Mayito Rivera: “Estoy feliz porque fui fiel a la música”

María Carla Gárciga
18/11/2016

Cubanía, tradición e identidad son tres condiciones que bien podrían describir a un músico cabal como Mayito Rivera. La sandunga, el sabor y la alegría que caracterizan al cubano donde quiera que esté, constituyen elementos inseparables de su persona. 


Mayito Rivera. Foto: Cortesía del artista

Con una voz privilegiada que fungió durante 20 años como uno de los elementos identitarios del tren insigne de la música cubana, Van Van, con la capacidad de improvisar, componer, llevar a cabo arreglos y orquestaciones y tocar instrumentos como el bajo, la guitarra, el piano, la trompeta y la percusión; Mayito se ha destacado este año, también, por ser uno de los mentores más elogiados en el recién finalizado concurso de voces Sonando en Cuba, emitido por la televisión cubana. Su trabajo como preparador y su despunte como repertorista, fueron dos elementos que, sin duda, catapultaron a la zona occidental ─de la que fue entrenador─ al éxito en la jornada final.
“Defender la identidad forma parte de mi persona, del músico que llevo dentro. Uno transmite musicalmente lo que es y quien es".

“Defender la identidad forma parte de mi persona, del músico que llevo dentro. Uno transmite musicalmente lo que es y quien es; el bolerista es un romántico, al sonero le corre el sabor por las venas, y creo que llevo un poco de todo: Van Van, Irakere, Silvio, Gerardo Alfonso, Pablo, pero además, llevo guaracha, son, folclore… en mi background tengo toda la cubanía dentro”, afirma.

A Sonando en Cuba llegó por convocatoria de su amigo y colega Paulo FG ─gestor del proyecto─, quien le aclaró desde los inicios que debía dejarlo todo en esos meses y dedicarse por completo al programa. “Cuando le di el sí a Paulo sabía lo que representaba y la importancia que tenía. Hubo una reunión con la producción y ellos me explicaron todas las condiciones y las ventajas de la televisión, pero yo no me guié por lo mediático, sino por la profesionalidad que nos trae, por la responsabilidad y porque significaba un placer y un deber para mí, musicalmente. También me hacía sentir útil y con la capacidad de hacer otras cosas en el mundo de la canción”.

“Yo jamás había hecho este tipo de trabajo de entrenar para cantar. Es la primera vez que me enfrento a esto de manera oficial con todos los riesgos, pero sí sabía que me iba a gustar y que tenía todos los elementos de conocimiento para hacerlo. Desde la escuela estamos diseñados para enseñar un poquito. Estudié primero en la Escuela Nacional de Arte (ENA), después en el Instituto Superior de Arte (ISA), fui cantante de los Van Van por 20 años y tengo más de 250 canciones grabadas. Es una trayectoria que te permite enseñar a los demás”.

Una vez que te insertaste en el proyecto, ¿cómo desarrollaste el proceso de preparación de los muchachos de Occidente?

Como fui el último que llegué, no conocía a ninguno de los seleccionados, a diferencia de Haila y Paulo, que habían hecho la selección junto a Tania Pantoja y otros músicos. Vi los videos que me dieron de los ocho que me tocaron y empecé a estudiarlos a todos para la primera gala.

El proceso de preparación es la parte más importante del trabajo. La producción me dijo que tenía que formar un equipo con otras dos personas que hicieran la función del arreglista y el repertorista. Hice mi equipo conformado por la cantante María Elena Lazo, quien fue la repertorista porque tiene mucha experiencia y conoce muchísimas canciones, además de ser mi familia, pues es esposa de mi hermano. Ambos son los padres de la cantante Arlenis Rodríguez.

Asumí la responsabilidad de los arreglos porque sabía que yo iba a hacer las orquestaciones. Entonces convoqué a René Baños para la preparación vocal, pues él también es un gran músico que admiro, respeto y quiero mucho. Quién mejor que él, al cual me une una amistad grandísima desde que estábamos estudiando la carrera. Es el apoyo musical que uno siempre necesita.

Cuando vi los videos y capté el estilo y movimiento de cada uno de los muchachos, conformamos un gran paquete de compositores y títulos importantes, con la máxima de que siempre estuviera la cubanía presente, porque una de las reglas del programa era escoger música de Cuba, lo cual me parece un gran acierto.

