Mercado de la Tierra: Cultura agroalimentaria

Thalía Fuentes Puebla
27/6/2019

En la finca agroecológica Vista Hermosa, ubicada en Bacuranao, en el municipio capitalino de Guanabacoa, se respira un ambiente natural y típico cubano. El pasado domingo, como ya es costumbre, acogió la VII edición del Mercado de la Tierra, un espacio que promueve la cultura de una alimentación limpia, buena y justa.

Fotos: Ariel Cecilio Lemus
 

La iniciativa, creada por el movimiento de alimentación sostenible de la Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y Respeto Ambiental (CUBASOLAR), el restaurante Mediterráneo Havana y miembros del Slow Food International, es más que un espacio de comercialización de productos naturales y artesanales. Durante unas horas, Vista Hermosa pasa a ser el escenario para debatir y repensar la cultura agroalimentaria en Cuba.

Madelaine Vázquez Gálvez, vicepresidenta de CUBASOLAR y coordinadora del Movimiento de Alimentación Sostenible, definió al Mercado de la Tierra como un espacio de intercambio entre productores y consumidores, que contribuye a que las personas empiecen a reflexionar sobre la pertinencia de crear ciclos cerrados en la producción de alimentos, en los cuales la fuente y el modo en que se procesa no afecte al medioambiente.

Esta iniciativa, única de su tipo en el país, posibilita mostrar y comercializar alimentos que, de la mano de pequeños productores, dan un mensaje al consumidor de la importancia de los productos artesanales, endémicos y autóctonos.

 

“El Mercado de la Tierra surge en diciembre del 2017, y desde ese momento ha sido una actividad que estimula la conexión entre consumidores y productores. Los participantes intercambian bajo un criterio de alimentos buenos, saludables y limpios, y dialogan sobre sus propias experiencias”, dijo Raúl Reloba, titular del restaurante Mediterráneo Havana y parte del equipo organizador del evento.

Reloba comentó que la principal sorpresa que se han llevado los organizadores ha sido el nivel de convocatoria que se ha logrado, a pesar de que la divulgación se ha hecho en un pequeño grupo de personas. “Lo que ha posibilitado la sostenibilidad del Mercado de la Tierra ha sido justamente la demanda, de los consumidores y de los propios productores, de regresar y venir con nuevas propuestas e invitando a nuevos que desean presentar sus productos en este evento”.

Vinos artesanales y otras bebidas fermentadas, plantas aromáticas secas, salsas hechas con plantas naturales, panes artesanales, jabones naturales a base de productos de la tierra, productos lácteos, frutas y vegetales frescos, bebidas tradicionales como el guarapo de caña, entre otros productos, fueron ofertados durante la mañana del domingo.

 

“La evolución es evidente, primero porque hay más diversidad en los productos que se están ofreciendo, se están incrementando las conferencias y charlas sobre cultura agroalimentaria, que sin dudas le dan un valor agregado al evento. Estamos haciendo actividades infantiles, recreativas, ofertas de productos autóctonos de este lugar. La afluencia de público ha ido creciendo”, enfatizó Vázquez Gálvez.

En este sentido, Reloba aseguró que la carga educativa a la que aspira Mercado de la Tierra es precisamente trasmitir conceptos y criterios agroecológicos, amigables con el medioambiente, dirigida también a un público infantil y adolescente, que son los que más pueden asimilar buenos hábitos de consumo de alimentos dentro de su estilo de vida.

Sobre la cultura alimentaria de Cuba, la directiva de CUBASOLAR aseguró que es rica porque se basa en muchas trasformaciones que han ocurrido en el campo cubano, a partir del periodo especial, que propició que un grupo de pequeñas fincas comenzaran a cultivar sin fertilizantes y empezaran a preocuparse más por el cuidado de su ecosistema. “Esa visión ambientalista sin dudas es necesaria y pertinente, sobre todo en un mundo en el que predomina la erosión de los suelos, la desertificación, la sequía, en donde los fertilizantes químicos están propiciando muchísimas enfermedades”.

No obstante, significó la importancia de acortar los ciclos de producción, para llevar los productos de la tierra a la mesa en periodos más breves y, sobre todo, buscar una mayor diversidad agroalimentaria. “Esta diversidad permitiría no depender de los productos que ya conocemos, incorporar los frutales, empezar a hacer énfasis en el consumo de vegetales y hortalizas”.

Mercado de la Tierra tendrá su próxima edición en septiembre, en la misma sede y con el mismo objetivo de potenciar el enriquecimiento del menú criollo a partir de las propias producciones nacionales. Así, desde la agricultura, se contribuye no solo con la economía del país, sino también a cultivar a una población que necesita consumir alimentos frescos y saludables.