Llegó Van Van. Ahora y siempre

Guille Vilar
3/12/2018

Todo pueblo debe sentirse orgulloso cuando a los auténticos paradigmas de su música popular se les rinde homenaje constantemente. Celebrar los natalicios de Sindo Garay o de Manuel Corona nos conduce a un estado de plena satisfacción espiritual. Otro tanto ocurre cuando se recuerdan los aniversarios de Benny Moré y de la orquesta Aragón —por citar solo algunos ejemplos.


Foto: Internet

 

Las glorias de nuestra música permanecen incólumes en el panteón de los elegidos justamente porque nunca han extraviado su íntima vinculación con las raíces populares que les dieron origen. En tal sentido, traemos a colación algunas reflexiones de Juan Formell en torno a la identidad de la nación cubana. Entrevistado por el colega Pedro de la Hoz, Formell abunda en un concepto que deberían manejar nuestros músicos:

Uno no cae del cielo. Detrás está una historia que no solo es la de la música, sino también la de nuestro pueblo, desde sus orígenes hasta la actualidad. Eso que llamamos identidad, que es una noción sentimental, psicológica y conceptual a la vez, entra en la música. El son es la gran tradición de la música bailable cubana, el son con todas sus variantes. Yo soy sonero. Pero no se puede solo ser sonero a secas. El bolero, la rumba, la trova, el jazz afrocubano, el danzón, todo eso influye. Pero tampoco vivimos en una isla cerrada al mundo. (…) No se hace música a partir de fórmulas. Eso de decir “le voy a poner un porcentaje de son y otro de rock y una pizca de soul y un pedacito de cumbia”, no funciona. O quizás funcione un día, pero no todos los días. El cubano, a la larga, sabe diferenciar la verdad de la mentira.[1]

Durante la celebración del medio siglo de existencia de la orquesta disfrutaremos no solo de su emblemática obra musical, sino también de exposiciones fotográficas, documentales y salones de pintura. Además, tendrá lugar un evento teórico donde críticos y musicólogos desentrañaremos, una vez más, las razones que fundamentan esa elevada dosis de cubanía desplegada por Formell. Honraremos su memoria y la de sus continuadores, así como el destino de la música popular bailable.

 

Notas:
[1] Pedro de la Hoz: Como el primer día. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2008, p.117.
 
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