En los poemas que hemos analizado de este libro se observa la reiterada presencia del “tema sombrío del sacrificio”, al decir de Yuri Guirin. En Polvo… también encontramos algunos que harán alusión al “tema claro del ideal” que junto a aquel darán “la imagen de un hombre verdadero, y constituirán la cima del pensamiento poético de Martí”.[i] Nos referimos a aquellos textos donde da pruebas de su confianza en la permanencia y trascendencia de su arte, y por extensión, de su pensamiento o, dicho de otra manera, “la altísima valoración del ser propio”.[ii] Como hemos explicado en alguna parte de este libro, los temas en estas creaciones martianas aparecen intermezclados, condición que evidencia la riqueza de su pensamiento poético. Por eso, en uno de los poemas que mejor caracteriza la naturaleza de este libro se expresa conjuntamente la confianza en la trascendencia de su poesía y de su obra, y en el poder de la inspiración. Nos referimos a “Que mis versos vuelan”, ya anteriormente comentado. Estas ideas vuelven a manifestarse en su poema “Mañana, como un monte que derrumba”:

Mañana, como un monte que derrumba
De noche y en sigilo su eminencia, —
Como un vaso de aroma roto y hueco
Caeré sobre la tierra.[iii]

En él, además de mostrar su fe en la altura de su arte y de su pensamiento, se expresa su capacidad de dación,[iv] de autoentrega en pro del bien de los hombres, a lo que contribuye la simbología de “monte”, bien descrita por Schulman, como sinónimo de grandeza, eternidad, pureza, elevación, nobleza, vinculado a realidades objetivas.[v] Tal creencia se manifiesta en otras zonas de su poesía también de manera rotunda:

Mas no a gemir ni a sollozar dispongo
Voz que me sirve para hablar al cielo:
Vivo, para trazar sobre la tierra
Huella soberbia que mis pasos grabe;
Para abatir y dominar grandezas,
Para labrar la gloria con mis manos.[vi]

Mi verso crecerá bajo la yerba
Yo también creceré: ¡Cobarde y ciego
Quien del mundo magnífico murmura![vii]

Viva yo en modestia oscura,
Muera en silencio y pobreza,
¡Que ya verán mi cabeza
Por sobre mi sepultura! [viii]

“En uno de los poemas que mejor caracteriza la naturaleza de este libro se expresa conjuntamente la confianza en la trascendencia de su poesía y de su obra, y en el poder de la inspiración”.

La capacidad fecundante de su verso se expresa en los diversos poemas anteriormente citados, y también en el siguiente de Versos libres, con el que está emparentado el poema de Polvo… que venimos analizando:

(Referencia a la poesía: sustantivo omitido)

No, no la pongo en lívidas vasijas
Que morirán: sino la vierto al mundo
A que cree y fecunde; y ruede y crezca
Libre cual las semillas por el viento. [ix]

La profusión de ejemplos que contienen la misma idea del poema del libro que venimos analizando evidencia que “el poder de fecundar, crear y hacer crecer que Martí desea para su poesía es una constante”,[x] y que, como ha afirmado Francisco de Oraá, la verdadera vida es otra, más allá de la individualidad. Solo en la participación del todo, en la necesidad de la libertad del todo halla adecuada grandeza.[xi] Otro texto en que nos presenta su poesía como sinónimo de excelsitud, alcanzada fundamentalmente gracias a la sinceridad, donde es curioso percibir cómo se confunden en él lo ligero y lo grave, es:

Causa pasmo a la gente
Mi breve estrofa —
No vi jamás en línea recta
Volar las mariposas! [xii]

“No vi jamás en línea recta / Volar las mariposas”. Obra: Ernesto Rancaño. Tomada del blog Segunda Cita 

Al respecto podemos aducir, de manera general, que si en Ismaelillo predomina un tono luminoso (y ligero), en Versos libres, atormentado y sombrío, y en Versos sencillos de nuevo luminoso y hasta sereno,[xiii] en Polvo de alas de mariposa predomina un tono sereno, pero grave, la forma breve y el contenido grave, como en el poema que comentamos. Acertadamente Francisco de Oraá comenta que en Versos sencillos “sentimos el detenimiento de la espacialidad, a la que ayuda el peso ubicuo del verbo ser, que crea una estabilidad y una fijeza que detienen incluso a las imágenes de lo temporal”. En tanto a Polvo… lo veo como un libro de temporalidad signada por un presente histórico o futuro que afirma lo permanente, y en esa trascendencia la espacialidad también está presente de manera especial. La plenitud y autosuficiencia de su verso vuelven a ser asumidos aquí como silente y queda confesión, en tanto que la alusión al futuro viene a ser expresada a través del símbolo de la mariposa.[xiv] Si en el poema “Que mis versos vuelan” se habla de la trascendencia de su poesía en términos de importancia, aquí lo hace más en término de permanencia, aunque en los dos poemas estén presentes los dos semas, uno recalcado más que otro en los mismos. En algún texto de Versos libres expresa lo mismo en una nueva mágica manera sobre la poesía, su poesía:

