Las relaciones oficiales entre China y Cuba datan de fecha tan cercana al inicio de la Revolución Cubana como lo es el 28 de septiembre de 1960. Sin embargo, el vínculo cultural entre ambas naciones parte de la propia historia del pueblo chino, la cual ha estado intrínsecamente relacionada con la del pueblo cubano por más de un siglo y medio, desde el arribo a la Isla de los primeros migrantes chinos en 1847.[1] Ellos formaron parte del crisol de culturas, mezclas, raíces, espiritualidades y tradiciones que siempre defendió el antropólogo Fernando Ortiz como eje esencial de la nacionalidad del cubano. El aporte de su savia de milenarios conocimientos, constancia, tesón en el trabajo, su rica y legendaria cultura, así como la valentía puesta de manifiesto como combatientes de las guerras de independencia, se incluyen dentro del imaginario histórico del pueblo cubano. Estos lazos han sido dignificados por los máximos dirigentes de ambas naciones, Mao Zedong, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Raúl Castro Ruz y recientemente Xi Jinping y Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quienes indistintamente han recibido condecoraciones como la Orden José Martí que otorga el Estado cubano y la Medalla de la Amistad que concede la hermana República Popular China.

“El vínculo cultural entre ambas naciones parte de la propia historia del pueblo chino, la cual ha estado intrínsecamente relacionada con la del pueblo cubano”. Imagen: Tomada de Internet

Varias han sido las coincidencias de luchas de estas dos naciones, que, aunque distantes, se encuentran cercanas en ideales. Cuba y China se hallan hermanadas en la lucha por el socialismo, en la defensa del multilateralismo, los principios del Derecho Internacional y el papel de las Naciones Unidas. Ambos países son consecuentes en el rechazo a los bloqueos y medidas coercitivas unilaterales, la estigmatización y las acusaciones infundadas contra Estados soberanos. Otras son también las aristas que pudieran servir como punto de partida para estos análisis. En el caso de la cultura, no sería diferente. Fortalecer la identidad y la historia, siempre en correspondencia con los ideales socialistas de cada país, constituye una prioridad para los actuales mandatarios de estas naciones.

En este 2021 se conmemoró el aniversario 60 de “Palabras a los intelectuales”, título del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como conclusión de las reuniones que se efectuaron con los intelectuales cubanos en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí en La Habana, los días 16, 23 y 30 de junio de 1961. La celebración de esta fecha no solo implica un festejo para la cultura cubana, sino también poder estudiar e investigar los puntos de coincidencia que pueden plantearse como líneas de trabajo en países como China, que al igual que Cuba trabaja día a día por enaltecer su cultura patria.

“Cuba y China se hallan hermanadas en la lucha por el socialismo, en la defensa del multilateralismo, los principios del Derecho Internacional y el papel de las Naciones Unidas”.

En este caso, el análisis que nos evoca el discurso “Creer firmemente en nuestra cultura”, pronunciado por el actual presidente Xi Jinping en la inauguración del Décimo Congreso Nacional de la Federación de Círculos Artísticos y Literarios de China y el Noveno Congreso Nacional de la Asociación de Escritores de China el 30 de noviembre de 2016, nos lleva a plantearnos conclusiones mucho más profundas sobre los ideales culturales que rigen en estos países hermanos.

Durante los primeros años de la Revolución, de 1959 a 1961, la gente se fue apoderando de su país: empresas, escuelas, tierras, bancos. Reivindicaron su condición humana, su dignidad, su ciudadanía y su esperanza. La riqueza social comenzaba a ser repartida entre los miembros de la sociedad. Sin embargo, todo era muy complicado. Se rompieron las relaciones de subordinación que habían regido las vidas de las personas de abajo, las mujeres, los jornaleros, los obreros, los negros, los desempleados.

