Me corresponde, en representación del jurado que otorgó el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2022, el altísimo honor de dedicar unas palabras de elogio a quien recibe hoy este importante lauro, la Dr. Francisca López Civeira, Paquita, como le decimos con afecto los que hemos tenido la oportunidad de conocerla y recibir la luz de su magisterio. He tenido la dicha de ser alumno de Paquita en la carrera de Licenciatura en Historia y luego, de compartir con ella en múltiples espacios académicos, profesionales y personales, por lo que advierto resulta imposible hablar sin que la emoción y los sentimientos más hermosos no afloren en esta intervención. Y creo que es justo, pues no podemos separar la obra científica que ha aportado la Profesora Emérita de la Universidad de La Habana, del ser humano extraordinario que hoy estamos reconociendo en esta ceremonia. Alguien que cuenta ya en su currículum con múltiples premios como docente, científica e investigadora; pero que sigue teniendo su mayor premio en la vida, en la cosecha que ha recibido y seguirá recibiendo de lo sembrado en sus alumnos y cientos de miles de jóvenes a los cuales siempre ha estado dispuesta a ayudar, atender e intercambiar ideas, en los espacios de la FEU, la UJC, el Movimiento Juvenil Martiano, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y en muchos otros escenarios donde se le ha convocado.

El ministro de Cultura Alpidio Alonso y Juan Rodríguez, presidente del ICL, junto a Francisca López Civeira, durante la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas.

Creo sinceramente que con este reconocimiento que hoy entregamos a la profe Paquita, no solo la estamos honrando a ella; sino también estamos honrando a Cuba y a los profesionales que desde distintas responsabilidades investigan, enseñan, divulgan y preservan nuestra historia patria. Se honra a su vez la Universidad de La Habana, institución a la que Francisca López ha entregado todo su saber, sueños, sacrificios y logros, materializados en especial en los cientos de estudiantes que en la carrera de Licenciatura en Historia han crecido profesional y humanamente bajo su influjo.

Durante más de cinco décadas la Dr. López Civeira ha realizado importantes aportes al saber historiográfico, destacándose sus estudios sobre las relaciones Estados Unidos-Cuba; del período que comprende los casi 60 años de república neocolonial burguesa; así como del pensamiento y la obra de José Martí y Fidel Castro. Sus resultados investigativos han sido publicados en más de una veintena de títulos como autora y coautora y en más de 200 artículos, así como expuestos de manera brillante, en eventos nacionales e internacionales, lo cual la hizo merecedora con anterioridad del Premio Nacional de Historia. Paquita ha sido además coordinadora de obras colectivas que han tenido amplio impacto en el país en la socialización de los conocimientos históricos. Y aunque este premio se entrega esencialmente por la obra científica, no puede dejar de mencionarse los aportes que ha hecho la Dra. López Civeira al gremio de los historiadores, desde las responsabilidades que ha ocupado en la Unión de Historiadores de Cuba y su participación destacada en los Congresos Nacionales de Historia convocados por la organización.

“Cuando analizamos la obra de Paquita, reconocemos de inmediato esas ideas, valores y actitudes de una intelectual comprometida con su tiempo y su país, una cubana y patriota hasta la médula”.

Pero quisiera destacar un elemento que me parece aun más valioso que todo lo que pudiéramos enumerar de los aportes de Paquita a la ciencia histórica y a las ciencias sociales y humanísticas en general; en ella ha sobresalido una cualidad que considero vital en un proceso revolucionario como el nuestro, y es que su obra científica no ha estado dirigida ni enclaustrada a una élite ilustrada, sino a lograr lo que el destacado historiador Emilio Roig de Leuchsenring tanto defendió: “llevar  la historia al corazón mismo del pueblo”. Ella lo ha hecho con especial dedicación y creatividad no solo en las aulas universitarias, en sus múltiples intercambios con niños, adolescentes y jóvenes —que también le valió el premio Maestro de Juventudes que entrega la AHS—, sino a través de los medios de comunicación y libros que llevan en sí el lenguaje y la didáctica necesaria para llegar a un público mucho más amplio. Esa es la ciencia verdadera de raíz humanista y enfoque marxista, aquella que, sin abandonar el método y rigor científico, aspira a la trasformación concreta de la realidad y de los seres humanos como parte indisoluble de ella. Cuando analizamos la obra de Paquita, reconocemos de inmediato esas ideas, valores y actitudes de una intelectual comprometida con su tiempo y su país, una cubana y patriota hasta la médula.

Gracias infinitas, Paquita, y que siga acompañándonos la utilidad de tus obras y virtudes, para Cuba y el mundo.

3