Convocado por el Programa de Estudios de la Mujer de la Casa de las Américas, sesionó en La Habana desde el 20 hasta el 24 de febrero el Coloquio Internacional “Políticas y política en la historia y la cultura de mujeres latinoamericanas y caribeñas”. En esta, su vigésima novena edición, este evento, surgido en 1994, contó con la presencia de alrededor de un centenar de investigadores y especialistas de más de diez países.

En un amplio abanico de temas abordados, destacaron, por solo citar algunos, el difícil y largo recorrido de las mujeres desde su exclusión a la participación en la vida pública y su acceso al poder, mujeres en la política residentes en varias regiones de América Latina y el Caribe, el activismo social y cultural desarrollado a lo largo de la historia por algunas féminas, además de interesantes investigaciones relacionadas con la emigración, el exilio, la vida y obra creativa de escritoras, artistas y cineastas.

Fueron relevantes asimismo los trabajos presentados por investigadores y profesores de universidades cubanas, entre los cuales sobresalieron las luchas de nuestras mujeres contra la dictadura de Fulgencio Batista y su participación en el triunfo revolucionario de 1959.

Mélanie Moreau, Universidad de Burdeos-Montaigne, Francia; Dailene Dovale de la Cruz, de la Facultad de Comunicación, Universidad de la Habana y la revista El Caimán Barbudo; y Luisa Campuzano, directora del Programa de Estudios de la Mujer de Casa de las Américas, en el Coloquio Internacional. Imagen: Tomada de La Ventana

Al decir de Melanie Moreau Lebert, “se trata de un encuentro de gran relevancia y trascendencia, no sólo por las diversas temáticas que en él se dan a conocer. También y sobre todo por el reconocimiento y prestigio que ha sabido ganar en todo el mundo”. Investigadora y Catedrática de la Universidad de Burdeos, en Francia, la autora de la ponencia “De la pluma a la tribuna”, presentada durante la segunda sesión del Coloquio Internacional sobre mujeres latinoamericanas y caribeñas, ha estado presente en trece ocasiones en este evento.

Y para mí, dijo, representa un privilegio inmenso ser invitada cada año. Primero porque se celebra en la Casa de las Américas, que es todo un mito, una institución emblemática, especialmente por su fundadora la combatiente Haydée Santamaría y el Premio Casa de renombre mundial. De la misma manera por la labor que lleva a cabo esta institución en Cuba y en toda la región.

Cubana de corazón Moreau Lebert, realizó hace una década un doctorado en la Universidad de Oriente, relacionado con la historia de las mujeres en Cuba antes del triunfo de la Revolución, en los años de la República. “Las incansables luchas que protagonizaron, específicamente una reconocida mujer nombrada Mariblanca Sabas Aloma, quien es una de las precursoras del periodismo, del activismo pragmático a favor de los derechos de las mujeres, en particular los derechos de las mujeres pobres y negras”.

Asegura igualmente que en sus planes investigativos “siempre han estado presente los temas vinculados con la mujer”.

A partir de tus conocimientos de esta Isla, que visitas desde hace veinte años, ¿qué opinión te merecemos los cubanos?

La primera vez que vine a esta hermosa y doblemente cálida Isla, por sus moradores y su clima, me instalé en la heroica y solidaria ciudad de Santiago. Inmediatamente sentí un flechazo por Cuba del cual no he podido desprenderme todavía. Y lo que es mejor, tampoco quisiera desprenderme de él mientras viva. Me enorgullece el hecho de que mis hijas dieron sus primeros pasos en el Centro de Estudios Martianos.

Las mujeres cubanas son luchadoras por excelencia, guerreras incansables en todas las esferas de la vida, en la cotidiana, intelectual y política. No sin razón se han ganado un espacio privilegiado entre las mujeres del mundo entero.

“Con relación a sus mujeres tendría mucho que decir. Pero, resumiendo, las catalogo como las mujeres más heroicas que he conocido y ese heroísmo no es de hace poco tiempo. Les viene de la tradición, lo traen en la sangre. A lo largo de la historia de Cuba, cuando todavía no se había empezado a escribir la historia de este país el protagonismo de sus mujeres ya era relevante. Son luchadoras por excelencia, guerreras incansables en todas las esferas de la vida, en la cotidiana, intelectual y política. No sin razón se han ganado un espacio privilegiado entre las mujeres del mundo entero”.

