Lo lees… ¿lo vives?

La Jiribilla
27/8/2018

De niña, mi mamá me enseñó a tener siempre algún libro que leer… y me gusta disfrutarlo. Sigo apostando por el libro impreso y defiendo la importancia de disponer de un buen texto, que "me aporte”, independientemente de su temática.

La idea de El libro del mes, que propone el Instituto Cubano del Libro como parte de las acciones del Programa Nacional por la Lectura, con la colaboración del Ministerio de Cultura y su sistema de instituciones junto al Ministerio de Educación, la considero muy noble.


Foto: Internet
 

Los organizadores han dejado clara su intención de fomentar el buen hábito de la lectura en los más diversos formatos, así como elevar el acervo cultural del pueblo cubano, con énfasis en la niñez y la adolescencia.

Sé de los esfuerzos que se hacen para la promoción verdadera de la lectura, y de los pasos que inevitablemente hay que dar para avanzar según los tiempos. Insisto en que se trata de un intento loable, que parte de la propia elección de los títulos presentados en la etapa veraniega y difundidos por todo el país, en diversos espacios, mediante ediciones impresas, en E-book y en aplicación para móviles, gracias a la asistencia de la Editorial Cubaliteraria.

Son textos renovadores —Ismaelillo, El principito y Un niño llamado Fidel Alejandro, de innegable valía para todas las edades, para aquellos que continúan creyendo que lo esencial es invisible a los ojos. Y qué decir de Martí y Fidel, dos paradigmas para la educación cubana y universal.

Pero… la nobleza y las buenas intenciones no siempre bastan. Para ser sincera, temo que esto llegue a convertirse en un suceso que no trascienda la mera presentación de un libro.

Por otro lado, no tengo la certeza de que la vía digital sea la más fiable para que todos puedan acceder a las propuestas, y si a eso le sumamos que no es posible sustentar la posible demanda de la población, habrá que reinventar maneras de hacer llegar estas y otras obras a todos, de la misma forma.

Para el ya muy próximo curso escolar está proyectado un acercamiento de manera intencionada a los centros educacionales; entonces, el Libro del mes debe servir para desarrollar acciones que propicien una participación consciente.

Ser oportunos, creativos, dinámicos, capaces de difundir textos inteligentes sin caer en el tedio, nos llevará al éxito más allá de una campaña.

Aplaudo la iniciativa que, indudablemente, constituye un espacio que debe ser aprovechado para aprehender, un recurso para hacer bien en familia y una contribución a la formación de valores en los padres del mañana.

Solo así se lee… y también se vive.