Y quien la ha visto
Años y pueblos
Sin consuelo cruza.[xv]

Tal trascendencia es interpretada por Marinello como que “su cualidad poética se proyecta en un vuelo impaciente que arranca de la tradición, ahonda la actualidad y anuncia el futuro”[xvi] —es decir, que su poesía ha tomado lo mejor y ha llegado para quedarse—. Lo que vuelve a ser apreciado también o igualmente cuando cita: “Yo vengo de todas partes / Y hacia todas partes voy”.[xvii] Y cuando afirma que en un arranque de lancinante pureza, muestra su poesía al “pueblo honrado”. Pues, según nos hace ver, en uno de sus atisbos geniales, imaginó Martí la lejana victoria de su mejor poesía:

El doble voto, nacido de una conciencia superior a sus mismos pudores, empieza a cumplirse. Crecerá el poeta, al paso que se vaya descubriendo su secreto: Crecerá el hombre en la medida en que le conozca la entraña una humanidad al nivel de su esperanza.[xviii]

“(…) si en Ismaelillo predomina un tono luminoso (y ligero), en Versos libres, atormentado y sombrío, y en Versos sencillos de nuevo luminoso y hasta sereno, en Polvo de alas de mariposa predomina un tono sereno, pero grave”.

Luego de haber intuido la capacidad fecundante de su verso en varios sitios del poemario, llega a reconocer, en un texto que contiene su cuota suficiente de misterio, la constatación potencial de que la poesía emana del universo todo:

De mis versos ¿qué me queda?

No te diré yo quien soy
Nadie lo sabe: yo voy
Como ola ardiente que rueda.[xix]

De que la poesía es más importante que los poetas, de que la poesía viaja más lejos que los poetas, aquí reflejados a través del símbolo dinámico de la ola que denota pasión y energía. En un artículo sobre Espronceda que ha quedado recogido en los Cuadernos de apuntes lo afirma casi con las mismas palabras: “Generalmente, y apunto esta reflexión aunque pueda tacharse de inoportuna, todos los poetas valen mucho más que sus poesías.”[xx]

“La poesía es más importante que los poetas”.

Como he expresado en otra parte, contemplamos, más allá del anhelo de absolutos y la sed de infinito que toma de los románticos, la alusión al ideal, al ejemplo, a la fortaleza espiritual que en el poeta es puesta a prueba, al poder en toda posibilidad de su intelecto, a la inclinación encantada de un alma casi heroica, que está estrechamente relacionada con aquella otra idea también expresada por él que dice: “Lo mejor que escribe un poeta es aquello que no escribe” (O.C., T. 21, p. 180.) En ese regio no decir está contenida la constatación potencial de la poesía que emana del universo todo.[xxi] Por tal razón el poeta es otro elemento de la naturaleza que, como parte de ella, a ella se entrega, y a la poesía, que es más significativa y trascendente que él.[xxii] Así también sucede en sus magníficos versos:

Cual de incensario roto huye el perfume
Así de mi dolor se escapa el verso:
Me nutro del dolor que me consume
De donde vine, ahí voy: al Universo.
(…)

Ya no me importa que la frase ardiente
Muera en silencio, o ande en casa oscura,
Amo y trabajo: así calladamente
Nutre el río a la selva en su espesura.[xxiii]

Yo vengo de todas partes
Y hacia todas partes voy
Arte soy entre las artes,
Y en los montes, monte soy.[xxiv]

Vengo del sol
Y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso.[xxv]

En todos estos poemas que hemos venido comentando de Polvo de alas de mariposa, algunos solo analizados aisladamente por la crítica, se demuestra, como ha afirmado Denia García Ronda, la preocupación y la exhortación martianas hacia la autenticidad de la expresión poética y la validez de su función social.[xxvi] Por tanto, podemos hablar del carácter consciente de la creación en Martí,[xxvii] algo muy típico de la estética del modernismo, y de la unión en ella de lo trascendente y lo factual (dado en este libro, entre otros elementos, por el influjo del coloquialismo) que llegan a constituirse en conceptos filosóficos dentro de los cuales se alinea su pensamiento.


Notas:

[i] Ver Yuri Guirin. Poesía de José Martí, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2010, p. 216.

[ii] Ver Francisco de Oraá. Persona, lugar y tiempo. Ensayos sobre poesía, Ediciones Unión, La Habana, 2011, p. 61.

[iii] José Martí. Polvo de alas de mariposa, p. 76.