El pueblo en Revolución vivía en eterna tensión; cambiaban las relaciones sociales y las ideas que las personas tenían sobre ellas, se tomaban decisiones y se realizaban esfuerzos que hubieran sido impensables años antes. El proceso revolucionario era el centro de la vida intelectual del país en 1961. Al tiempo que la Revolución derrotaba la invasión de Girón, los alfabetizadores invadían Cuba entera hasta el último rincón. El mayor y más trascendente hecho intelectual de 1961 fue la Campaña de Alfabetización. Fue un acontecimiento intelectual y político incomparable por su contenido, su alcance transformador y su trascendencia. Ese era el país y esa era la coyuntura cuando se celebraron las reuniones de intelectuales en la Biblioteca Nacional.

A seis décadas del memorable discurso “Palabras a los intelectuales”, y a partir de la relación que ha mantenido el pueblo cubano con el chino —basada en la igualdad, el respeto mutuo, el alto nivel de diálogo, la confianza política, la coincidencia de propósitos, la concertación y el apoyo recíproco en los foros internacionales, la simpatía entre ambos pueblos y el intercambio entre nuestros partidos sobre las mejores experiencias en la construcción del socialismo— surge este particular análisis.

“El proceso revolucionario era el centro de la vida intelectual del país en 1961”. Foto: Tomada del sitio web de Radio Habana Cuba

En aquellos años fueron disímiles los temas debatidos, entre ellos el de acompañar a la Revolución en todas las batallas que aún se debían librar, específicamente en el campo de la cultura. Fue entonces cuando Fidel Castro planteó: “Nosotros creemos que nuestro primer pensamiento y nuestra primera preocupación debe ser qué hacemos para que la Revolución salga victoriosa.  Porque lo primero es eso: lo primero es la Revolución misma.  Y después, entonces, preocuparnos por las demás cuestiones”.[2]

Luego de más de cinco décadas de aquel histórico discurso de Fidel Castro, la nación china aboga por transmitir paz, desarrollo y civilización. El contexto en el cual Xi Jinping pronuncia el discurso “Creer firmemente en nuestra cultura” es aún el que vive el gigante asiático.

China se encuentra al frente de un plan de construir una comunidad de futuro compartido y beneficio mutuo para toda la humanidad. El país cuenta con la iniciativa de la Franja y la Ruta, la cual persigue como objetivo el desarrollo compartido para todos. Es el primer país que definió el establecimiento de asociaciones como principio guía para los vínculos entre países, estableciéndolos con más de 90 naciones. China se plantea persistir en los conceptos de justicia, amistad, sinceridad, beneficio mutuo e inclusión.

Es evidente que ambos presidentes se encontraban en situaciones completamente diferentes al pronunciar sus discursos. Uno trataba de enrumbar poco a poco las más puras esencias de su patria; el otro solo necesitaba moldear un poco su fértil terreno a partir de la sólida base que ya había sido construida. Dos naciones, dos patrias lejanas, dos contextos muy diferentes, pero que se unían en el ideal de salvar su cultura, su legado patrio.  

“China se plantea persistir en los conceptos de justicia, amistad, sinceridad, beneficio mutuo e inclusión”.

El presidente Xi Jinping exponía sus criterios sobre lo primordial que debía existir en la cultura china. Planteaba: “La patria es la dependencia más sólida del pueblo y los héroes son los hitos más brillantes de la nación. Cantar en alabanza a la patria y a los héroes es el eterno tema de la creación artístico-literaria y su capítulo más conmovedor”.[3]

También dejaba claro que los valores socialistas esenciales eran la expresión concentrada del espíritu chino contemporáneo y del fundamento ideológico y moral para la cohesión de la fuerza china. Era de los que pensaban que los trabajadores del sector artístico-literario debían cultivar y promover los valores socialistas esenciales y considerarlos una tarea fundamental con el objetivo de crear ininterrumpidamente, con unidad de pensamiento, emociones y estética de distintivo estilo chino, obras excelentes pertenecientes a esta época.[4]

Eran concepciones que, sin coincidir en el tiempo, abogaban por la conquista de una patria de (y con) cultura, y por la lucha raigal de ambas identidades, tradiciones e imaginario popular a partir de las más puras y auténticas raíces.

