Lluís Coloma: del boogie woogie a Lecuona

Ana María Domínguez Cruz
8/4/2020

En tiempos de permanencia consciente en casa, alejada del contacto físico con otros y pendiente del comportamiento de la pandemia de la COVID-19 en el mundo y en Cuba, queda la música como acompañante ideal para también darle vida al alma.

Hurgando entre los discos, sí, los CD que guardo en sus cajas con sus notas discográficas, voy recordando regalos, momentos, préstamos, compras que alguna vez hice, y ahora, con calma (porque tiempo sobra) se puede mezclar su escucha con mayor detenimiento.

Portada del disco Boogie wins again, de Lluís Coloma. Fotos: Internet
 

Uno de los discos que más me gusta de mi arsenal, y que gratos recuerdos me trae de mi estancia en Barcelona en 2018, es el Boogie wins again, incluido en la amplia discografía del pianista y compositor catalán Lluís Coloma, reconocido como el embajador del Blues y el Boogie Woogie en España, catalogado como un virtuoso del piano en estos estilos en Europa y Asia.

Fue justamente Coloma quien me lo obsequió, tras su presentación en el club Jamboree de esta ciudad junto a la Barcelona Big Blues Band (mención aparte, en otro momento) Y fue su modestia realmente impresionante cuando ya el escenario había retumbado con la rapidez de sus dedos en el teclado y la sonrisa diáfana de quien disfruta a plenitud lo que hace.

 Coloma reconoce sentir gran admiración por Lecuona, Bebo y Chucho Valdés.
 

“No me gusta definirme en un único estilo, aunque es cierto que el blues y el boogie unen todo lo que hago. Pero prefiero decir que mezclo muchas músicas y tal vez de esa mezcla emerge mi sonido propio, respetando la tradición pero sacando a la luz mi punto de vista personal. Eso sí… me gusta tocar rápido, me sale más natural, así me fluye mejor”, me dijo en esa oportunidad, y que gracias a la grabación que conservo, pude volver a escuchar.

Tiene influencias musicales catalanas y españolas, lógicamente, pero también de Jerry Lee Lewis, Roosevelt Sykes y Alan Price, y tal vez en algún momento quiso “salirse” un poco de lo clásico y “encontrarse” más en el Rock & Roll. Hoy, participante en numerosos festivales de renombre y habiendo compartido en la escena con grandes como Sonny Leyland, Barrelhouse Chuck, Mitch Woods, Bob Seeley, Mark “Mr B” Braun, Frank Muschalle, Axel Zwingenberger, Erwin Helfer, Mike Sanchez, Jean-Jacques Milteau, Sax Gordon, Kenny “Blues Boss” Wayne, James Harman, Corey Harris, Phil Upchurch, Manu Dibango, Sharon Jones, Loti Lewis, Joja Wendt, Coloma ya no puede negar que su nombre sea referente.

Lo curioso también para mí fue encontrar en el repertorio del disco obsequiado el tema Taboo, de Ernesto Lecuona, que con arreglos suyos parece otra cosa, claro está, pero que me obliga a traerlo hasta Cuba.

“Sí, de Lecuona un poco, y de Bebo y Chucho Valdés es de lo que pudiera hablarte. No conozco mucho más de la música cubana, pero para mí esos son grandes”, me contestó.

Sin embargo, ahí está el tema seleccionado en su disco, junto a otros de su autoría como Boogie wins again, Flamenco boogie, Miri’s Mistery boogie, Yaya’s song, Memories, Walking in the dark y Ocean, junto a conocidos como Don’t think twicem it’s all right (Bob Dylan), Lux’s boogie #2 (Meade Lu Lewis), In my life (J. Lennon & P. McCartney), Billie Jean (M. Jackson), Dizzy Fingers (Zez Confrey) y Chicago Beakdown (B. Merriweather).

 Junto a Manolo Germán y Marc Ruiz.
 

En el álbum, en el que figura en su formato de trío habitual con Manolo Germán en el bajo y Marc Ruiz en el drums, tuvo como invitados especiales a Mario Cobo, Miguel Angel Pozo Nieto, Roger Blavia y Francisco Simon en guitarras, palmas y cajón.

En aquel momento, recién había trabajado con el gran saxofonista de Blues & Rhythm & Blues de Boston, Sax Gordon y con la leyenda del Boogie Woogie, Bob Seeley, además de que estudiaba temas para un próximo álbum. Ahora solo le sigo la pista a través de las redes sociales y su página web y, en varios ratos, vuelvo a su música, que me devuelve ese género rápido y bailable, junto a las trepidantes octavas galopantes de difícil interpretación que recuerdo por mis pocos conocimientos de la pianística y que alguna vez, quizás, al mencionarlas, provocaron latidos de más en cierto corazón.