Me siento feliz y orgulloso de nuestra selección. Al principio apelamos a la memoria musical que teníamos María Elena y yo. Es un trabajo de amor por la música y el aprendizaje que tuvimos fue tremendo. Resultó una experiencia maravillosa, porque nunca habíamos hecho una labor investigativa tan profunda.


Uno transmite musicalmente lo que es. Foto: Internet

Luego vino el cómo combinar las canciones con los muchachos. En la primera gala cantaban los ocho y había que buscarles el estilo a cada uno, qué canción les pegaba y cuál no. Desde el primer momento tienes que saber quiénes son los puntales tuyos y cuáles tienen más ventajas, porque debes repartir esas canciones de manera tal que avancen en la competencia. Es importante recordar que se trata de un concurso y hay que saber cómo mover las armas.

Tuve que trabajar muchísimo, porque no es lo mismo cuando los ves en el video y luego te enfrentas con ellos en la práctica. Hubo mucho entrenamiento extra concurso que no se registró, pero fue necesario para hacer que los cantantes crecieran y se preocuparan por su trabajo. Hay que buscar una buena combinación de canciones y jugar también con la votación del público, es un rompecabezas muy dinámico.

¿Qué valores destacarías de tus pupilos y cuáles fueron sus principales deficiencias?
Quien no domine el repertorio, no puede competir con facilidad, y la mayoría de los muchachos de todas las zonas estaban un poco lejos de la verdad en ese sentido. 

La primera deficiencia es que la mayoría de los muchachos no conocía nada de música cubana, sobre todo del repertorio clásico. No los culpo, porque son muy jóvenes y aquí ya no se escucha mucho ese tipo de música, pero cuando quieres cantar debes tener responsabilidad y un poco de respeto, esa es la ventaja en relación con los demás. Quien no domine el repertorio, no puede competir con facilidad, y la mayoría de los muchachos de todas las zonas estaban un poco lejos de la verdad en ese sentido.

Hubo varios que pensaron que lo tenían todo porque se sabían a Luis Miguel, Luis Fonsi, Franco De Vitta, todos esos grandes cantantes internacionales. Esto es importante que lo diga, porque cuando empezamos a hacer la selección de temas y compositores me di cuenta de que estamos un poco atrasados con respecto a las canciones comerciales que hay en el mundo latinoamericano, que son muy bellas. En Cuba hay muchas lindas canciones, pero es difícil encontrar lindas canciones comerciales. Aquí no hay esa cultura, pero soy muy consciente de la importancia que tiene eso hoy para colocar en el mundo a la música cubana actual.

Por otra parte, no tienes que recurrir siempre a los clásicos; en la competencia nunca se dijo que el sentido era rescatarlos, sino que fuera música cubana. Puedes buscar a Descemer, a Mayko de Alma, Leoni Torres o Waldo Mendoza si tú quieres, porque ellos tienen canciones muy bonitas; pero hay pocos así, por eso también puedes remitirte a los clásicos y darles nueva vida. La cubanía y la belleza de nuestra música están basadas en la verdadera raíz de esos grandes compositores que, sin estar en la línea del comercialismo, escribían hermosas canciones desde la creación natural. Me volví a convencer del impacto y la importancia de la historia de la música cubana, porque aunque esos temas no responden a los patrones de hoy, no mueren ni morirán. Seguirán siendo grandes con la belleza armónica y la riqueza con que los puedes adaptar, por eso son clásicos.

Volviendo a los muchachos, la experiencia más positiva que me llevé de ellos fue la belleza de sus voces, la tesitura. Eso fue maravilloso para mí, pues me vi reflejado, me acordé de mi juventud, porque después de 50 años que tengo, ya la voz no es la misma. A ellos, lo que quisiera ponerles, lo cantaban sin problema ninguno; con esos muchachos pude hacer maravillas, y disfruté mucho tener esa posibilidad. Estoy muy feliz por la manera de cantar de los ocho, cada uno con su estilo.


Con el Maestro Juan Formel. Una referencia muy grande. Foto: Suenacubano

Varios músicos y musicólogos hablan de la ausencia de la figura del repertorista, tan importante para seleccionar los temas de los cantantes de acuerdo a su tipo de voz y estilo. Después de los resultados del programa, ¿no has considerado incorporar esta arista en tu carrera?

