PRESBICIA, puesta a prueba de la espectacularidad en la galería Raúl Oliva

Antonio Fernández Seoane
29/4/2019

En un intencionado rejuego de valores semánticos, el título de esta exposición puede llegar a confundirnos, y hasta extraviarnos en sus verdaderos significantes.

PRESBICIA
Cartel del evento. Foto: Cortesía del autor
 

Ella no se dedica a hacer énfasis en ese defecto del présbita. PRESBICIA es una muestra colectiva que nos obliga —a pesar de que podamos “mirar” bien de lejos— a “ver” detenidamente de cerca, sobre todo, cuando se trata de la producción artística plural y disímil más reciente de un valioso grupo de creadores de la plástica dentro de nuestra historiografía contemporánea del arte y que, dicho sea de paso, todos padecen de esa imperfección visual. No quiere decir que esta ausencia de un 20/20 los limite en la sagacidad de concepciones estéticas para los asuntos aquí tratados o abordados por ellos

PRESBICIA, para la Galería Raúl Oliva, significa un importante punto de giro en su historia ya de un poco más de diez años. Es la primera vez que una carga artística “otra” llega a sus predios exhibitivos y, en esto, sus dos curadores-organizadores (Edgar Hechavarría y Sara Díaz, artistas también participantes en ella) para no alterar en demasía ese viraje, le impusieron un “tour de force” a los otros creadores que en ella confluyen: Anyelmaidelin Calzadilla, Alejandro Sainz, Guillermo Malberti, Hanoi Pérez, Jannette Brosaaard, Norberto Marrero y Yerandee Durán…

De todos es conocida la espectacularidad (genuina identificación de la postmodernidad creativa) conseguida en cada una de las exposiciones que aquí se han realizado.  Es la única galería del país dedicada a la promoción del diseño escénico cubano; de esa radiante parte en metamorfosis de la literatura dramática o del libro coreográfico en montaje para la representación teatral y danzaria que las artes plásticas complementan y, de ahí, esa condición de puesta en escena expositiva ganada.

PRESBICIA, entonces, no se aleja de aquella exigencia. Todo lo contrario, ella es el preciado espectáculo para el resto de las expresiones de las artes plásticas que ahora aquí se presentan, y lo digo así pues el diseño escénico es también arte en todo su sentido mayúsculo. Aquí concurren el dibujo, el grabado, la instalación, el libro de artista, la fotografía, el video, pero con aquella intención de una audaz curaduría y no digo la de —en muchas ocasiones— una aburrida y tonta colgaduría.

El texto de Amilkar Feria para el catálogo de PRESBICIA refleja magníficamente la contundencia misma de la muestra en cuestión. Estoy de acuerdo con él —al referirse a los miembros del grupo Haciendo Presión, presentes en su mayoría en esta exposición— al plantear que ellos “manifiestan su falta de certidumbre hacia una realidad que solo les devuelve imprecisión y desenfoque como respuesta.”

No nos confundamos de nuevo: ellos, con los espejuelos bien puestos, han sabido responder a aquel axioma con la mejor de las maneras; con la del buen arte que los identifica, ese que ahora se pone a prueba, sin fuerza, en el universo de las observaciones de la XIII Bienal de La Habana.