PLANIFICACIÓN y POLÍTICA: A propósito de una (inter)dependencia

María Victoria Marín Rivera
26/2/2019

Si se realiza una mirada a la teoría como concepto, se observa que esta implica ideas preliminares o informaciones externas relacionadas a cosas, hechos o tendencias de la realidad; por otro lado, la práctica entraña la aplicación de una información derivada de la observación, realizada por los actores del proceso. Ahora bien, la relación dialéctica entre teoría y práctica, asumida como praxis, la cual es vista como conceptualizaciones de la propia teoría vinculadas con un proceso tangible llevado a cabo por los actores que intervienen en este, permite evidenciar igualmente la relación entre el sujeto y el objeto del conocimiento. Así entonces, la praxis social del ser humano no se puede reducir a su forma de producir, sino que toma diversos modos desde su actividad científica, política, cultural, lúdica, y en general participa en todos los escenarios de la vida de la sociedad.

El VI Congreso del PCC marcó las pautas para alcanzar el éxito en la actualización del modelo
de desarrollo. Foto: Internet
 

Desde la filosofía contemporánea, el problema más importante no es comprender el mundo y sus leyes para interpretarlo, sino la aplicación del conocimiento de esas leyes para su transformación activa. Lo anterior supone el fundamento de la intervención como praxis (teoría y práctica); esta deberá ser antecedida por una intención, en el sentido de un firme propósito u objetivo unido a la decisión de alcanzar el resultado deseado, al partir de una clara postura ideológica que sirva de soporte conceptual, y donde dicha intencionalidad será la que defina la visión, la fuerza y el grado de transformación de la realidad intervenida.

Desde esta óptica, intervenir implica no solo la decisión de no asistir al mundo como simples espectadores, sino la capacidad de modificar las condiciones dadas en busca de una mejor situación de la realidad, y es ahí donde la planificación incide, no desde su propio quehacer, sino desde la intencionalidad con la que es utilizada.

El VI Congreso del PCC marcó las pautas para alcanzar el éxito en la actualización del modelo de desarrollo, con el propósito de garantizar la continuidad e irreversibilidad del socialismo, el desarrollo económico del país y la elevación del nivel de vida de la población, conjugadas con la necesaria formación de valores éticos, hecho ratificado en el VII Congreso. El principio de que solo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la Revolución, y que en la actualización primará la planificación, nos indica la política a seguir, al establecerse las relaciones e interrelaciones que intervienen en el funcionamiento de la sociedad.

De ahí se deriva la importancia de evidenciar el vínculo existente entre planificación y política, visto en sí como un proceso coherente que apunta hacia una adecuada toma de decisiones en el propio contexto político. Por ello, se pretende reflexionar acerca de la relación e interrelación entre planificación y política. En tanto que la planificación por sí misma, a espaldas de la política, resulta ineficaz en el orden práctico.

El conocimiento de la realidad nos ayuda a interpretarla y comprenderla, favoreciendo la toma de decisiones acertadas en función del problema presentado. Su interpretación no implica tácitamente tomar conocimiento de lo comprendido, sino el desarrollo de las posibilidades en su comprensión. Entonces, lo relevante es el resultado del significado que dan las personas a distintos fenómenos, dado el entramado de interacciones sociales en las cuales son protagonistas; y si el fin es llegar a una comprensión que permita la transformación, como se persigue con la planificación, la opción es captar esta realidad en sus más amplias dimensiones.

Planificar es someter a nuestra voluntad el curso encadenado de los acontecimientos y así contribuir al movimiento de las cosas en la dirección deseada; de ahí que planificar implica un gran esfuerzo para el alcance de un objetivo que requiere voluntad, poder y recursos. Planteado de otra manera, “planificar es hacer que ocurran cosas que de otro modo no hubiesen ocurrido”.

Por tanto, la planificación puede entenderse desde la perspectiva de constituir una función del ciclo administrativo, en cuyo caso no queda la menor duda de su existencia y utilización desde los comienzos de la humanidad. Pero también hay otra manera de entenderla, y es desde la perspectiva del desarrollo económico social de una sociedad.

Lo que constituye el rasgo fundamental de la planificación es la acción, que debe ser eficaz y estar fundamentada en la autovaloración, la valoración de los demás y tener claridad en los fines y principios perseguidos. Por otra parte, la política no tiene un fin en sí misma (no existe la política por la política), debe servir a objetivos sociales. En este sentido se coincide con la Dra. Elsie Plain, al plantear que política es el proceso social mediante el cual los sujetos que en él intervienen (individuales y colectivos) producen y distribuyen acciones y decisiones vinculantes (relacionadas principalmente con el poder, la dominación, la autoridad y los recursos). Estos aspectos, al tener fuerza y vigor en un espacio temporal dado y estar determinados por los objetivos e intereses cardinales, les guían en la consecución de los mismos.