En el repertorio está la base de todo, es parte del gusto musical personal. Demuestro respeto por la cubanía y por los grandes compositores, porque lo estudié en la escuela de música y, además, he hecho una carrera donde he cantado todos los géneros de la música cubana: rumba, bolero, chachachá, guaracha, mambo, salsa y folclore.
El repertorista es el que te dice lo que puedes cantar, pero también cómo lo puedes cantar, qué debes decir, y hoy me doy cuenta de que los conocimientos valen mucho: el que sabe tiene un paso de avance. 

Estoy listo para seguir ayudando y aportando. Al que me venga a preguntar le doy un consejo y le monto un repertorio, sobre todo a los cantantes jóvenes. El repertorista es el que te dice lo que puedes cantar, pero también cómo lo puedes cantar, qué debes decir, y hoy me doy cuenta de que los conocimientos valen mucho: el que sabe tiene un paso de avance. El estudio y la carrera no se hacen por gusto. Me siento contento de poder ayudar y dar un camino.

¿Cómo ha sido la experiencia de ser el mentor ganador del programa y que se haya reconocido el resultado de tu trabajo con la zona occidental?

Estoy feliz porque fui fiel a la música y me guié por mi instinto musical, y soy feliz también porque vengo de los Van Van, una orquesta que es un símbolo. Haber ganado es un premio a todo lo que aprendí en un camino que tuve que labrar bien duro. La lucha de mi equipo era contra nosotros mismos, y es un orgullo para mí no haberles dado una canción menor a uno u otro; siempre todas fueron competitivas y les decía que el error que tuviera uno lo aprovechaba el otro.

¿Por qué seleccionaste a Yulaysi para la final? ¿Qué elementos destacarías en ella?

Al inicio hice un ejercicio de democracia de grupo que fue vital. Les dije: “Quiero que todo el mundo escriba en un papel quién ustedes consideran que debe representarnos para la final y competir con los que salgan de las otras zonas. Si alguno se siente que es él, ponga su nombre, esto es privado”. Doblé los papeles y me los llevé: hubo cuatro que escribieron Yulaysi; dos, Yordano y dos, Alcibiades. Voté por Alcibiades porque desde el principio, y casi hasta el final, era el que más completo veía, junto con Yulaysi. En efecto, los dos llegaron hasta el final porque tenían condiciones.

La decisión definitiva vino 10 minutos antes de que me preguntaran. No lo tenía claro y fue la decisión más difícil de todos los programas. Tenía dudas, pero escogí a Yulaysi por la seguridad para enfrentar el final. Ella tiene mucha voluntad y nada de miedo, además de la experiencia.


Un homenaje a lo mejor de nuestra música. Foto: Cortesía de Sonando en Cuba

¿Cómo fue el proceso de concepción del popurrí de la final, que tantos elogios provocó en el jurado?

Creo que la victoria de Yulaysi se basó en que es muy completa como cantante, pero además, yo sabía que podía moverla en todos los géneros y conformé el popurrí para que diera la nota diferente. La concepción del popurrí llevó 15 días: tuve que tachar, agregar, cambiar, porque también estaba el reto de hacerlo en 6 minutos. El resto de las canciones del programa hubo que llevarlas a 3 minutos, y con estas también sufrí, porque tuve que cortar elementos importantes de orquestación que hacen crecer la canción; volví a los tiempos de la ENA y el ISA cuando hacía todo esto. Tuve mucha tensión y contradicciones, porque cuando trabajas una canción quieres darle el momento cumbre, repetir algunas frases y melodías buenas, terminar arriba, y analicé todo como un rompecabezas.
Lograr hacer un popurrí en 6 minutos es un gran reto, pero tuve una referencia muy grande, que fue el maestro Juan Formell. 

Lograr hacer un popurrí en 6 minutos es un gran reto, pero tuve una referencia muy grande, que fue el maestro Juan Formell. Él hizo el popurrí de los 70 y desde que entré en los 90 siempre canté ese, que es una obra maestra. Un día le propuse al maestro que hiciéramos el popurrí de los 90 y me dijo que era muy complicado por lo trabajoso del empate de una canción con la otra. Nunca lo llegó a realizar, aunque tenía la intención; una vez lo intentamos y no se concretó. Yo sabía que el popurrí era muy importante y muy difícil, porque tenía la referencia del maestro, sus palabras de que tenía que ser algo muy exacto, con coherencia y empates perfectos, si no lograbas eso era una cañona musical.

