Lo imposible ante los ojos del público

Magda Iris Chirolde López
26/3/2019

Ana Maura López Morales tiene 20 años y es capaz de llevar lo imposible a la realidad. Su mayor tesoro profesional es la tela aérea. Confiesa, a solo unos días de haberse graduado en la Escuela Nacional de Circo, sentirse orgullosa y realizada con sus resultados; una experiencia única que la llevó a estudiar mucho para cumplir su sueño y para ser quien es hoy y será a partir de mañana.

Ana Maura López (izquierda) e Isumy Leiva (derecha), jóvenes graduadas de la Escuela Nacional de Circo.
Fotos: Cortesía de la autora

 

Como manifiesta la joven, en esa modalidad, el miedo a las alturas es un obstáculo; pero quien ama y degusta de lo que hace, en un breve período elimina ese temor.

Eliezer García Gallardo cursa su primer año. También su quimera fue estudiar en dicha institución y desea consolidar sus conocimientos sobre el arte circense hasta especializarse en el Dúo adagio.

“En un inicio desconocía de todo. No sabía cómo entrenarme. Estando en noveno grado llegaron a mi escuela y dijeron que se efectuarían pruebas para presentarse a la Escuela Nacional de Circo. Llamé a mi mamá, me apoyó y con un año de preparación aprobé los exámenes”, dijo el joven de 16 años.

Eliezer García Gallardo cursa su primer año en la Escuela Nacional de Circo
 

La Escuela Nacional de Circo está reconocida como la de mejor formación integral en la región. Sergio Suárez Hoyos, su presidente, avala la condición a partir de los resultados acumulados desde 1977 en que fue creada.

Uno de ellos es el V Festival Internacional de Circo Pista Joven que recién concluyó en la capital, el cual estuvo dedicado a los 500 años de la fundación de La Habana, al aniversario 60 del triunfo de la Revolución y a la figura legendaria del circo cubano, el malabarista Domingo Ferrer Falcón Romero, profesor de la escuela y Maestro de Generaciones.

Al decir de Suárez Hoyos, el evento resultó un encuentro de saberes, de aprendizaje, una oportunidad de superación y un espacio para presentaciones artísticas donde confluyeron números de diversas modalidades, entre ellas de acrobacia, gimnástica, equilibrio y malabares.

También se impartieron talleres y conferencias sobre acrobacia, equilibrio de mano y proyección escénica, hubo encuentros entre académicos y egresados, un concurso, además de recorridos por escuelas de arte de la capital que son parte del sistema nacional de enseñanza artística de Cuba, y la graduación de siete nuevos estudiantes.

Isumy Leiva, de Guanabacoa, es una de ellas, graduada en la especialidad de Mástil aéreo. Acerca de su formación expresó: “Luché mucho por entrenar y entrar a la escuela, logré mi sueño. Al principio fue duro vincularme porque nunca había estado en una escuela de arte, donde llevas un régimen, un ciclo de pruebas. Tuve el privilegio de entrar en un plan especial, de graduarme en dos años y medio y de tener profesores capacitados en sus materias”.

La academia

El proceso de formación de un artista circense es riguroso. Sergio Suárez Hoyos explicó que el ingreso a la Escuela Nacional de Circo pasa por un proceso inicial de captación en las provincias, donde se aplicará un examen para seleccionar 30 estudiantes por año. Las pruebas se basan fundamentalmente en las condiciones físicas y en la proyección artística.

Sergio Suárez Hoyos, director de la Escuela Nacional de Circo
 

“El plan de estudio es muy riguroso. En el primer año, el estudiante se presenta a todas las especialidades, incluso ballet; estas las reciben en la sección de la mañana, y en la tarde las materias de la enseñanza general, dígase Matemáticas, Historia, Español, entre otras. Al cabo de los años, el alumno termina con el título en Nivel Medio Superior en especialidad Arte Circense”.

Más del 75 por ciento de los graduados trabajan hoy en el extranjero por diferentes contratos, asegura Suárez, y “eso es señal de que el circo cubano gusta, de que el artista cubano tiene calidad y que su presencia es importante en cualquier escenario”.

También por la rigurosidad y seriedad del proceso de enseñanza y formación del artista circense en el país, es que en los últimos años el circo ha cubano ha sido solicitado y punto de referencia.

La modernidad, el boom de las nuevas tecnologías, no ha sido impedimento para desarrollar una carrera en el archipiélago ni tampoco una traba para los grandes espectáculos.

“La tecnología puede enriquecer un espectáculo desde el punto de visto visual, pero no técnico. Se hacen cosas lindísimas con un mínimo de recursos. El circo cubano se vale más de su talento y nivel, que de las tecnologías”, concluyó Sergio Suárez Hoyos.