Para escuchar el arte

Narmys Cándano García
13/5/2016

La posibilidad de apreciar parte de la realidad en imágenes sonoras es también un presupuesto que defienden las artes plásticas de los nuevos tiempos. Las propuestas para los meses de mayo y junio del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam se enrumban precisamente por ese camino: dejar espacio al sonido para transmitir, contar, significar.

Voces Indígenas, exposición colectiva que se inaugura el próximo 18 de mayo abre este ciclo. Una instalación sonora pondrá a disposición del público una selección de textos en 10 lenguas indígenas de América Latina.


Blanca Victoria López, Jefa de Relaciones Públicas del Wifredo Lam, el artista Ricardo Martínez, la curadora de Ni Sagrado ni Secular, Dannys Montes de Oca y su autor, Henry Erick Hernández.
 

Como se explicó en conferencia de prensa, cuando el visitante ingrese en la sala donde estarán dispuestos una serie de altoparlantes escuchará un murmullo indefinido y polifónico, y las diversas lenguas originarias se harán más claras a medida que se acerque a las bocinas.

Curada por el alemán Alfons Hugs, la exposición —que ya ha sido presentada en varios países— agrupa a varios artistas que tienen una afinidad con el legado lingüístico indígena de países como Paraguay, Guatemala, Costa Rica y muchos otros. La elección obedece no solo a la relevancia histórico-cultural de la lengua y el grupo étnico, sino también el peligro de extinción al que están expuestas.

También Desde el sonido llega la propuesta de Ricardo Martínez, que, a partir de la misma fecha y hasta el 18 de junio mostrará un vínculo entre imagen y sonido mediante instalaciones y objetos que activan ambas posibilidades.

El compositor e intérprete devela así sus inquietudes plásticas y juega con el sonido, incluso el ruido, como elemento que se puede manipular e intervenir en la relación entre objetos sonoros o no.

Por otra parte, fotografías, dibujos, videoarte, y un libro objeto, forman la instalación Ni sagrado ni secular, de Henry Eric Hernández, cuyo trabajo transita por las relaciones entre mito, historia y poder.

Cuatro obras muestran detalles de lo que ha sido un work in progress iniciado en el año 2000 en diferentes puntos de la geografía cubana, que simbolizan momentos claves en la historia nacional.

La Ciudad Escolar Libertad, un colegio de monjas convertido en escuela primaria que guarda un cementerio de esclavos, o la ya añeja y desecha tradición de los cumpleaños colectivos son objeto de estudio del artista que ha intervenido cada espacio de distintas maneras.

Excavaciones, desenterramientos in sito y reconstrucciones han servido al autor para mostrar cómo los roles históricos se van retroalimentando: lo sagrado se seculariza y viceversa. Un análisis diferente entre historia y poder que expresa la manera en que la historia es articulada y refrendada por las narrativas dominantes que ponderan uno u otro hecho ignorando participaciones menos notables, hechos y sujetos cotidianos que también forman parte esencial de ese pasado.

Asimismo juega con los símbolos de la contemporaneidad Coolwar: game art across the straits, expo colectiva que de game art de creadores de Cuba y Estados Unidos que recuerda los maniqueísmos y tecnologías militares que estructuran los videojuegos.

Abierta del 3 al 27 de junio, la muestra comparte una nostalgia por las tecnologías caducas y se reflexiona sobre la temporalidad única y la mortalidad extraña que se ofrecen en esos controversiales espacios de diversión.