“Mi gran inspiración es Cuba”

Magaly Cabrales
17/3/2021

El Apóstol de las gestas independentistas de Cuba, nuestro José Martí, aseguró: “Grande es la dificultad y los que han de enfrentarla también”. El poeta, ensayista, etnólogo y novelista Miguel Barnet Lanza comulga entre los grandes cubanos que a lo largo de su excelsa vida han enfrentado y vencido grandes dificultades.

Los más de cincuenta años dedicados a la investigación y preservación de nuestras raíces étnicas y las publicaciones relacionadas con este tema hacen del Doctor Miguel Barnet el mejor discípulo de Fernando Ortiz y de Argeliers León. “Ortiz fue un ejemplo, un maestro y, más que todo, una iluminación en mi vida. Desde muy joven viví en un medio social donde los temas relacionados de alguna manera con la cultura africana no es que fueran un tabú, sino más bien escamoteados, casi prohibidos. Sin embargo, me introduje en esa selva maravillosa y mágica y me nutrí mucho de los valores artísticos que había en ese mundo, como también de los valores éticos y filosóficos. Y todo eso se lo debo a mis maestros Fernando Ortiz y Argeliers León, que me llevaron por ese camino y yo me dejé llevar también”, expresó Barnet.

“Me introduje en esa selva maravillosa y mágica y me nutrí mucho de los valores artísticos que había
 en ese mundo, como también de los valores éticos y filosóficos”. Foto: Obra “La quietud” (2018),
de Manuel Mendive

 

Precisamente con el propósito de perpetuar y rendir tributo a la obra de Don Fernando Ortiz, uno de los científicos más grandes del siglo XX, reconocido por Juan Marinello como el tercer descubridor de Cuba, fue creada la Fundación que lleva su nombre el 21 de septiembre de 1995. Con el surgimiento de esta institución —resultado de una iniciativa del entonces ministro de Cultura, el doctor Armando Hart Dávalos; de Abel Prieto Jiménez, otrora presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), y de “este servidor que se desempeñaba en esos momentos como vicepresidente de la Uneac”, a decir del propio Barnet— la cultura cubana saldaba una deuda con uno de sus intelectuales más prominentes.

“Crear la Fundación era una necesidad, una asignatura pendiente. Era un gran compromiso que teníamos con Don Fernando, una figura tan importante y tan inmensa, y es por eso que la Fundación tiene ese trabajo tan rico, porque está estimulada justamente por su grandiosa obra. (…) Primero surgió la idea un poco imprecisa, peregrina, de crear un centro,  pero a Hart se le ocurrió la brillante idea de una Fundación, porque esta tendría un espectro mucho más amplio y un alcance mayor, desde el punto de vista creativo y metodológico. Tendríamos la posibilidad de dar y recibir informaciones, de otorgar premios y becas, además de contar con el derecho de poseer nuestra propia editorial”, afirmó Miguel Barnet al referirse a los orígenes de la Fundación Fernando Ortiz.

Considerada un centro de investigación vinculada a la Universidad de la Habana y a la Academia de Ciencias de Cuba, la principal línea rectora del quehacer de la Fundación es el rescate y conservación de la vasta obra de Fernando Ortiz, a quien su mejor discípulo considera, “desde el punto de vista antropológico y sociológico, el primer descubridor de la idiosincrasia del cubano”.

“Nos hemos dedicado —subraya Barnet— a publicar los documentos inéditos de Don Fernando, que son tantos que no nos han alcanzado los 25 años de la Fundación para darlos a conocer todos, porque Ortiz fue un hombre con una vocación omnívora de crear, investigar y descubrir las raíces de nuestra cubanía, en su sentido más pleno, digno y más amplio. Compartir con él los últimos seis años de su vida, y además estudiar acuciosamente su obra,  me permite asegurar que nadie hurgó más en las raíces étnicas del pueblo cubano que este pionero de la investigación en nuestro país. Fue un pionero también en cuanto al tema racial. Un hombre que desde muy joven combatió duramente cualquier expresión racista”.

Igual de encomiable es la labor de algunos investigadores y colaboradores vinculados a la institución, que realizan en estos momentos una profunda investigación en los archivos del Instituto de Literatura y Lingüística y de la Biblioteca Nacional,  para recopilar todos los documentos que aparecen en diversas publicaciones, como en las revistas Bohemia y Estudios afrocubanos, esta última creada por el propio Fernando Ortiz.

