Nuestra Alicia vista por los plásticos holguineros

Erian Peña Pupo
8/9/2020

Nuestra Alicia, muestra expuesta en la galería El Zaguán del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FBC) en Holguín, reúne la obra de varios reconocidos artistas visuales de la provincia como homenaje a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso a propósito de su centenario.

“La exposición está dedicada, además, al aniversario trescientos que la ciudad de Holguín celebró el pasado abril —en ese momento pensó inaugurarse la muestra—, y rememora también las visitas de Alicia a la urbe”. Fotos: Del autor
 

Diversas poéticas se aproximan a la mítica bailarina, fundadora en 1948 del Ballet Alicia Alonso, génesis del actual Ballet Nacional de Cuba. Lo hacen en su mayoría desde el retrato, al ser una muestra con esta característica: la de recordar y homenajear “el cadencioso bregar de esta artista por defender nuestra cultura local y nacional”, asegura Anette María Rodríguez Reyes, especialista en Artes plásticas del FCBC en las palabras del catálogo de la muestra.

Pieza de Alexander Hernández presente en la exposición.
 

La mayoría de las piezas, como decía, parten de una mirada a la Alicia bailarina, en escena, encarnando sus personajes más conocidos en múltiples ballets, o a partir de fotografías suyas. Entre ellas: “El regazo del cisne”, de Fernando Díaz Leyva; “La danza eterna”, de Oscar García; “Retrato homenaje a Alicia”, de Marlen Besil García; “Como vuelo de colibrí”, de Pady Hill Pupo; “Alicia”, de Oscar García González y “Telos Alicia Alonso”, de Hennyer Delgado.

“La mayoría de las piezas, como decía, parten de una mirada a la Alicia bailarina, en escena, encarnando sus personajes más conocidos en múltiples ballets, o a partir de fotografías suyas”.
 

En Nuestra Alicia, desde lo personal, destaco las piezas de Alexander Hernández Dalmau: “Candidez”, “Otra dimensión” y “Escape”, interesantes esculturas mixtas ensambladas mayormente a partir de engranajes y piezas metálicas (palos de golf, partes de un tocadiscos, recipientes, un aldabón) que permiten al artista interpretar en metáforas ilusorias a la danza y el movimiento, a lo efímero y permanente al mismo tiempo, la figura de la gran creadora.

Pieza de Alexander Hernández.
 

Subrayo otra pieza en particular, síntesis de toda la muestra —no por casualidad fue usada en el cartel— dedicada al centenario de uno de los míticos baluartes de la escuela cubana de ballet: “Ready-made para Alicia”, instalación del joven Aníbal de la Torre Cruz, a quien solo le bastan unas peculiares zapatillas de ballet, intervenidas con sencillos y al mismo tiempo profundos elementos del culto sincrético que caracteriza su trabajo, para apropiarse del tema. Las zapatillas, sostenidas por un grueso clavo, simbolizan en parte también el dolor de la danza, todo el misterio que, para la creación, coexiste en el centro del esfuerzo y la voluntad.

“Ready-made para Alicia” de Aníbal de la Torre Cruz.
 

Participan en la muestra, que circulará itinerante por la ciudad hasta diciembre de este año, también los artistas: Yuniesky Rodríguez Sánchez, con “El alma de la danza Alicia Alonso” y “Por siempre Alicia”; Nilser Ricardo Maldonado, con “El rostro de la Danza”; Yolanda Rodríguez Hernández, con “Alicia de Cuba” y Álvaro Hernández con una talla en madera sin título.

“Diversas poéticas se aproximan a la mítica bailarina, fundadora en 1948 del Ballet Alicia Alonso, génesis del actual Ballet Nacional de Cuba. Lo hacen en su mayoría desde el retrato (…)”.
 

La exposición está dedicada, además, al aniversario trescientos que la ciudad de Holguín celebró el pasado abril —en ese momento pensó inaugurarse la muestra—, y rememora también las visitas de Alicia a la urbe. La primera, recuerda Anette Rodríguez, quien realizó la curaduría y la museografía de esta exposición, ocurrió en 1943, cuando en el Teatro Infante —hoy Comandante Eddy Suñol— se presentaron Fernando Alonso y Alicia, junto al cuerpo de danza de la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical, dirigida por Alexandra Denisova y Alberto Alonso, con obras como Las Sílfides, Concierto y La hija del general. Regresarían en 1956, para visitar e impartir clases en la Escuela de Ballet Clara Elena Ramírez, ubicada en la segunda planta de La Periquera.

La exposición se propone “(…) recordar y homenajear `el cadencioso bregar de esta artista por defender nuestra cultura local y nacional´, asegura Anette María Rodríguez Reyes, especialista en Artes plásticas del FCBC en las palabras del catálogo de la muestra”.
 

Alberto Alonso apoyó, después de 1959, la Escuela de Ballet dirigida en Holguín por la maestra Angélica Serrú, quien estuvo al frente de la Escuela Municipal de Ballet Ana Pavlova en 1964. Volvió junto a Jorge Esquivel en el IV Festival de Danza y Ballet de las Escuelas de Arte, en 1977. Ambos actuaron también en enero de 1982, con El lago de los cisnes.

“Las zapatillas, sostenidas por un grueso clavo, simbolizan en parte también el dolor de la danza, todo el misterio que, para la creación, coexiste en el centro del esfuerzo y la voluntad”.