A Matanzas con lo mejor del teatro cubano

Norge Espinosa Mendoza
16/1/2017

En la tarde del jueves 19 de enero, a las 4 p.m., la sala Pepe Camejo, sede de Teatro de Las Estaciones, estará a su máxima capacidad cuando se entreguen los Premios Villanueva en ese punto de la ciudad de Matanzas. Creados a fines de la década del 80 por iniciativa de Rine Leal, continúan una tradición que se había interrumpido a inicios de la era revolucionaria, y desde que se instauraron sirven para seleccionar los mejores espectáculos cubanos y extranjeros presentados anualmente en la Isla.


Foto: Sonia Almaguer

En esta ocasión, una amplia cantidad de premios fue votada por los miembros de la Sección de Crítica e Investigación Teatral de la Asociación de Artistas Escénicos de la UNEAC. Los premiados son los siguientes:

Espectáculos extranjeros:

Mendoza, Compañía Los Colochos, México.

Clean room, de Juan Domínguez, España.

La vida crónica, Las grandes ciudades bajo la luna, Memorias y Mis niños de escena, espectáculos del Odin Teatret, Dinamarca. Dirección de Eugenio Barba.

Cartas del Chimbote y Confesiones, espectáculos de Yuyachkani, Perú. Dirección de Miguel Rubio.

Otelo, Compañía Viaje Inmóvil, de Chile. Dirección de Jaime Lorca.

Programa Concierto de la Compañía de Martha Graham, Estados Unidos de América.

Gala Ballet Royalty, Estados Unidos de América. Bailarines de diversas compañías internacionales.

Diva, espectáculo de Sofie Krog Teatret, Dinamarca.

Psycho Street-Cut, Dansk  Rakkerpak, Dinamarca.

Espectáculos nacionales:

Diez Millones, Argos Teatro. Dirección de Carlos Celdrán.

Los dos príncipes, Teatro de Las Estaciones. Dirección de Rubén Darío Salazar.

Superbandaclown, Teatro Tuyo. Dirección de Ernesto Parra.

Éxtasis, Teatro Buendía. Dirección de Flora Lauten.

Guan Melón, Tu Melón, El Ciervo Encantado. Dirección de Nelda Castillo.

Harry Potter, se acabó la magia, Teatro El Público. Dirección de Carlos Díaz.

Baquestribois, Osikán Teatro, Dirección de José Ramón Hernández.

Welcome, DanzAbierta. Coreografía de Susana Pous.

Montañeses, Teatro de los Elementos. Dirección de Oriol González.

En la ceremonia que tiene a su cargo, como director artístico, Rubén Darío Salazar, se entregarán los diplomas, concebidos y realizados por el diseñador Zenén Calero, a los representantes de estas compañías. El acto, además, contará con el saludo a las agrupaciones que obtuvieron reconocimientos en esta votación, como La Salamandra y Acosta Danza, ambas de la capital.

Un elenco de artistas matanceros se unirá a los visitantes, para hacer de la tarde una ocasión que, gracias a los empeños de Teatro de Las Estaciones, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, el Consejo Nacional y los equipos de trabajo de la UNEAC en La Habana y Matanzas, sirva para tener en un solo haz a artistas de tendencias y modalidades diversas, en el arco amplio de nuestra cultura. Danza Espiral, Miriam Muñoz, Armando Morales, el Coro de Cámara de Matanzas, El Portazo, son algunos de los que aparecerán en la ceremonia, que también rendirá tributo a varios maestros fallecidos durante 2016, como Xiomara Palacio, José Antonio Rodríguez, Yonny Amán, el maquillista Julio Díaz Vale y Cecilia Sodis, quien dirigiera hasta su muerte el Teatro Sauto, uno de nuestros orgullos patrimoniales.

Como indica el párrafo final del Acta que allí se dará a conocer: “En un momento de cambios para Cuba, en el cual debemos aprender a replantearnos cuestiones esenciales de nuestra vida y nuestras relaciones con el mundo, en el que parecen caer símbolos y valores que por años nos han defendido, el teatro cubano debe ser más honesto y válido que nunca, entendido no solo como entretenimiento sino también como medio de análisis crítico de lo que vivimos, a fin de ser útil en una dimensión distinta. Para seguir en diálogo con espectadores de todas las generaciones, para no perder su fuerza provocadora ni comunicativa, para seguir siendo un espejo activo de nuestro devenir, los teatristas cubanos debemos entendernos como parte de este instante, conscientes de lo pasado pero también con preguntas inquietantes hacia el futuro. Que el teatro cubano sea entonces divertido, político, arriesgado, retador, experimental o clásico en sus formas, intenso siempre en su entrega, para que refleje desde las tablas a un país que también debe ser así de diverso”.