Quinto aniversario de Claustrofobias Promociones Literarias

La Jiribilla
11/1/2017

Era octubre de 2011. La historia comenzó en un café en el centro de Santiago de Cuba. Allí se dibujaron los primeros mapas de lo que sería un portal web. Se escribieron las primeras ideas. Pero fue el 2 de enero de 2012 que Claustrofobias subió al ciberespacio. En un rato vimos muchas visitas, y luego se multiplicaron. En ese momento no imaginábamos todo lo que llegaría después.

foto de Yunier Riquenes García y Naskicet Dominguez Perez, coordinadores de Claustrofobia
Yunier Riquenes García y Naskicet Dominguez Perez, coordinadores de Claustrofobia. Foto: Cortesía del sitio web

Una vez alguien nos regaló la historia de un pavo que no podía volar, y él, por no intentar echarse a volar, nunca supo que era un cóndor. Entonces nos echamos a volar, no importaba si éramos pavos o cóndor, nos echamos a volar.

Hemos aprendido que jamás se pueden abandonar los sueños ni las esperanzas, y mucho menos cuando se habla de la gente, de tu gente, de tu pueblo, de lo que puede ser mejor para cada uno cuando se les trasmite un mensaje positivo ante la vida, y logras arrancarles una sonrisa. Eso puede lograrse desde las páginas de los libros. Eso puede disfrutarse desde las publicaciones.

Enlazar a un lector con un libro, con una lectura, ha sido una de nuestras metas, de nuestras mayores alegrías, o recuperar algunas de las bibliotecas que uno de nuestros profesores queridos no vio alejarse después de su muerte. Por estos tiempos muchos se deshacen de libros y bibliotecas, y son muchos los que llegan a nosotros con donaciones. Libros que vuelven a circular para quienes nunca han visto esas primeras ediciones o buscaron siempre aquel ejemplar.

Emocionantes son los mensajes vía internet: un argentino replica en su radio comunitaria nuestros contenidos, y una mujer de este mismo país logra tener un libro de la editorial Sensemayá; una uruguaya conoce la colección “Ala y espuela” de la Editorial Oriente; en Inglaterra un profesor quiere que le guardemos un ejemplar publicado por Letras Cubanas, y desde Francia nos piden un libro de El Mar y la montaña, que habla del changüí.

Y en Cuba te escriben y te llaman desde cualquier parte de la geografía. Y un niño y una niña llegan y te preguntan qué libro pueden leer. Y aparecen muchos escritores y escritoras, profesionales y aficionados, de muchas edades.

Entonces, esas pinceladas periódicas te llenan de fe.

Cinco años de trabajo nos han demostrado que la gente sigue leyendo. Pero alertamos, han cambiado las formas de leer y proponer. Han cambiado las formas de comunicarse, han cambiado nuestras comunidades. Ahora que las pantallas comienzan a dominarlo todo, hay que usarlas para trasmitir esos mensajes que ayuden a transformar nuestras vidas y nuestro entorno más cercano.

Una de las preguntas más frecuentes ha sido por qué Claustrofobias, incluso un compañero con cierto cargo social dijo que tuviéramos cuidado con esa palabra. Siempre alertamos de nuestro miedo a los espacios cerrados de las mentes, a los esquematismos mentales. Pero siempre decimos que los podemos superar con dinamismo y búsquedas constantes, sin agotamiento, sin desmayo. Y mucho menos ahora que hay que fomentar el respeto y promover la identidad de un país con cuatro letras que llevamos tatuado en el pecho: Cuba.

 

Fuente: Claustrofobias.