Nunca imaginé que escucharía el conocido tema “Palabras”, de Marta Valdés, a golpe de rumba. Fue inesperado, y a su vez, excelso. Cuando el bajista Julio César González y la violinista Gabriela Díaz comenzaron a contorsionar sus cuerpos al ritmo de las congas de Jorge Coayo y Armando Osuna y el piano de Arthur Álvarez, comprendí que la manera en la que el guitarrista Dayron Ortiz hizo suya la música de la compositora cubana es inusitadamente extraordinaria.

“Me doy el gusto de abrazar temas suyos desde mi visión”.

Confesó Ortiz durante el concierto homenaje a la cantautora cubana, este lunes en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional —como parte del programa del Festival Jazz Plaza 2023—, que la primera canción que escuchó de ella, cuando se preparaba para cursar estudios en el Conservatorio, fue “Llora”. Fueron tantas las emociones que se le agolparon en el pecho, que decidió conocer toda su creación, y ahora lo vemos tratando de convertirla en una obra musical que, más que rendir tributo, hace trascender lo que la trovadora hizo volar tiempo atrás.

“Desde otro mundo” dio inicio al espectáculo; “Palabras” fue el cierre del concierto, y “Llora” constituyó el intermedio que permitió sublimar la conmoción. Seguidamente comenzaron los valores añadidos del concierto, pues el también compositor y productor musical llamó a escena al trompetista Mayquel González para arrebatarle sonidos al silencio y ofrecer “En la imaginación”, con el convencimiento de que el aplauso premia.

“Me doy el gusto de abrazar temas suyos desde mi visión, es esta mi manera de entender el arte de Marta Valdés”, dijo Ortiz, y presentó “Tú no hagas caso” y “Canción fácil” antes de invitar al amigo Emir Santa Cruz para colocar el saxofón en “Juego a olvidarme de ti” y al pianista Rodrigo García en “Como un río”, al que se sumó Annie Batista en la voz, a quien vimos varias veces en los coros, junto a Nurimar García y la violinista.

“Es esta mi manera de entender el arte de Marta Valdés”.

“Demasiado pedir” fue otro de los temas de la trovadora que Dayron Ortiz quiso compartir desde la apropiación musical. Para ello invitó “a uno de los mejores pianistas que ha tenido este país en mucho tiempo”: Ernán López-Nussa.

“Tú no sospechas” fue el penúltimo tema, el cual le arrancó sostenidos aplausos al público, incluso con las cortinas desplegadas. Salieron los músicos a escena para saludar, agradecer y recibir más aplausos, y cuando nadie lo imaginó, la propia Marta Valdés asomó su rostro en el escenario, con bastón en mano y estola al hombro.“Durante 67 años tuve que soportar que dijeran que mis canciones eran feas. Mentiras”, expresó emocionada. “Esto ha sido tan lindo”. Fue tierno el abrazo que juntó su alma con la del joven músico, que seguramente no encontraba sitio en este mundo para ocultar su rostro sonrojado y los nervios a flor de piel.

“La propia Marta Valdés asomó su rostro en el escenario, con bastón en mano y estola al hombro”.

Fue desconcertante escuchar las canciones de Marta Valdés, porque lo que va de un extremo a otro puede resultar, en un principio, alejado de la cordura. La idea es desafiar lo conocido, lo reconocido y lo premiado, y proponer un discurso justamente diferente. Mucho más que Palabras fue el mejor ejemplo.

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