La noticia de la partida física de un coloso de la música y la cultura griegas, de un genuino amigo de nuestra patria revolucionaria, el célebre compositor Mikis Theodorakis, ha sumido en profundo dolor al ámbito de la cultura a escala mundial.

Quienes tuvimos el privilegio de conocerle personalmente sentimos una profunda emoción por esta pérdida irreparable.

Grecia es bella no solamente por su naturaleza sino también, y sobre todo, por el espíritu revolucionario y solidario de la mayoría de su población, heredera de una historia de luchas por su soberanía durante determinados momentos de su historia.

Mikis Theodorakis en 1972. Foto: Tomada de Wikipedia

Theodorakis encarnó de modo cimero ese espíritu de su pueblo, y su grandiosa obra de la vida es gloria de Grecia y orgullo de los admiradores del compositor e intelectual comprometido con los destinos de su país y las causas justas allende sus fronteras.

Es notorio el respeto que le profesan las más diversas instituciones griegas y personalidades de diferentes tendencias en el espectro político nacional, no obstante ser su obra musical decididamente inseparable de su posición política revolucionaria.

Su respaldo a la Revolución cubana tuvo plena vigencia con sus visitas a Cuba y el contacto directo con su pueblo y la dirección revolucionaria del país, especialmente el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Guerrillero Heroico Comandante Ernesto Che Guevara.

La entrañable solidaridad con el pueblo de Cuba fue confirmada igualmente en su condición de fundador de la Asociación Heleno-cubana de Amistad y Solidaridad y de presidente del Comité Griego Pro-liberación de los Cinco.

Su permanente respeto y admiración por la Revolución cubana se expresaba en declaraciones públicas y firma de documentos vinculados a la demanda de poner fin al inhumano bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba o por la liberación de los Cinco Héroes cubanos injustamente encarcelados en ese país.

Más recientemente hemos conocido de su apoyo consecuente a la proposición del otorgamiento del Premio Nobel al Contingente Internacionalista de médicos cubanos “Henry Reeve”, por sus méritos en la atención a necesitados, incluso en condiciones extremas, en diferentes partes del mundo.

Su amistad con el líder de la Revolución cubana Fidel Castro, su permanente respaldo a las justas causas que defendemos y su amor por nuestro pueblo es algo que jamás podremos olvidar.

Por su aporte a la cultura universal y a la lucha por la paz y la justicia social y, al propio tiempo, por su constante relación de amistad y solidaridad con la Revolución cubana, el Ministerio de Cultura le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional de Cuba, mediante Resolución No. 59 del Ministro de Cultura Abel Prieto, que tuvimos el honor y el placer de entregarle en Atenas en junio de 2008.

Al pronunciar sus palabras de agradecimiento por la ocasión, Theodorakis reiteró de modo enfático: “creo que no hace falta repetir cuánto admiro y quiero a Cuba, a su pueblo y a su maravilloso líder, mi caro amigo Fidel Castro”, confirmando así lo múltiples veces expresado públicamente y en privado en torno a su relación fraternal con el Líder de la Revolución.

“Creo que no hace falta repetir cuánto admiro y quiero a Cuba, a su pueblo y a su maravilloso líder, mi caro amigo Fidel Castro”, dijo Theodorakis

En lo personal sentimos gran satisfacción y orgullo de haber conocido a tan alta y brillante personalidad durante el cumplimiento de nuestra misión diplomática en la República Helénica, y de haber tenido la oportunidad de intercambiar ideas sobre diversos temas, en ocasiones en que gentilmente nos invitaba a su residencia ateniense, cercana a la impresionante Acrópolis.

De estos encuentros recordamos lo muy actualizado que se hallaba de la política internacional, a pesar de sus dificultades de salud y su gran interés por todo aquello que favorecía o entorpecía la marcha de nuestra Revolución.

Asimismo, guardamos con especial cariño sus muestras de sencillez y amabilidad, propias de la conducta de hombres realmente grandes, sin mellas derivadas de su gigantesca estatura intelectual y su destacada actividad política.

Especialmente grato nos resultó su invitación a acompañarlo al “Museo y Centro Internacional Mikis Theodorakis” en Zatouna, pequeña población enclavada en las bellas montañas de la Arcadia, en el Peloponeso, lugar este donde fuera confinado con su familia más allegada, luego de haber sido encarcelado y torturado por sus ideas y práctica políticas, al asaltar el poder en el país heleno la sangrienta dictadura de los coroneles.

El amor de Mikis Theodorakis por nuestro pueblo y su permanente respaldo a las justas causas que defendemos es algo que jamás podremos olvidar.