Las múltiples Habanas de Félix Contreras

Maya Quiroga
20/3/2019

En la sala Rubén Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) tuvo lugar la presentación de un nuevo libro publicado bajo el sello Unión. Se trata de La Habana narrada en el espejo, del poeta, periodista, musicógrafo e investigador cultural Félix Contreras (Pinar del Río, 1940), graduado de la primera Escuela para Instructores de Arte.

Contreras logró reunir casi 40 testimonios de diferentes personas que revisitan momentos cruciales de sus vidas.
Foto: Cortesía de la autora

 

Las palabras de presentación del texto estuvieron a cargo del poeta Sigfredo Ariel, quien se refirió a los lazos entrañables que lo unen a Conteras, desde los tiempos en que el autor de La Habana narrada en el espejo habitaba una casa cercana a la Calzada de Infanta.

Ariel recordó sus agradables pláticas en la sala de aquella casa en torno al feeling y los tangos de Gardel. Catalogó el texto como una especie de encuesta sobre la ciudad de las columnas, integrada por 15 preguntas a un grupo de “habanómenos” que cuentan parte de su historia personal. “Este es un libro que descubre Habanas múltiples”, sentenció.

A través de interrogantes aparentemente sencillas como: “¿Qué lugar define a La Habana?; ¿Cuál sabor identifica a La Habana?; ¿Cuál es el olor de La Habana?; ¿Qué lugar para mirar (sentir) La Habana?; o ¿A qué rincón vuelves siempre?”, el autor del volumen va revelando diferentes miradas optimistas en torno a las luces y sombras de una urbe que muchos cubanos ansiamos ver cada día más bella y renovada.

Contreras logró reunir casi 40 testimonios de diferentes personas que revisitan momentos cruciales de sus vidas. La lista incluye, desde escritores de la talla de Leonardo Padura; pasando por la cantante Lourdes Torres; el historiador de arte Carlos Venegas; el arquitecto Mario Coyula; diseñadores; periodistas; artistas gráficos, hasta una ama de casa y un profesor.

Félix confesó que este libro le ha despertado parte de su memoria afectiva. “Yo asumo la noción de libertad en 1959, con el Triunfo de la Revolución, pues desde niño tuve que trabajar mucho”. Siendo un joven venía en un carro con un vecino a buscar mercancías a la capital. “A mí me fascinaba la entrada a La Habana. Ese recorrido era un privilegio, era un regalo de la vida”.

Así, poco a poco, el escritor fue conociendo todos los establecimientos comerciales de una ciudad bañada por el río Almendares, a la que le cantó, en sus versos, la poeta Dulce María Loynaz.

Contreras revela en la primera página de su libro que, a partir de 1961, se abrieron para él las puertas del Palacio de Lombillo, donde conoció al historiador Emilio Roig. Ese fue el inicio de lo que él ha bautizado como “Habana manía”. De ese modo, se fue fraguando su amor por la Villa de San Cristóbal que, en noviembre próximo, arribará al aniversario 500 de su fundación.