sobre la piel del agua.

 

Esta noche, en las sombras de nuestra danza,

Le digo a mi alma que crezca en silencio,

Se convierta en lago, refleje la indómita luna.

En la parte más profunda del lago,

Rema un solitario pescador.

En la costa, una mujer con un sari rojo

Canta: el deseo de ambos camina sobre el agua.

 

En esta cuenca de palabras

El silencio es nuestro aliento y base para la música.

Cuando los tonos graves de tu voz

Cubran la grava, en mi canto brotarán extremidades,

Contará la más antigua historia con pies ligeros,

Sin advertir a esos que escuchan

Que conocemos el hechizante nombre

De aquel que veneramos.

 

ORIGAMI

Esta palabra se desenvuelve, la recoge el viento

Para acelerar el vuelo de la grulla

Al norte de mi sol hacia ti.

 

Le doy forma a este poema

Con este papel, plegando

Distancias entre nuestras estaciones.

 

Este poema es una grulla.

Cuando sus alas se desplieguen,

El papel será puro y vacío.

 

Marjorie Evasco (Filipinas, 1953) es una de las principales poetas de ese singular país, formado por más de siete mil islas, y en donde se hablan 170 lenguas –que no dialectos. Los idiomas oficiales de Filipinas son el Tagalo (de la isla de Luzón, donde se encuentra Manila, la capital) y el inglés, heredado del pasado neo-colonial, que se inicia en 1898, cuando España se vio forzada a ceder a Estados Unidos el dominio del archipiélago. Tres siglos de colonialismo español son patentes hoy en lo extendida que está la religión católica, algunos topónimos y apellidos, y ciertas costumbres gastronómicas. Lamentablemente, casi nadie habla español, solo personas muy ancianas, que se expresan en chabacano, una modalidad del español criollo, hoy en franco proceso de desaparición.
 
Marjorie escribe en cebuano-visayán e inglés, aunque también se maneja con soltura en tagalo, considerado el idioma de la clase dominante. El inglés, en cambio, es tenido como lengua de cultura, y los niños la aprenden desde las primeras edades, como parte del proceso de instrucción regular. Además de académica, actividad a la que dedicó toda su vida profesional, esta importante autora, muy comprometida con los destinos de su país en general y de las mujeres filipinas en particular, ha producido diferentes textos sobre artistas nacionales, y trabaja temas relacionados con la sanación mediante la palabra poética.
 
En 1986 publicó el poemario Tejedoras de sueños. De 1999 es su volumen Tonos ocres, textos en inglés y cebuano, que le valiera el Premio del Círculo de Críticos, galardón que ha obtenido en otras ocasiones. Además ha realizado numerosas antologías de mujeres poetas filipinas.
 
Marjorie es una poeta sutil, casi contemplativa, abierta a los diversos caminos de la espiritualidad.
 
Los poemas “Baile de hechizo” y “¿Este es el martín pescador?” fueron traducidos del inglés por Jesús David Curbelo. La traducción de “Origami” pertenece a Amanda Fleites. (AF)