Otoño: Una suerte de retrato dibujado desde Austria

Thalía Fuentes Puebla, Dinella García Acosta
28/10/2019

Bajaron los telones de la XVIII edición del Festival de Teatro de La Habana (FTH). Pocas fueron las funciones, acorde al tiempo y al volumen de obras, para que el público disfrutara a lleno de la fiesta de las tablas cubanas. Muchos quedaron expectantes por puestas en escena que por su calidad de trama y actoral valía la pena no perderse.

Puesta en escena de la obra Otoño, de Teatro del Viento. Fotos: Tomadas de Cubaescena
 

Otoño llegó desde Sancti Spíritus, a cargo de Teatro del Viento. Freddy Núñez, su director, se dio a la tarea de unir dos naciones, Cuba y Austria, a la par de los rasgos distintivos del otoño y del eterno verano que se siente en la Mayor de las Antillas. Núñez conversó con La Jiribilla sobre esta puesta en escena que une dos realidades, un puente que se teje en un cruce de historias.

¿Cuál es el mensaje que trae Otoño?

Otoño (un melodrama) es una obra que habla del amor y la compresión entre los seres humanos, aun proviniendo de diferentes entornos sociales. Es un espectáculo que invita a vencer las diferencias, a crecer como individuos, a mirar al lado y tender la mano.

¿Cuán difícil es hacer teatro desde una provincia del país que no es la capital?

En el caso de Teatro del Viento, que es una agrupación que está celebrando sus 20 años de fundada, no considero que sea diferente hacer teatro desde una provincia o desde la capital; cada entorno tiene sus características favorables y desfavorables.

Nosotros hacemos y pensamos el teatro para el público de nuestro entorno y también para un público que está más allá de las fronteras de nuestra provincia, e incluso más allá de las fronteras de nuestro país. Seleccionamos temas que puedan ser interesantes para públicos diversos, eso hace que podamos insertarnos en diferentes espacios sin grandes complicaciones. Estar lejos de la capital nunca ha significado, ni significa, un problema.

Considero que gran parte de la mejor producción teatral cubana actualmente está fuera del entorno capitalino. Es obvio que en la capital están los grandes medios de comunicación, pero el teatro es algo más íntimo, más artesanal, que busca otros espacios para establecer relaciones con el espectador.

¿Cómo logran que la obra, a pesar de haberse escrito en el 2013 y que no sea un estreno, tenga vigencia cinco años después? ¿Trajo cambios esta presentación en el FTH?

La vigencia de esta obra está dada por los temas que toca: el amor, la soledad y la solidaridad entre los seres humanos. Esos son temas que nunca pasarán de moda, porque son universales, existen en cualquier contexto.

Otoño es una puesta en escena que en el Festival Internacional de Teatro de la Habana realizó su función número 121 y el público sigue respondiendo como el día del estreno.

El teatro es algo que cambia constantemente, cada noche es una función diferente, con energía diferente. Esta es una obra que tiene más de un elenco de actores y ello hace que tenga perspectivas distintas, pues cada actor desarrolla su personaje de acuerdo a sus posibilidades y a su relación emocional con el universo del personaje que interpreta.

¿De qué manera logran que un melodrama conquiste al público?

En esta obra, el apelativo melodrama es un guiño, un juego. Es un espectáculo que se mueve en ciertos códigos del melodrama, pero que no es un melodrama propiamente dicho.

Creo que uno de los grandes valores de Otoño es el trabajo de los actores y la utilización de cierto acercamiento al universo cinematográfico, que hace que el espectador recepcione la obra desde varias perspectivas.

Es un espectáculo contado desde una dramaturgia fragmentada, que se superpone en diferentes cuadros que tienen una relación común, que el espectador descubrirá en el transcurso de la obra. Este es un elemento determinante para mantener al espectador siempre atento. Además, otro logro es mostrar una realidad diferente, que se escapa más allá de nuestra cotidianidad, algo que el público agradece mucho.

¿Por qué un cubano en Austria?

Llego a Austria por el amor. Otoño es una obra fruto del amor, una suerte de minibiografía, un intento de dejar constancia de un momento importante de mi vida. El teatro es un acto vivo y está surcado por experiencias múltiples. En esta obra soy el director y también el autor del texto. Sentí que debía compartir mi experiencia con el público, por eso Otoño llega a la escena, mitad ficción, mitad testimonio.

Austria es como mi segunda casa y quería acercar al público cubano a lo que mis ojos ven. Otoño es una suerte de retrato de una sociedad muy diferente a la nuestra, vista desde la perspectiva de un hombre de isla.

¿Cuál ha sido el reto fundamental como director en esta puesta en escena?

La obra acontece en Viena, en la época actual. El reto más grande fue acercar a los actores a la cultura austriaca, tan distinta a la nuestra. Llevar a los actores a entender el comportamiento de personajes, tan diferentes a ellos mismos, fue lo más complicado, sobre todo por la utilización de la energía.

Los actores cubanos, y en general los latinos, se desbordan en energía sobre la escena y era muy importante que los actores encontraran un espacio donde trabajar sus personajes, un espacio que mediara entre el temperamento europeo y el nuestro.

Al estrenarse la obra esto no se había conseguido, pero el grupo tuvo la oportunidad de viajar a Austria durante dos años seguidos. Indiscutiblemente, el acercamiento real con esta cultura cambió la perspectiva de los actores y sus personajes alcanzaron otra dimensión sobre la escena.

 

El telón del Festival de Teatro de La Habana bajó, y la edición XIX llegará en el 2021. No obstante, el arte de las tablas seguirá en constante ajetreo. Así que, si pasa por Sancti Spíritus o ve en cartelera Otoño, no lo dude, disfrute en primera fila de un viaje desde Cuba a Austria.