Luz en flor: epígono perfecto para despedir el verano

Leonardo Estrada
6/9/2018

Es el último fin de semana de las vacaciones y algunos han preferido quedarse en casa o, simplemente, ultimar los arreglos del nuevo curso escolar. Otros, quizás aún arrastrados por la inercia de estos meses, a paso raudo nos hemos enrumbado hacia el Museo Nacional de Bellas Artes como espectadores de una velada musical, protagonizada por Karel García.

El trovador escogió el teatro del Museo para promocionar su más reciente disco, Luz en flor, que pertenece a la Trilogía de las flores y está adscrito al sello Egrem. Junto con él aparecen invitados de alto calibre, entre ellos Frank Fernández y Vicente Feliú. “Al alba de lo bueno” resulta la canción escogida para comentar el disco. Acto seguido, García agradece —mediante un poema— al Instituto Cubano de la Música y a los músicos que intervienen, entre ellos Ernesto Roble (guitarra eléctrica), Jorge Noel Batista (tres), Camila Enclán (violín, claves, voz acompañante, y a los invitados.


Fotos: Facebook del artista
 

Si algo resalta de este nuevo fonograma es la variedad de géneros musicales. Canciones como “Labrar la luz” y “Todo un carácter” así lo confirman. La primera, un featuring con el bajista Eilliam Rivero, fue escrita por Ernesto Roble. Del tema quiero destacar que la sonoridad pertenece al género flamenco e incluye un arreglo de jazz. La segunda corresponde a la timba, e impresiona no solo por los tumbaos rítmicos que consiguen mover hasta al espectador más severo, sino por la letra culta, huella de la canción de autor.

También se escuchan “Tres acordes y tu piel”, un bolero junto a Abel Acosta, viceministro de Cultura —y en la que el anfitrión domina con maestría su guitarra para colorear el sentimiento que le puso Acosta a la canción. Luego suenan los acordes de “Mi filosofía” —que introduce la lista del disco— y “Ola que suena”, del género calypso. El concierto también se caracterizó por presentar temas de fonogramas anteriores. Tal es el caso de “Eras tú”, una suerte de canción-remembranza surgida en los años 90.

Ya en el intermedio, llega “Confesión”, con el trovador Raúl Torres, y la pieza nos provoca “ilusiones en el éter que suelen caer de la punta de tu lengua hasta el ombligo”. Se logra tras las voces de los músicos un coro a una sola voz por parte de los presentes. “Siempre lo admiré, desde que lo conocí en los años 90. Lo vi en el patio de Bellas Artes y le di una guitarra para que me la firmara, y él no se negó”, así despide el cantautor a Raúl Torres.  


 

De manera general, el artista imprime a todas sus canciones una mezcla de sentimientos. Compone un puente sonoro para hablarnos del amor, de la mujer como metáfora de la vida, de la soledad, de la existencia del hombre a través del tiempo, de la tristeza y la alegría. El CD Luz en flor está cargado del lirismo musical más profundo, inteligente, que en ocasiones puede ser más rebuscado y metafórico; otras tantas, nos interroga con las palabras y acordes más directos.

"Siempre que pasa él, pasa la maravilla, entonces, vamos a crear la maravilla", así presenta al maestro Frank Fernández. El público aplaude desaforadamente mientras el Mozart cubano lo acompaña en “Destino” y “Nana del adiós”. Esta última se la dedica a Ivette Cepeda, su amiga —quien aparece allí, sentada en primera fila—,  y a quien agradeciera las interpretaciones de sus temas cuando él estaba fuera de Cuba. "Después del Sol estás tú, más allá de mis inviernos estás tú”, con este fragmento y el toque sutil, casi imperceptible de Fernández, culminaba la pieza.

Karel García cerró la noche musical con el aclamado pianista —a petición del público. Sin embargo, recuerdo que el tema anterior, “14 verbos de junio”, una oda a Ernesto Guevara, marcó la diferencia, cuya melodía bien pudo concluir este concierto. Fueron doce las canciones que brotaron del alma del cantante, y casi dos horas de espectáculo; aunque, a decir verdad, entre los presentes nadie se percató del tiempo allí transcurrido. Lo importante es que Luz en flor fue el epígono perfecto para despedir el verano.