Viví 20 años con la grandeza de la orquesta los Van Van en la tarima y sé lo que funcionó y lo que no en el repertorio. Por eso mi primera opción fue "Muévete", que la canté en el mundo entero y siempre resultó genial: el ritmo, la convocatoria alegre del opening, el impacto de la subida… con esa canción no hay casualidad. La moví de tono para que brillara en una voz femenina, y agregué unas partes de metales que sustituían a los violines.

El final de Muévete le dio cobertura de forma orgánica al homenaje a Benny Moré, quién mejor que él con "Santa Isabel de las Lajas"; esa canción, con el ostinato del barítono, es una de las más grandes en la música cubana, con un tumbao maravilloso. Aproveché esa reiteración y cambié la letra para convertirla en un tributo sincero a Benny Moré. Después incluí una de las guarachas más grandes de Cuba: "Guarapo, pimienta y sal", que la cantó Caridad Hierrezuelo y Los Compadres, de lo más destacado que ha dado Cuba en la composición de la guaracha y el son. Ese tema ha dado la vuelta al mundo y tiene un impacto y un contenido importante.

Luego fui para los Orishas, un odduduá, que es el camino de Obbatalá. Escogí uno de los cantos más bellos que también viví en mis tiempos del ISA, cuando cantaba folclore. Me impresionó y me dio seguridad cuando Yulaysi me dijo: “¡Ay profe, qué belleza esa canción!”. Yo esperaba que me dijera que no sabía enfrentar eso, porque hay que cantarlo con el lenguaje que lleva, el de los ancestros, pero hay una identificación, un ADN en la sangre.

Más adelante entré con "Amigas", uno de los boleros más hermosos cantados por tres grandes boleristas. Con eso quise que Yulaysi diera un canto de paz y unificación entre las tres; de pronto llegó el son, y terminé con "Noche cubana", un tema maravilloso de César Portillo de la Luz. Conformé todo buscando una coherencia y la raíz de la cubanía, además de un impacto musical, ser sincero y darle naturalidad al canto, acompañado de una orquestación precisa. Fue bonito, impactante y honesto.


Celebrando el triunfo con Yulaysi. Foto: Sonia Almaguer

¿Qué opinión te merece Sonando en Cuba como programa? ¿Cuáles son sus principales logros y qué aspectos a mejorar señalarías?

El programa me gustó mucho, aunque hay detallitos que se fueron. La premiación fue rápida, a los segundos lugares no se les dio la importancia que tenían, y no me gustó que los que estaban en la zona caliente fueran más mediáticos que los que no; eso le quita autoestima a los otros que se han mantenido bien y se han esforzado, hay que revisar ese aspecto porque minimiza el trabajo de los demás.

También critico que algunos no usaban el uniforme que se les dio. No se ve bien que andes vestido de pasarela y los otros con los pulóveres del programa. Hay que usar el uniforme que es parejo para todo el mundo e influye en los cantantes. No me gustó el hecho de hacer tríos y cuartetos, debe manejarse eso de otra manera para no sacrificar individualidades. Tampoco estoy de acuerdo con que el público decida quién se va de la zona caliente; eso le atañe a personas que saben de música, porque al público le puede gustar alguien que no cante bien, y eso es injusto; el que cante mal debe decidirlo el mentor, que tiene toda la capacidad para eso. El premio de la popularidad sí lo dejaría, porque eso es otra cosa.

Después de la exitosa experiencia que has tenido con tu participación en el proyecto, ¿piensas regresar para una posible tercera temporada de Sonando en Cuba?

Si Paulito me llama de nuevo, pienso regresar, porque es un compromiso profesional con él y también estoy obligado a defender el título. Primero espero que me convoque, porque no se trata solo de la competencia, sino de hacer un aporte y ayudar. Sonando en Cuba es un proyecto cultural que llevan él y RTV comercial; por lo pronto nos mantendremos haciendo conciertos con los muchachos durante un año en varias ciudades del país. 

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