Relevante resulta también el trabajo desarrollado durante un cuarto de siglo por la editorial de la Fundación, que a pesar de ser pequeña, como explica Raisa del Campo, vicepresidenta de la institución, “en ella se han editado más de cien libros y mapas etnográficos”. Entre estas publicaciones figuran obras de autores contemporáneos, además del boletín de la Fundación y su revista Catauro, título que adquiere del libro Nuevo catauro de cubanismos de Fernando Ortiz, devenido una especie de diccionario del español que se habla en Cuba.

Puntualiza Raisa del Campo que “a pesar de la difícil situación que vive el país, y también el mundo, a causa de la pandemia, nuestra editorial ha logrado sacar a la luz tres títulos que próximamente estarán a disposición de los lectores de manera virtual. Estas tres obras son Archivo del folclor cubano, de la autoría del propio Fernando Ortiz; Moros y cristianos, de Pablo Rodríguez, concebido a partir de un artículo publicado en el número 35 de nuestra revista Catauro, dedicada en esa ocasión a la alimentación en Cuba, y Crónicas y cronistas de Indias Occidentales, que versa en torno a la arqueología aborigen de Cuba, del escritor Ulises González Herrera.

“Estos indicadores —acota del Campo— demuestran que nuestra editorial, así como la Fundación, no han detenido su incesante bregar en temas relacionados con la investigación, lo que ha hecho posible que nuestros colaboradores e investigadores se sientan mucho más comprometidos con los proyectos que desarrollamos actualmente y los previstos para los próximos años”.

Como un gran logro de la Fundación, su vicepresidenta destaca la participación de “nuestra editorial en la última Feria Internacional del Libro de La Habana, donde por primera vez tuvimos la posibilidad de tener nuestro propio stand en el Pabellón Cuba”. Refiere que las obras de la institución siempre estuvieron presentes en ferias anteriores, pero publicadas por otras editoriales, como Ediciones Unión. El pasado año, sin embargo, “nuestra participación fue de manera directa. En el contexto de este evento realizamos un homenaje a nuestro fundador y presidente Miguel Barnet, a propósito de sus 80 años de vida. Asimismo, dimos inicio a las celebraciones por nuestro aniversario 25, y en nuestro stand, realmente atractivo, junto a las obras publicadas por la editorial, se encontraba el número 37 de nuestra revista. A decir verdad, vivimos una experiencia muy hermosa, en la que sentimos el calor y agasajo de la Asociación Hermanos Saíz”.

La celebración de seminarios, simposios y exposiciones que contribuyan a ilustrar el vasto pensamiento y la obra creativa de Fernando Ortiz; ofrecer espacios para el debate y el intercambio entre pensadores, investigadores y especialistas cubanos y extranjeros que hayan indagado en aspectos de la cultura en general, y la difusión del pensamiento contemporáneo relacionado con la cultura cubana, latinoamericana y caribeña conforman, entre otras muchas actividades, el quehacer de la Fundación Fernando Ortiz. Sobrados motivos para hacerla acreedora de la Orden Carlos Juan Finlay, máximo galardón que otorga el Consejo de Estado a personas e instituciones por sus aportes científicos en beneficio de la humanidad.

Catauro es una publicación semestral de la Fundación Fernando Ortiz, cuyas páginas invitan a profundizar
en aspectos antropológicos y etnográficos, el folclor y el imaginario popular.
Foto: Sitio web de la Fundación Fernando Ortiz

 

Este reconocimiento, entregado recientemente a la institución y a su presidente: “me sorprendió favorablemente, porque considero que es un estímulo muy grande. Al mismo tiempo representa un gran compromiso con Cuba”, dijo el Doctor Miguel Barnet Lanza quien, visiblemente emocionado, a modo de resumen de nuestra conversación, añadió por fin: “Muchos son los premios y condecoraciones que he recibido en esta, mi larga vida. De todos y todas, la que más aprecio, la que llevo siempre en el corazón, es la que me fue otorgada hace algún tiempo en el Centro de Estudios Martianos, que se llama la Utilidad de la Virtud. Creo haber sido un fiel servidor a esta nación, a su pueblo. Ajeno a todo egoísmo o individualismo, la principal misión de cualquier investigador, de cualquier escritor, es hacer por los demás; esa será su mayor virtud. Todo lo que he hecho, mis obras, mi labor de promoción cultural, mi obra investigativa, la propia Fundación Fernando Ortiz, todo en general, ha sido para enaltecer a este país, para enriquecer su cultura, porque mi única obsesión en la vida ha sido Cuba. Sin el estímulo de haber nacido y vivido en esta tierra no hubiera podido hacer lo que modestamente he logrado. Mi gran inspiración es Cuba”.