“Una película es como un bebé”, asegura la joven cineasta argentina Sol Berruezo Pichón-Rivière, de visita en La Habana para presentar su primer filme: Mamá, mamá, mamá. Está convencida de que para dar a luz a ese bebé el útero debe ser el mejor, y entiende como tal ese bienestar que se genera cuando el equipo de trabajo fluye, se apoya y capta todos los procesos. Visto así, una treintena de mujeres en una casa de Buenos Aires se entrega de lleno a una película que, por demás, es la primera que dirigió Sol, con solo 21 años. “Si no nos sentimos bien, aunque la historia que contamos sea dolorosa, el público percibirá un resultado fatal. Garantizo entonces que nosotras fuimos felices en la creación de la obra”, afirmó.

“El cuidado mutuo, la búsqueda de las respuestas de la vida y el recuerdo de mi infancia se entrecruzan en la historia”. Imágenes: Internet

Incertidumbres, misterios, dudas, temores, certezas —todo lo que necesita construir y superar una adolescente de 12 años— brotan prontamente en Cleo luego de que una de sus hermanas se ahoga en la piscina de la casa donde la familia pasa unos días de verano. Los adultos sufren el duelo y olvidan que ella, su otra hermana y las primas de edades similares están debatiéndose entre interrogantes y respuestas mal habidas en medio de una tristeza que también las desgarra por dentro.

¿Muestras elementos autobiográficos en el filme?

El único elemento autobiográfico es la relación entre las niñas, ya que es el espejo de la relación entre mis dos hermanas y yo. El cuidado mutuo, la búsqueda de las respuestas de la vida y el recuerdo de mi infancia se entrecruzan en la historia. El resto, como la muerte de una de las hermanas, es ficcional.

“Todos los personajes de la película buscan la contención materna”.

El título de la película remite a una afirmación insistente, ¿acaso quieres provocar algo más?

Mamá, mamá, mamá es una afirmación, es una pregunta, es una negación. Todos los personajes de la película buscan la contención materna. Empleo el vocablo tres veces porque me interesa resaltar la insistencia. El tres es mi número; tengo tres hermanas. Y sin dudas esta es una palabra universal, comprensible en todos los idiomas.

¿Podrías compartir alguna experiencia del rodaje de tu primera película?

Del rodaje puedo contarte que era muy complejo. Yo tenía 21 años cuando la filmé, y recibí un voto de confianza por parte de las productoras, pues yo quería filmar con niños y con animales. Sin embargo, lo que pensé que sería problemático no lo fue. Significó una bella experiencia el trabajo con las niñas. Fue natural; la entrada y la salida del drama fue alucinante con ellas, y el trabajo actoral fue divino.

Filmamos en la misma casa todas las escenas, la de mi asistente de dirección con su bebé de 4 meses, junto a las particularidades de una familia de mujeres en el equipo. La visión que eso puede otorgarle al filme, creo yo, puede ser muy interesante.

La protagonista, Agustina Milstein, así como Chloé Cherchyk, Camila Zolezzi y Matilde Creimer Chiabrando, asumen los roles desde una perspectiva muy intimista, y a su vez comprensible en cualquier latitud, y demuestran que la infancia y la adolescencia son etapas de la vida muy vulnerables.

Estoy feliz de presentar en La Habana mi primera película. Recién estrené la segunda, Nuestros días más felices, y en esa propuesta abordo la vejez desde la niñez. Trata de una señora mayor que al ser diagnosticada con cierta enfermedad, se convierte en una niña. Es medio fantástica, y de alguna manera me reencuentro con el primer filme.

Estoy escribiendo otros guiones, y vivo esta experiencia de presentar mi primera obra al público cubano con mucho agrado. Espero les guste.

“La infancia y la adolescencia son etapas de la vida muy vulnerables”.  

La película viene con cartas de triunfo, lo cual es meritorio por ser el debut de Sol en la industria del cine. Tuvo su estreno mundial en la Berlinale, donde obtuvo la mención especial del jurado internacional en la sección Generation K Plus, luego de haber ganado el primer premio del concurso Ópera Prima del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

Se presentó además en el Festival de Mar del Plata, en el de San Sebastián, en el de Mannheim-Heidelberg, en el de Mujeres de Corea, en el polaco Kinowtrampkach (donde obtuvo el Gran Premio), y en la actualidad es una de las cintas más destacadas de la programación del D’A Film Festival Barcelona.