“Mata siete” y sus amigos en tiempos de fake news

Iroel Sánchez
4/2/2019

Armando Calderón fue un genio de mi infancia y la de los cubanos y cubanas de mi generación. Cada mañana de domingo nos sentábamos frente al televisor a ver las viejas comedias del cine mudo a las que Calderón ponía voces. Hombres y mujeres, ladrones y policías, hablaban por su boca con una cubanía que nunca imaginaron, acompañados de efectos sonoros que él producía con los más diversos objetos. 

 Hoy, el mundo digital y el uso de Internet han convertido en común poner voz a lo que no la tiene, interpretar sonidos en función de objetivos a veces mucho menos nobles, o vender “gato por liebre” mediante el “periodismo de titulares”. Foto: Internet

“Mata siete” era el nombre con que Calderón bautizaba al actor que hacía de matón de barrio en varias de aquellas películas que hoy siguen viviendo en el recuerdo de muchos cubanos, desde aquel espacio titulado La comedia silente. Hoy, el mundo digital y el uso de Internet han convertido en común poner voz a  lo que no la tiene, interpretar sonidos en función de objetivos a veces mucho menos nobles, o vender gato por liebre mediante el “periodismo de titulares”, que nada tiene que ver con las “pruebas” que lo acompañan. Lo lamentable es que en estos últimos casos, aunque suele abundar el dinero, casi siempre escasea el talento del que hacía gala el ingenioso animador de la televisión cubana.

Aún si fuéramos los mismos infantes que nos divertíamos con La comedia silente, nos percataríamos de las costuras y las muy obvias manipulaciones de algunas producciones que los laboratorios de guerra psicológica lanzan a través de Internet. Al menos, es el caso de un video que los sitios pagados desde Estados Unidos, para la propaganda contra Cuba, han puesto en circulación, intentando devaluar lo que se puede ver en otros cientos de videos sobre la relación afectuosa entre el Presidente Miguel Díaz-Canel y las personas que intercambian con él en las calles, desde que tomó posesión de su cargo hace menos de un año, incluyendo su gestión de los graves efectos del tornado que acaba de azotar fuertemente varios municipios de la capital cubana.

A un video de la retirada de la escolta del Presidente de la localidad Regla, quien no está en las imágenes, lo acompañan unas voces que dicen “pa’ cá” y unas pocas expresiones insultantes que, a diferencia de lo que sucedía en La Comedia Silente, no tienen rostro, y ya está el titular: “Abuchean a Díaz-Canel durante su visita a zonas afectadas por el tornado en La Habana”. No importa que el aludido Díaz-Canel no esté ya por todo aquello, y por tanto el video no pueda mostrarlo, y que sólo se oigan dos o tres voces que nunca llegaron al supuesto destinatario, al que ninguna de las expresiones menciona por su nombre ni por su cargo. Tampoco se toma en cuenta, para —como han hecho algunos— decir con base en el mismo video, que el Presidente “huye” ante una situación que no puede haber percibido, otra filmación en la misma localidad en que Díaz-Canel, al apreciar varias mujeres junto a la vía desde el auto en que viaja,  se detiene, conversa con ellas, se preocupa por su situación, les dedica tiempo y orienta atender sus preocupaciones.  ¿Ese “pa’ cá”, que el presidente no pudo escuchar y que quiere decir que reclaman su presencia, supone que lo abuchean, o que precisamente confían en él para apreciar una problemática y acelerar su solución?

Muchos videos circulan por estos días del Presidente cubano hablando directamente con el pueblo, en esos lugares duramente golpeados por la naturaleza; en ellos se puede apreciar a numerosas personas filmando con celulares, mientras es evidente el cariño y la simpatía mutuos a pesar de las lógicas tensiones de la desfavorable situación por la que atraviesan los habitantes de esas zonas. ¿Los “objetivos” exponentes del buen periodismo que se debe hacer en Cuba han publicado alguno, no ya de la prensa cubana, sino de los que esas personas presentes allí han filmado con sus dispositivos electrónicos?¿Por qué entonces no considerarlos más cerca de la propaganda y la guerra psicológica, más cuando esos mismos medios de comunicación tienen una larga historia de noticias falsas, desde la “Ley de patria potestad” que era realmente la “Operación Peter Pan” hasta los “ataques sónicos”, que resultaron ser una especie común de grillos caribeños? ¿Se puede ignorar que sus patrocinadores son los que para matar muchas veces siete —y más— han tenido que —del acorazado Maine a Libia  y Venezuela— asesinar previamente la verdad?

Versión del texto publicado en La Pupila Insomne.