Por su lado Karen Genschow, sometió a consideración de los participantes en el Coloquio una ponencia basada en la vida y obra de la escritora martiniqueña, residente en Francia, Francoise Ega.

“Este trabajo, explica, es resultado de mi doctorado, que tuvo como argumento la situación de las mujeres que viven en tres países del Cono Sur: Argentina, Chile y Uruguay. Después de varios recorridos por estas regiones decidí dedicarme por completo a la literatura francófona del Caribe. Y aunque en ese sentido me falta mucho por investigar, por leer porque es muy extensa la literatura existente por y sobre mujeres, hice un alto en la vida de Francoise Ega”.

Karen Genschow, investigadora y profesora de literatura latinoamericana y francófona del Caribe en la Universidad Goethe de Frankfurt, participa por primera vez en este Coloquio Foto: Tomada de uni-frankfurt.de

Esta mujer, fallecida en 1976, huyendo de la extrema pobreza que padecía en Martinica, su país natal, llegó a Francia en los años de la Segunda Guerra Mundial.

“Allí contrajo matrimonio con un funcionario y, por tanto, tenía una vida si no próspera, bastante desahogada. No obstante, conoció un día de la explotación y los abusos a que eran sometidas algunas de sus coterráneas y otras mujeres antillanas que trabajaban como empleadas en casas de familias francesas adineradas.

“Para compartir su suerte y comprobar la veracidad de los bajos o no recibidos salarios, de las intensas y extensas jornadas laborales y, en general, de las infrahumanas condiciones de trabajo; decidió emplearse en una de aquellas residencias.

“Transcurrido un tiempo comenzó a escribir sus propias experiencias. Al principio en desgarradores y conmovedores relatos escritos en su diario y posteriormente enviados en forma de cartas a una imaginada amiga en Brasil. Estas cartas, a pesar de que nunca llegaron a su destinataria, fueron conocidas y divulgadas por varios brasileños. Así se convirtió en una prominente escritora autora de tres libros. Uno dedicado a su infancia y otros dos, publicados de manera póstuma, devenidos verdaderas denuncias de la situación de las mujeres negras y migrantes”.

Comoquiera que Karen Genschow, investigadora y profesora de literatura latinoamericana y francófona del Caribe en la Universidad Goethe de Frankfurt, ha participado en eventos relacionados con el tema de la mujer en otros países, es esta la primera vez que asiste a este coloquio del cual se lleva las mejores impresiones, principalmente “por su excelente organización y el alto nivel de análisis que caracterizó cada una de sus sesiones. Del mismo modo por la calidad y alcance de las ponencias presentadas. En todos los casos, demostrativas de que son resultado de acuciosas investigaciones”.

Finalmente, afirma que fue un evento realmente interesante:

que me aportó muchos y valiosos conocimientos. Sin embargo, como es la primera vez que asisto me falta todavía mucho por aprender y conocer, y ello incentiva los deseos de continuar participando. Más allá de sus propias enseñanzas el coloquio propició el intercambio y el surgimiento de nuevas relaciones entre investigadores y especialistas cubanos, latinos, caribeños y europeos. Y no quisiera concluir sin añadir que, a diferencia de otras capitales de países latinoamericanos que he visitado, en La Habana me he sentido como una cubana más. Me he sentido segura, protegida. Aprendí lo que significa verdaderamente la palabra amistad, solidaridad.

En este coloquio salió a la luz una vez más el rol desempeñado por las mujeres en la historia de la humanidad.

Como en anteriores escenarios —y justo por repetitivo su repercusión es mayor—, en este coloquio salió a la luz una vez más el rol desempeñado por las mujeres en la historia de la humanidad. Sirva entonces este vigésimo noveno encuentro para que, junto con estas nuevas voces, continúen alzándose millones en el mundo en defensa del feminismo. En reclamo de los derechos de aquellas que, aun cuando constituyen mayoría en casi todas las naciones, viven todavía en el más completo oscurantismo cultural y son sometidas a los peores ultrajes sin siquiera poder hacer uso del derecho inalienable de protestar.