En el caso de Fidel Castro, ya en “La Historia me absolverá” plantea las demandas sociales básicas no resueltas y que se proyectan como estrategia de la política a realizar de forma inmediata. En aquel alegato exponía: “Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos. (…) La reforma integral de nuestra enseñanza, poniéndola a tono con las iniciativas anteriores, para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz”.[5] El Maestro al cual se refería Fidel era Martí, lo que significa que su arraigado legado cultural viene desde uno de los padres fundadores de la patria.

Xi Jinping, por su parte, esbozaba en el “Pensamiento sobre el socialismo con características chinas en la nueva época”, discurso inaugural del Decimonoveno Congreso del Partido el 24 octubre de 2017, los estatutos del Partido Comunista de China. Este discurso está basado en una continuación y desarrollo del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping, la triple representatividad y la concepción científica del desarrollo, por lo que muchos estudiosos plantean que es la línea ideológica actual del Partido Comunista de China. Su pensamiento consta de 14 principios básicos, y específicamente en dos de ellos declara: “El Partido Comunista de China debe adoptar un enfoque centrado en el pueblo por el bien común”.[6] Seguido de este, aparece otro principio, en el que se deduce que el desarrollo educacional y cultural de un país se encuentra enlazado y en correspondencia con la mejora del nivel de vida y el bienestar de las personas como objetivo principal.[7] Aunque a partir de ese momento lo declaraba oficialmente, desde mucho antes para este presidente la cultura constituía un peldaño prioritario para su gobierno. Un año antes, en su discurso “Creer firmemente en nuestra cultura”, exponía: “El fortalecimiento de la convicción en la cultura requiere de una comprensión y aplicación de la historia de la nación china. La historia es el espejo en el que podemos ver el mundo con más nitidez, descubrir nuevos misterios de la vida y conocernos mejor. La historia es también sabiduría y podemos entender el pasado, comprender el presente y enfrentar el futuro de una forma más efectiva si dialogamos con ella. Sin una comprensión de la historia, es difícil para los escritores y artistas gozar de abundante inspiración y profundo pensamiento”.[8]

“La historia es el espejo en el que podemos ver el mundo con más nitidez, descubrir nuevos misterios de la vida y conocernos mejor”. Imagen: Tomada de Internet

Este presidente, además, resaltaba la importancia del conocimiento de la historia para todos los escritores y artistas, pero además señalamos que su aprehensión como disciplina en la que la dialéctica de la duración, junto al estudio de todo lo social y por tanto del pasado y del presente —ambos, inseparables, por cuestión esencial y correlativo, por la evolución y complejización en el tiempo de todas las estructuras sociales y la sociedad en general—, forma parte del gran entramado que es la historia social de una nación. No por el hecho de dominar los intríngulis de una sociedad se debe presionar su cultura. Razón tenía el Comandante en Jefe Fidel Castro cuando planteó: “La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura, cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un verdadero patrimonio del pueblo”.[9]

“En el modelo social cubano la cultura es un incuestionable instrumento de transmisión de valores éticos que actúan en el crecimiento humano”.

En la actualidad, el desarrollo de la cultura en Cuba sigue los principios planteados desde los inicios de la Revolución, por ser inherentes a la esencia de su modelo social. A través de este se recoge la historia, el pensamiento y la cultura del país, y conservan su correspondencia con las condiciones socioeconómicas y políticas ideológicas. Ellos son:

•        La reafirmación y desarrollo de la identidad nacional y la vocación universal y profundamente latinoamericana y caribeña de la cultura nacional.

•        La conservación y difusión del patrimonio cultural.

•        El reconocimiento a la diversidad cultural.

•        El fomento y estímulo a la creación artística y literaria.

•        El respeto y apoyo al protagonismo y creatividad de las comunidades en la conducción de sus procesos socioculturales.

•        El reconocimiento al papel de la cultura en el impulso y orientación de los procesos socioeconómicos.

No cabe duda de que en el modelo social cubano la cultura es un incuestionable instrumento de transmisión de valores éticos que actúan en el crecimiento humano.

