“Uno para todos y todos para uno”
A. Dumas

Con la paz emplumada sobre el mármol sagrado, se inauguró el pasado 6 de mayo, en pleno Parque Central, pasadas las nueve de la mañana, otro evento en que los niños y los jóvenes cubanos piensan a Martí. Entre canciones y violines, entre versos y recuerdos, entre anécdotas y memorias, transcurrió el momento inicial.

Se es un “pino nuevo” porque, sin importar la edad, se tiene fe en la capacidad humana para mejorar el mundo.

La acreditación tuvo lugar en el antiguo Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, conocido hoy como el pre José Martí. En su vetusta Aula Magna, el Dr. Luis Toledo Sande discursó sobre el concepto de los “pinos nuevos”. Toledo, que habla claro porque piensa claro, insistió en que este concepto martiano no corresponde a la juventud per se sino a una consideración más bien de espíritu. Se es un “pino nuevo”, dijo, porque, sin importar la edad, se tiene fe en la capacidad humana para mejorar el mundo.

Tras una merienda, nos encaminamos hacia la escuela primaria Rafael María de Mendive, sitio en que el Maestro fue alumno de su maestro y que parece una escuela modelo. Allí sesionaron las comisiones que acogieron investigaciones de pioneros, estudiantes de la FEEM y la FEU, trabajadores y obras de arte literario y visual.

El Dr. Luis Toledo Sande discursó sobre el concepto de los “pinos nuevos”.

En la comisión de los universitarios, brillaron, entre otras, ponencias como “Martillando con la descolonización cultural”, de Emily Puisseaux, Ignacio Zayas y Jany Bacaro; “Martí en la Generación del Centenario”, de Olivia Gómez; “Lo que quede de aldea en América ha de despertar”, de Gema de la Caridad Hernández; “La labor consular de José Martí en Nueva York. Una mirada desde las relaciones internacionales”, de José Luis Salmon, Maite Llamos y Emily Puisseaux; “José Martí y el béisbol”, de Rubén Darío García; y “José Martí y las escenas norteamericanas. Conciencia del emigrante moderno”, de Amanda Escandel.

El análisis lógico e histórico, la exposición fluida, el trabajo con las fuentes, así como la actualidad fueron fortalezas. Particularmente llamó la atención el interés por entender a Martí como un ser humano histórico, cuyo pensamiento interactuó con su circunstancia. En algunas ponencias, no obstante, molestaban los errores de sintaxis o gramaticales, la ausencia de paginación, las citas incorrectas y las imprecisiones históricas.

En la vetusta Aula Magna del antiguo Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, conocido hoy como el pre José Martí.

A eso de la una de la tarde, almorzamos con un pie en el estribo.

Finalmente, y una vez decidido cuáles serían las ponencias relevantes, las destacadas y las menciones, asistimos a la clausura y premiación en el Hemiciclo Norte del Capitolio Nacional, sede actual del Parlamento cubano. Todo un símbolo: donde hoy se discuten y aprueban las leyes en Cuba, se premió pensar a Martí. Gesto acentuado por la deferencia sin protocolos del presidente de la Asamblea Nacional Esteban Lazo, quien conversó amistosamente con los presentes y compartió con todos en el hemiciclo y en el Salón de los Pasos Perdidos. Lazo recordó que allí seis comunistas cubanos, entre los que estaban Blas Roca y Juan Marinello, tuvieron sus escaños parlamentarios, que han quedado señalados para la historia. Aquí, recordó también Toledo Sande, antes se celebraban los seminarios martianos.

La deferencia sin protocolos del presidente de la Asamblea Nacional Esteban Lazo, quien conversó amistosamente con los presentes.

Un coro afinadísimo y un joven guitarrista que acariciaba su guitarra como a una novia, matizaron artísticamente la clausura.

El Seminario Juvenil Martiano es un semillero de jóvenes martianos. Aquí se dice lo que se piensa. Falta hacer lo que se dice, y sobre todo mantener viva en la adultez la llama ética martiana. Ese es un reto: ser un “pino nuevo”.

Lo que sí deja una insatisfacción perenne es la sensación de que el tiempo se diluye en actividades colaterales que restan espacio a las discusiones en las comisiones. De las cinco o seis horas dedicadas al evento, no dos, sino tres o cuatro deberían dedicarse al debate en las comisiones. Unas más, otras menos, por supuesto. Entre los universitarios, por ejemplo, esto es vital. De lo contrario, se sacrifica el resultado.

Estos niños y jóvenes han sacado tiempo de su descanso, de sus estudios para entrar en el universo martiano. Los más serios han investigado durante días, semanas, meses, para venir a exponer sus ideas —porque no queda otra opción— en apenas diez minutos. ¿Cómo no vamos a tener, por lo menos, media hora o una hora para conversar entre todos y establecer conexiones, que es lo que más necesitamos?

“Si Martí nos une, unámonos en torno a Martí. ¿Por qué no crear una red social martiana? ¿Qué es la Historia sino una red de historias?”

Actividades como esta concentran las fuerzas dispersas, hacen sentir que uno no está solo, demuestran que Martí está vivo. Si Martí nos une, unámonos en torno a Martí. ¿Por qué no crear una red social martiana? ¿Qué es la Historia sino una red de historias?

Los átomos de carbono son invisibles, pero cuando se relacionan, forman cuerpos tan duros y luminosos como el diamante.

Los pequeños, si se conectan, son grandes.