7 de abril de 2023

El viernes fui a Fábrica de Arte Cubano para disfrutar del espectáculo Perreo en construcción, que ofrece la compañía danzaria Perro Callejero, dirigida por Enrique Álvarez, y apoyado por la Asociación Hermanos Saíz y El Mejunje de Villa Clara. Había visto al grupo en la edición 14 del Concurso Nacional de Coreografía e Interpretación DanzanDos, de Matanzas. Allí, los bailarines Darien Rosales y Rasiel Rosales arrasaron con casi todos los premios.

Enrique Álvarez me comentó que le preocupa más mostrar claves de la historia de Cuba que definir el tipo de espectáculo que realizan. Observo la intención contemporánea del performance en una danza urbana de abundante destreza física y una rica forma cubana de moverse. Obras narrativas que pueden no llegar al final para que el espectador las termine, si lo desea. Influencia del universo de Marvel, de los videojuegos y de las redes sociales.

“Una danza urbana de abundante destreza física”. Imagen: Tomada de la página de Facebook de Fábrica de Arte Cubano

El espectáculo fluye de cuadro en cuadro sin escondernos nada. Somos voyeurs de los cambios de vestuario, de la preparación para cada entrada, del modo en que se apoyan. Es decir, la escena no se limita al escenario. La música, casi toda cubana, es exacta en el acompañamiento coreográfico y de una exquisitez abrumadora. Vestuarios de la más rotunda cotidianidad se unen a la funcional utilería y a la ausencia casi total de tecnología escénica. No es un espectáculo perfecto, pero de las imperfecciones hablaremos en otro momento.

Admiro a estos artistas por su pasión, por su entrega y también por el dominio del arte que defienden a su manera callejera. Perrean por la cultura cubana. Tienen mi like.

8 de abril de 2023

El sábado asistí a la función que el Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección general de Viengsay Valdés, ofreció en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. El programa estaba formado por las obras La forma del rojo, Tres preludios, Celeste, y el segundo acto de El lago de los cisnes.

Con coreografía de Ely Regina Hernández, La forma del rojo se nos presenta como una obra entre la contemporaneidad y el neoclasicismo. Con amplio dominio del espacio escénico y profusión de artificios “dramáticos”, esta obra logra conmover por la excelencia de sus interpretaciones y su fuerte visualidad. No obstante, debe evitarse tropezar en las cargadas con los vestuarios que cuelgan, y se agradecería que el agarre final a la tela fuera más orgánico y de una mayor vinculación interpretativa.

Solo elogios tengo para Tres preludios, de Ben Stevenson. La interpretación magistral de Grettel Morejón y su limpieza técnica hacen que el partenaire, Marcel Gutiérrez, también brille. Es una obra compuesta para mostrar las cualidades técnicas de los bailarines en el dúo, dueto o pas de deux. La barra como símbolo de la danza académica y como elemento de conflicto que contribuye a la progresión armónica de la pieza. 

No puedo decir lo mismo de Celeste, obra de Annabelle López Ochoa. Coreográficamente la pieza descansa en el virtuosismo interpretativo del cuerpo de baile masculino y los dúos. Me llevo la impresión de que todavía es necesario trabajar más en el montaje.

“La nueva generación de bailarinas se crece”. Foto: Tomada de la página de Facebook del Ballet Nacional de Cuba

El segundo acto de El lago de los cisnes es emblemático para el Ballet Nacional de Cuba. Sin duda, es una de las piezas del repertorio clásico más conocidas por el público. El elenco de esta función lo encabezaron Sadaise Arencibia como Odette, y Anyelo Montero como Siegfried. La música de Piotr Ilich Chaikovski estuvo interpretada, en vivo, por la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, dirigida espléndidamente por el Maestro Yhovani Duarte.

No recuerdo las muchas veces que he visto El lago de los cisnes, y no solo por el Ballet Nacional de Cuba. Pero esta adaptación de Alicia Alonso sobre la original de Lev Ivánov, está versionada para mostrar el virtuosismo alcanzado por la Escuela Cubana de Ballet. Coreográficamente el cuerpo de baile es protagónico y tiene que ser exacto, muy preciso. Desde luego, podemos perdonar que una u otra bailarina entre tarde a un movimiento en algún instante casi imperceptible. En sentido general, estuvo muy bien el cuerpo de baile. Me emocioné mucho, la nueva generación de bailarinas se crece.

Mención aparte merece Sadaise Arencibia. Es una de nuestras mejores bailarinas clásicas. Sus indudables condiciones naturales se ven colmadas de cualidades técnicas y derroche expresivo en su amplio registro interpretativo. Para mí, a pesar de tantas Odette que he visto, la de Sadaise Arencibia es inolvidable.

Fue una función de lujo, sentí orgullo de nuestro Ballet Nacional de Cuba, Patrimonio Cultural de la Nación.

9 de abril de 2023

El domingo fui para la Carpa Trompoloco del Circo Nacional de Cuba. Allí, la Compañía Cirkvana que dirige Clarileydis Fernández ofreció el espectáculo Del circo soy. No me asombró que la carpa estuviera llena, ya que las obras presentadas, todas, son de una gran complejidad técnica y alto nivel interpretativo.

“Muchos de nuestros artistas han sido premiados en certámenes internacionales de prestigio”.

En la actualidad, el circo ofrece un espectáculo escénico muy ecléctico. En el nuestro, la profusión de música y danza en perfecta armonía con los actos estrictamente circenses son un sello que nos distingue. Nuestras compañías y proyectos tienen contratos fijos con espectáculos que se renuevan de año en año en varios países, siendo Turquía la plaza principal. Es resultado de nuestra escuela de circo y de bailarines, gimnastas y otros jóvenes talentosos que los profesionales cubanos preparan continuamente. Hay una tradición, una historia rica en artistas, personalidades, profesores y ensayadores, que nos permiten mostrar al mundo un resultado acorde a los más exigentes requerimientos del espectáculo circense contemporáneo. Muchos de nuestros artistas han sido premiados en certámenes internacionales de prestigio.

En Del circo soy de Cirkvana asistimos durante una hora a una sesión de pleno disfrute. Se alternan los números grupales con los de solistas y dúos, y también se busca un equilibrio sonoro en cuanto al ritmo y el tiempo. En este aspecto deben cuidarse los cambios de música, procurando que sean menos bruscos.

Hay dos cuadros que a mi juicio rozan la corrección escénica por el cuidado en la dramaturgia y la excelencia interpretativa. Uno es la Báscula, donde la complejidad propia del elemento precisa intérpretes muy capaces y fuertes. Si a esto le unimos la seguridad en la ejecución y la gracia en el baile, estamos ante unos artistas muy completos. Particular mención merece Vanessa Leliebre, virtuosa que proviene de la gimnasia y se crece día a día. Otro es el “Dúo de patines” de Dianet Mozo y Fabio Ferradas. A la complejidad que en sí entraña bailar en patines sobre una plataforma circular, se le añaden los elementos acrobáticos que acometen con histrionismo y elegancia.

Solo deseo reconocer al circo cubano por su arte, fidelidad, entrega y el compromiso con su historia, su presente y su futuro.

13 de abril de 2023

Hoy jueves termino estas notas y las publico. Otro fin de semana comienza.

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