Dedicado a los escritores Luis Álvarez y Alberto Prieto, Premios Nacional de Literatura y Ciencias Sociales, respectivamente, el evento más importante de las letras cubanas fue inaugurado en la sala Nicolás Guillén en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, el pasado 20 de abril. Una de las primeras novedades de esta, su trigésima edición, fue la apertura al público del Salón Profesional del Libro, radicado en la biblioteca pública Rubén Martínez Villena, en el Centro Histórico de nuestra capital.

Se trata de un proyecto organizado por la Agencia Literaria Latinoamericana y en el que, desde el 21 y hasta el venidero 29 de abril, se desarrollará un amplio programa que incluye la realización de conferencias, paneles y encuentros con escritores, entre otras actividades relacionadas con el libro y la literatura. Temas de gran interés y actualidad como el libro en tiempos de pandemia, los profesionales y su posición en medios digitales, la relación entre traductores y editores y las librerías y libreros como actores cultuales, serán abordados por distintos especialistas en este Salón, que sesiona en el contexto de la Feria Internacional del Libro.

Correspondió al escritor, investigador y repentista cubano Alexis Díaz Pimienta ofrecer la primera conferencia, titulada Literatura y Oralitura en tiempos de pandemia. Es decir, letra y voz como mejor antídoto contra uno de los mayores azotes sufridos por la humanidad en los últimos tiempos.

Un momento de especial significación fue el encuentro de Alexis Díaz Pimienta con Lucas Baño, intérprete de las cápsulas televisivas Chamaquili y la pandemia.

El autor de más de cincuenta volúmenes, entre novelas, ensayos, cuentos y poemarios, aseguró que “mis experiencias de sobrevivencia durante la pandemia no se diferencian de otros muchos escritores, a quienes tanto en Cuba como en el resto del mundo nos salvó la creación. Fueron momentos sombríos en los que los estados de ánimo descendieron hasta los niveles más bajos, en los que la depresión siempre estuvo rondando. La pandemia trajo consigo un sinnúmero de limitaciones. Entonces escribir, crear, incluso, improvisar, componer, pintar, cualquier actividad que fuera un asidero creativo, se convirtió en una válvula de escape, en una tabla de salvación”.

El ganador del premio literario Casa de las Américas en 2019 rememoró que curiosamente, 22 años atrás, escribió un libro al que dio el nombre de Amenaza de pandemia. Pero a diferencia de esta pandemia real que aún causa estragos en algunas regiones del planeta, el tema de su texto aborda “una pandemia metafórica, una pandemia literaria. Y ese libro de poesías que todavía no se ha publicado fue uno de los primeros que escogí para corregir errores y concluirlo, cuando buscaba algún entretenimiento que me permitiera ocupar aquel tiempo de confinamiento”.

Asimismo subrayó que la pandemia fue “una gran oportunidad para crear, para concluir textos que durante años permanecieron inconclusos, una oportunidad de reincidencia literaria.

“Tenía deseos de parar —puntualizó—, de cesar al menos por unos meses con los compromisos de trabajo y dedicarme por completo a escribir. Soñaba con un tiempo real para escribir, de modo que ese parón, aun cuando nos afectó grandemente, fue mágico porque me permitió entrar en un estado de efervescencia literaria. Tenía muchos libros a medias, muchas obras por terminar, muchas ideas en la cabeza y me dije: ‘este es el momento′”.

De las experiencias vividas durante la pandemia, Alexis Díaz dijo además que más allá de su bienestar personal, logrado a partir de la intensa labor literaria que desarrollara por casi dos años, “tenía que hacer algo que fuera útil para los demás, que trajera un poco de alegría a aquellos días oscuros y tristes. Así se me ocurrió comenzar a grabar pequeños videos que empezaron a rodar por todo el mundo a través de las redes sociales. Uno de ellos se llamaba Buenos días confinados. A través de ellos decía diariamente una décima, eran décimas improvisadas. Estuve grabando esas décimas durante un año y fueron ellas igualmente mi salvación”.

“La literatura y la oralitura fueron mi sustento espiritual”.

Del mismo modo y a partir de sus grandes conocimientos como fundador y director de la Academia Oralitura Habana, puso en práctica un proyecto acariciado por más de una década. “Desde hacía mucho tiempo quería echar a andar un proyecto académico vía online sobre repentismo. Y el confinamiento propició las condiciones para la creación de la Academia de oralitura, a la que se acogieron miles de alumnos de todo el mundo, aficionados a la décima, a la improvisación. Abarcamos en los distintos cursos todo un abanico de artes de la oralidad, del arte de la palabra viva, de la vocalidad, que fueron las protagonistas.