[iv] Dación que también queda expresada en un poema que ya comentamos aquí cuando tratábamos la idea del “verso natural”:

Libro de amor, que se cierra

Sin nube, mancha ni ocaso,

Fuente pura, limpio vaso,

Vete a consolar la tierra.

Ob. cit., p. 62.

A toda esta certidumbre de trascendencia Juan Carlos Ghiano la llama desde una fuerte objetividad, “tesitura sobrevalorativa del poeta”. Ver Juan Carlos Ghiano. “Martí poeta” en Antología Crítica de José Martí, Editorial Cultura, 1960, México D.F., p. 357.

[v] Ver Ivan Schulman. Símbolo y color en la poesía de José Martí, pp. 149-150.

[vi] José Martí.” Vida”, Obras Completas, Edición crítica, t. 15, 2007, p. 113.

[vii] José Martí. “Antes de trabajar”, Versos libres, Obras Completas, Edición crítica, t. 14, p. 240.

[viii] José Martí. Carta rimada “(A Enrique Estrázulas)”. Obras completas, Edición crítica, t. 15, p. 268.

[ix] José Martí. “Mi poesía”. Versos libres, Obras completas, Edición crítica, t. 14, p. 225. Fijémonos como la fe en su propia trascendencia se manifiesta también en su deseo expreso:

A mi denme el bosque eterno

Cuando rompe en él el sol.

Poema III, Versos sencillos, Obras completas, Edición crítica, p. 303

Una variante en prosa de dicha idea es la siguiente:

“Qué quieres tú, mi esposa? ¿Que haga la obra que ha de serme aplaudida en la tierra —o que yo viva, mordido de rencores, sin ruido de aplausos, sin las granjerías del que se pliega, haciendo sereno la obra cuyo aplauso ya no oiremos?” (Nota escrita en el borrador del poema [¡Noche solitaria-Aciaga!] Obras completas. Edición crítica, t. 16, p. 67.

Hay otra idea relacionada con las anteriores más atenida al devenir patriótico:

¡Mi cadáver al fin, patria adorada,

Te servirá, ya que no te pude servir!

Así seré sustento de tus hijos

Y tizón de los tiranos! –

¡No se lo digas, no: negarme asilo

Aún en mi cuerpo mísero podrían!

“Lluvia de junio”, Obras completas, Edición crítica, t. 14, p. 267.

La fe en la permanencia de su obra y sus acciones quedó reflejada en el epitafio que a sí mismo se dedicó: “En este antro hueco vibró una lengua suelta, armoniosa y lista. ¡Ah! Si desdeñó la miel de la falsedad, si cuando no pudo alabar calló, si defendió la concordia noble, entonces esa lengua silenciosa hablará por sí cuando el tiempo descorra el velo de la eternidad.” José Martí. Obras completas, t. 22, Fragmento 393, p. 273.

[x] Ada Teja. Ob. cit., p. 122.

[xi] Véase Francisco de Oraá. Persona, lugar y tiempo. Ensayos sobre poesía, Ediciones Unión, La Habana, 2011, p. 49

[xii] José Martí. Polvo de alas de mariposa., p. 100. Este poema está escrito en el Cuaderno de apuntes n. 6, donde hay recogidos poemas e ideas relacionadas con la concepción de Ismaelillo. Aparece específicamente luego del poema “Mi despensero”. Según Ángel Augier, dicho texto define el verso alado de Ismaelillo, cuya dedicatoria también se recoge en este cuaderno. Véase Ángel Augier. “Martí, poeta y su influencia innovadora en la poesía de América” en Acción y Poesía en José Martí, Centro de Estudios Martianos y Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1980, pp. 275-276. Yuri Guirin, para explicar la especie de salto en el vacío que se produce entre los dos primeros versos y los dos últimos, afirma: “Evidentemente, el poeta previó las dificultades de la apreciación de sus versos, de cuyo carácter él tenía plena conciencia” (Poesía de José Martí, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2010, p. 72). Igualmente sobre la importancia de este poema dentro de la colección afirma Luis Álvarez: este poema es crucial para penetrar en la actitud de Martí frente a su libro: hay una conciencia definida de que está escribiendo una poesía inusitada para su tiempo, y que lo es, particularmente, por la forma estrófica y el tono asumidos, en su difícil sonoridad enraizada en la gran herencia renacentista del poema breve, en general desdeñado por la poesía neoclásica y romántica españolas, y es que su “breve estrofa”, por otra parte, no es palabra de pajecillo cortesano, sino afán de aprehendimiento calidoscópico del devenir vital – de aquí la imagen de la mariposa en su incontenible dinamismo y colorido—. Luis Álvarez. Prólogo a Polvo… Ob. cit., p. 17.