En la práctica, la política se expresa también en los planes, programas y proyectos dirigidos o desarrollados directamente por el Estado, en los cuales el contenido de la directriz se despliega de forma detallada y sistemática. Respecto a esto, los planes nacionales y sectoriales de desarrollo, los proyectos estatales y los programas de gobierno resultan mecanismos particularmente importantes para la puesta en marcha de la política y constituyen factores críticos de su éxito. De lo anterior, se concluye la importancia de adoptar un modelo apropiado de planificación que soporte la gestión de la política y desarrolle los elementos nucleares de la directriz.  

Así pues, que la adopción de un modelo apropiado de planificación depende de los problemas a resolver, objetivos y propósitos a alcanzar, y la visión e intencionalidad con la cual se proyecte la política. Esta es una propuesta de distribución de poder y la planificación, entonces, es la forma de poner en práctica dicha política.

Las políticas esclarecen los comportamientos deseados, mejoran las coordinaciones entre eslabones de las organizaciones, reducen el tiempo para la toma de decisiones y elevan la coherencia interna entre estas, en áreas de resultados claves. Por tanto, una clara definición de políticas, lejos de limitar, permite ganar mayor claridad acerca del rumbo a seguir y posibilita una mayor participación e independencia en la toma de decisiones.

Al igual que la planificación, define el marco de actuación para alcanzar los objetivos y suele tener una vigencia superior a la primera en el tiempo. Entre planificación y la política debe existir una coherencia lógica en pos de contribuir al logro de la misión, la visión y los objetivos.

Se considera pues que la planificación parte de una decisión política y todo plan sin autoridad política es letra muerta. El plan, más que un fin en sí mismo, resulta un medio para el logro de la transformación deseada: ya sea en términos de eficacia, al permitir el alcance de objetivos de la política; de eficiencia, al conseguir los objetivos al menor costo posible y de efectividad, una vez obtenido el impacto esperado. Es justamente la viabilidad como fenómeno dinámico la que posibilita el alcance real que tiene el plan como instrumento de cambio y desarrollo. 

La coherencia y articulación entre la lógica de la formulación y la lógica de la realización que conforman el proceso planificador siempre será un asunto anhelado. La planificación, más que tratarse de un asunto técnico–como ha sido tradicionalmente manejado–, constituye un asunto político que incorpora el reconocimiento de diversos tipos de actores, intereses y decisiones. La elevación de la condición humana requiere, ante todo, de la actividad política. La extensión social de la planificación pasa necesariamente por la política. En consonancia se justifica, según el criterio de la autora de este texto, que la planificación esté al servicio de la política.

Por tanto la interrelación entre planificación y política es directa en el sentido de que la primera responde a la necesidad de implementar la segunda, pues las alternativas políticas se concretan en la planificación. Esta última, en tiempos de actualización del modelo económico y social cubano, implica modificar las condiciones existentes en busca de una mejor situación de la realidad a partir de una voluntad política para su realización. Por esta razón, resulta necesario saber ser para saber integrar el hacer.

Bibliografía consultada
Castro Ruz, Raúl (2018): «Discurso de Clausura del V Pleno del Comité Central del PCC», Periódico Granma, marzo 12.
Codina, Alexis (2014):Habilidades directivas. La Habana: Editorial Academia.
Egg, E.  Ander y M. J. Aguilar Ibáñez (2002): Cómo elaborar un proyecto-guía/ diseñar proyectos sociales, Buenos Aires: Lumen.
Fung, Thalía (2009): Una ciencia política desde el sur, La Habana: Editorial Félix Varela.
Instituto de Filosofía (2005): Relaciones de dirección en Cuba. Sujetos sociales y fundamentación ideológica, La Habana: Editorial Academia.
Matus,C. (1985):«Planificación, libertad y conflicto», enCuadernos de planificación,Caracas.
Miklos, T. y T. M.Tello (2004): Planeación prospectiva, México: Limusa.
Mintzberg, H. y Brian Quinn (1993):El Proceso Estratégico, México: Prentice Hall Hispanoamericana.
Partido Comunista de Cuba (PCC) (2011):Directrices del VI Congreso del Partido para el trabajo de los cuadros. La Habana, Cuba: Editora Política;2011.
Partido Comunista de Cuba (PCC). Directrices y Resoluciones del VII Congreso del Partido. La Habana, Cuba: Editora Política;2016.
Partido Comunista de Cuba (PCC). Lineamientos de la política económica y social del Partido y La Revolución. La Habana: Editora Política.
Plain Rad-Cliff, Elsie (2000): «En torno al concepto de cultura», ponencia presentada en el IV Taller Internacional  de Ciencia Política, La Habana, noviembre.
Portuondo Vélez, Ángel Luis y otros (comps.) (1998): Compilación de artículos sobre Dirección por Objetivos y Dirección Estratégica. La Habana: Editorial Pueblo y Educación.
Schein, Edgar (1988):La Cultura Empresarial y el Liderazgo. Una Visión Dinámica.Barcelona: Editores Plaza & Janes.