“La literatura y la oralitura fueron mi sustento espiritual. Y lo que más me satisface es que aquellos cursos, devenidos al principio una sencilla tablita de salvación magnífica, se convirtieron en un barco de gran eslora al que se subieron centenares de personas que continúan reconociendo esa Academia. Una Academia que nacida de la necesidad, salvó a muchos de los oscuros momentos de encierro, de confinamiento, tanto en España como en otros muchos países de América Latina”.

Junto con la conclusión de varias de sus obras y la redacción de otros nuevos títulos, el también merecedor del Premio Iberoamericano de relato destacó de la misma manera que “lo que más hice durante la pandemia fue lanzarme de lleno en un género que ansiaba incursionar desde hacía mucho tiempo: la literatura infantil y juvenil. En este sentido terminé algunos textos inconclusos y escribí otros. Entre los concluidos destacan El niño con cabeza de pantalla táctil y la novela La vida secreta de los calcetines, así como también El señor porque no y una saga de cuentos para niños dedicada a una de mis nietas. La literatura infantil es uno de los géneros que más me satisface y divierte”.

Un momento de especial significación de esta primera conferencia celebrada en el Salón Profesional del Libro fue el encuentro de Alexis Díaz con Lucas Baño. Creador e intérprete de las cápsulas televisivas Chamaquili y la pandemia se conocieron personalmente y las muestras de agradecimiento por parte de uno y otro quedaron expresadas en un fuerte y prolongado abrazo.

Inspirado en las aventuras y travesuras de su hijo Alejandro y “en varias anécdotas de sus hijos, ocurridas realmente, que muchos padres me hicieron llegar, surgió el personaje de Chamaquili en mi carrera como escritor.

“Chamaquili es el protagonista de veinticinco libros, diez publicados y quince todavía inéditos. Son libros cortos, hechos así para que no lleguen a cansar a los niños. Nunca he dejado de escribir chamaquilis.

“Resultó que un día recibí un mensaje de una entrañable amiga que me escribía desde aquí, desde La Habana. Se nombra Claudia Alvariño, Muma, y es una excelente actriz. Me pedía que escribiera algo para su inquieto hijo que además de entretenerle, le permitiera entender qué era el coronavirus y la pandemia.

Inspirado en las aventuras de su hijo Alejandro y “en varias anécdotas de sus hijos, ocurridas realmente, que muchos padres me hicieron llegar, surgió el personaje de Chamaquili en mi carrera como escritor”.

“El mensaje lo recibí alrededor de las diez de la noche. En realidad había escrito mucho sobre la pandemia, pero eran textos para adultos. No se me había ocurrido escribir sobre este tema para los niños. La idea, sin embargo, me gustó tanto que trabajé incansablemente durante toda la noche. Y enseguida envié los poemas a Muma, quien inmediatamente los llevó a La Colmenita y acto seguido se hicieron las coordinaciones con la televisión.

“Con Chamaquili y la pandemia sucedió algo inusual. Ese libro todavía no está editado, de hecho no tiene creada ni siquiera las imágenes, y ya es bien conocido. Es decir, antes de llegar a la editorial, se ha disfrutado muchísimo mediante este proyecto audiovisual”.

Fue así como Lucas Baño, un niño de solo cinco años de edad, se convirtió en un chamaquili real que a través de pequeñas cápsulas cautivó a los televidentes pequeños y adultos de todo el país, con sus sabios consejos preventivos.

Para concluir su conferencia, mostrando sus excepcionales cualidades de poeta y su bien merecido Premio Internacional de Poesía, Alexis Díaz Pimienta dio lectura a varios de sus poemas. Uno de los más emotivos corresponde precisamente a uno de los dos libros dedicados a Chamaquili y la pandemia.

Titulado “Chamaquili no está solo”, el poema hace alusión a una doctora, una enfermera, un barrendero, un chofer de ambulancia, una periodista, un bombero, un policía, una científica y hasta un perro al que exhorta a usar el nasobuco. Para este imaginativo y curioso niño todas estas personas son sus héroes y al verlos pasar, asomado a su ventana, les dedica hermosas frases de elogios y les trasmite ánimo en el desempeño de sus tareas. Estas son correspondidas por los héroes de Chamaquili, quienes a su vez le devuelven con gran cariño sus saludos, porque por muy difíciles que sean las circunstancias, incluso en tiempos de pandemia, los afectos y especialmente el amor siempre ganan.

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