[xiii] Las referencias a los poemarios más conocidos de Martí provienen de Ada Teja. Ob. cit., p. 65.

[xiv] Véase Yuri Guirin. Ob. cit., p.116.Schulman abunda en las similitudes entre Versos sencillos y Polvo de alas de mariposa: “La espontaneidad, la personalidad y la sinceridad emotiva característica de sus Versos sencillos está presente en “Polvo de las de mariposa”, donde se hacen resaltar las emociones auténticas fugaces, pero significativa s[…] La emoción, más que el pensamiento, guía el arte del poeta, y los versos son catárticos en su función y balsámicos en efecto. Su expresión instantánea, sin trabas, pero apasionada, queda simbolizada por los dos tropos: mariposa y fuego.” Ivan Schulman. Ob. cit., pp. 112-113.Si Versos libres, como ha delineado la crítica, es un libro analítico, Versos sencillos es un libro de síntesis. Este afán de ir hacia lo sintético en poesía fue experimentado por Martí, con creces, cuando escribió Polvo de alas de mariposa.

[xv] José Martí. “Se la siente venir”, Obras completas, Edición crítica, t. 14, 2007, p. 281.

[xvi] Juan Marinello. “Martí: poesía”, en Letras, Cultura en Cuba, Editorial Pueblo y Educación, t. 8, 1997, p. 4.

[xvii] Ibídem

[xviii] Juan Marinello. “Martí: poesía.” Ob. cit., p. 28.

[xix] José Martí. Polvo…, p. 108. Esta estrofa Martí la incluye íntegra en “[Quieres mis versos tener]”, Versos dedicados a Isabel Esperanza Betancourt. Obras completas, Edición crítica, t. 15, p. 217. El texto aludido es más una versificación que un poema, a diferencia del que venimos analizando, asunto del que se percata Martí, y por eso dispone de ella en hoja aparte.

[xx] José Martí. Obras completas, t. 21, p. 40.

[xxi] Ver Caridad Atencio. Los cuadernos de apuntes de José Martí o la legitimación de la escritura, Ediciones Unión, La Habana, 2012, p. 55.

[xxii] “No es infrecuente que un poeta discurra sobre la poesía, pero no existe caso que tal menester sea tan insistente y reiterado como en el de José Martí. Hay que destacar en este costado de su obra una circunstancia de mucho relieve: escritor alguno dedicó tantos poemas a decir sus criterios sobre la poesía, el poeta, el verso y su verso (…) La razón del mantenido interés está en definir sus conceptos líricos viene en Martí del hecho de ser, a. un tiempo, creador y crítico literario, y su función orientadora en este campo es también, debemos recordarlo, parte de su desvelo por enderezar hacia los mejores rumbos la tarea literaria de los pueblos americanos de su lengua. Debe añadirse todavía, para penetrar cabalmente el sentido de este recado de su actividad letrada, que el héroe quiere predicar con el ejemplo, mostrar en su verso el cumplimiento de su teoría poética, y que lo hace a mucha distancia de la seca advertencia académica y en una pugna dramática entre la creación y el afinamiento de los senderos (…) Las batientes fundamentales de la poética de Martí no pueden ser sino testimonios de su entendimiento de la vida y del destino del hombre. Para él había de ser el verso un arma reluciente y delicada, dispuesta para los más nobles fines de enriquecimiento espiritual y servicio colectivo. De ahí su sostenida exhortación a darle a la poesía el más alto rango social y humano, lo primero, asegurar a la expresión lírica el sitial desde donde pueda realizar su misión”. (Juan Marinello. “Martí: poesía” en Letras, Cultura en Cuba, Editorial Pueblo y Educación, T 8, La Habana, pp. 21- 22.) José Martí. “Cual incensario roto” Obras completas, Edición crítica, t. 16, La Habana, 2007, p. 196.

[xxiii] José Martí. “Cual incensario roto” Obras completas, Edición crítica, t. 16, La Habana, 2007, p. 196.

[xxiv] José Martí. Ob. cit., Poema I de Versos sencillos, t. 14, p. 298.

[xxv] José Martí. Ob. cit., Poema XVII de Versos sencillos, t. 14, p. 322.

[xxvi] Véase Denia García Ronda. “La crítica literaria martiana hasta 1881”, Revista Universidad de la Habana, n. 245, ene-dic., 1995, p. 105.

[xxvii] Si Emilio de Armas afirmaba que la “vocación por lo universal y trascendente” y el “rechazo del lirismo convencional y del ornamento literario” son dos de las características que hacen modernos los Versos libres (Véase “La modernidad de los Versos libres”. Resumen de Tesis Doctoral), podemos reflexionar nosotros que las mismas también se ponen de manifiesto en Polvo de alas de mariposa.

 

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