El actual presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su discurso de clausura del Noveno Congreso de la Uneac, expresó: “Como en los tiempos de ‘Palabras a los intelectuales’, la Revolución insiste en su derecho a defender su existencia que es, también, la existencia de un pueblo y de sus creadores e intelectuales”.[10] Idea justa que aclama también el presidente Xi Jinping: “Consoliden la confianza en nuestra cultura y usen la literatura y el arte para inspirar el espíritu nacional. Para lograr la materialización de la gran revitalización de la nación china, debemos afianzar la convicción en el camino, la teoría, el sistema y la cultura del socialismo con peculiaridades chinas”.[11]

Dos voces, dos pueblos que luchan por una cultura de esencia patriótica, revolucionaria y marcada por un legado histórico digno de ser ensalzado.

Convergencias culturales

Tanto en Cuba como en China existe una sólida tradición de pensamiento que ha sabido enarbolar las banderas de la masa pujante de ambos pueblos y ha permitido que sus identidades se preserven. Esa tradición, fruto de un emancipador ejercicio del pensar y la coherencia entre la idea y la acción, para la imprescindible transformación, tiene un reflejo nítido en documentos, textos o discursos definitorios. Revisitarla desde contextos históricos diferentes y adecuarla a este que vivimos, forma parte de un deber, del cual forman parte artistas, intelectuales, políticos y el pueblo en general en medio de una crisis humanística que degrada al ser humano y de un escenario de convivencia internacional eminentemente nocivo, bajo la dominación de un capitalismo terrible que continúa destruyendo la vida en la Tierra y despojando a los pueblos de sus identidades, culturas y valores propios.

Defender nuestras culturas precisa avanzar en el desarrollo, en el fortalecimiento, la divulgación y el enriquecimiento de la cultura de nuestros pueblos, para que nos permita dar una batalla cultural a fondo contra los valores enajenantes del capitalismo y crear así una nueva hegemonía. De ahí que debamos trabajar por conformar un frente de pensamiento común anticapitalista que movilice a la intelectualidad que ha sido excluida por el poder hegemónico y que sea capaz de generar contenidos de carácter verdaderamente descolonizadores, que doten a las personas de referencias culturales sólidas en un mundo cada día más ganado por el consumismo y la banalidad.


Notas:

[1] María del Carmen Barcia y colectivo de autores: La Colonia. Evolución socioeconómica y formación nacional desde los orígenes hasta 1867, Editora Política, La Habana, 2002. 

[2] Fidel Castro: “Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como conclusión de las reuniones con los intelectuales cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional el 16, 23 y 30 de junio de 1961”, Fidel, soldado de las ideas (Disponible en: http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/conclusion-de-las-reuniones-con-los-intelectuales-cubanos-efectuadas-en-la-biblioteca).

[3] Jinping, Xi: Xi Jinping: La gobernación y administración de China II, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 2018. 

[4] Ibídem.

[5] Fidel Castro: “La Historia me absolverá”,  Fidel, soldado de las ideas. (Disponible en: http://www.fidelcastro.cu/es/documentos/la-historia-me-absolvera).

[6] T. Gil: “Los 14 principios políticos de Xi Jinping para convertir a China en superpotencia y que lo ponen a la altura de Mao Zedong”, 2017.  (Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41729175).

[7] Ibídem.

[8] Jinping, Xi: ob.cit.

[9] Fidel Castro: “Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como conclusión de las reuniones con los intelectuales cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional el 16, 23 y 30 de junio de 1961”,  Fidel, soldado de las ideas. (Disponible en: http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/conclusion-de-las-reuniones-con-los-intelectuales-cubanos-efectuadas-en-la-biblioteca).

[10] Miguel Díaz-Canel: “Discurso pronunciado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la clausura del IX Congreso de la Uneac, 2019”.  (Disponible en: https://www.presidencia.gob.cu/es/presidencia/intervenciones/discurso-pronunciado-por-miguel-m-diaz-canel-bermudez-presidente-de-los-consejos-de-estado-y-de-ministros-en-la-clausura-del-ix-congreso-de-la-uneac).

[11] Jinping, Xi: ob.cit.