Presumo y defiendo Lo nuestro

Ana María Domínguez Cruz
28/10/2019

Quiso presumir en el barrio. Quiso ser músico y pensó, cuando tenía 8 años, que luego de las pruebas de aptitud a las que se presentó, saldría con unas baquetas en la mano, dispuesto a mostrarle al mundo su logro.

Solo pudo elegir entre violín o piano. Después de una década de estudiar este último instrumento, y ante la insistencia del maestro de contrabajo, quien siempre vio las dimensiones perfectas en sus brazos largos, cambió el rumbo. Hoy ese instrumento es, y en ocasiones el bajo, una prolongación de su cuerpo.

Yelsy Heredia. Fotos: Internet
 

“Para mí es la contención. Soy tan visceral, si fuera por mí, armaría un show personal en cada actuación. Pero al final es eso, es la contención, la solidez, la guía de una banda. Me ayuda tocar el contrabajo porque soy muy efusivo. El bembé, la tumba francesa y otros géneros alivian mi anhelo por las baquetas”.

Luego de dos décadas de trabajo en España, Yelsy Heredia es considerado hoy uno de los contrabajistas más importantes en la escena musical actual. No solo ha sido colaborador habitual en discos de músicos como Bebo y Chucho Valdés, Diego el Cigala, Salif Keita, Arcángel, Joshua Edelman, Donna Hightower… Yelsy Heredia también ha transitado por el sendero musical de sus inquietudes, y justo ahora disfruta la dicha de haber sido nominado a los Premios Grammy Latino 2019 con su álbum Lo nuestro.

“Han pasado muchas cosas. Tengo muchas vivencias con músicos excelentes, pero Yelsy con nombre propio es a partir de ahora, aunque ya haya lanzado otros discos.

“La nominación a los Premios Grammy Latino es algo grande. Suena el teléfono y es Chucho Valdés diciéndome: Negrito, felicidades, ese disco esta buenísimo. Ya verás las otras cosas buenas que vendrán. Las palabras de un grande como Chucho me invitaron a soñar más”.

Changüicero natural, te apegaste al flamenco…

Claro, imagínate. Llegas a España y te percatas de que en Madrid se vive un movimiento único con el flamenco, y que existe además el interés por acercarlo a la música cubana. Tenemos que defender, respetar y presumir de lo nuestro, con tanta valía para el exterior.

Con Diego el Cigala.
 

Como residente en Madrid me uno a esos músicos del género, empiezo en las jam, y fueron largas noches, es que la sabiduría del flamenco se transmite por vía oral. Hay que tomar Coca Cola o café para estar despierto y mantener la retroalimentación, aprender, inyectarte con la espontaneidad del género.

“El flamenco me ha dado estabilidad, progresión, madurez y amistades verdaderas”, y se encuentra su nombre junto al de artistas reconocidos de esta expresión musical como Diego el Cigala, Dorantes, Paquete, Diego del Morao, Tomatito, Isidro Muñoz, Remedios Amaya

Me hablas de Lo nuestro como un disco en el que defiendes tus raíces musicales, pero lo has hecho siempre así, por ejemplo, en el anterior, Camino a Maisí, ¿no?

Sí, es cierto. El apego a mis raíces lo defiendo siempre. En el disco está plasmado lo que le debo y lo que le aporto al changüí. Como parte de la nueva generación changüicera, tengo mi propia onda. Cambio la forma primaria de este género, que habitualmente empieza con el montuno, anunciando lo que pasará, hago un coro, cambio los pasacalles y la sonoridad. Lo nuestro es una forma de insistir en que sigo por la senda de defender nuestras esencias, porque debemos cuidar lo nuestro, que lo de afuera es prestado.

Propongo un changüí urbano, que es una etiqueta que colocó la directora de la disquera Bis Music cuando terminamos la grabación del tema. Es crónica, porque cuenta lo que va pasando. Es una evolución de sonoridad.

Como conocedor del género, quiero ampliar el diapasón sonoro del changüí. El contrabajo es el homólogo de la marímbula en el changüí, pero mantener los patrones de la marímbula sería limitar la capacidad armónica de mi instrumento. La marímbula con 7 flejes es una cosa, pero tengo cuatro octavas en mi contrabajo y las quiero aportar.

 

Este álbum, con el apoyo de Bis Music, tiene a Celso, que tiene el cariño de Guantánamo. Kelvis Ochoa hizo un changüí conmigo, La albahaca… También participan La Reina y La Real en La Habana está muy cara; Daymé Arocena en Hermosa santa. En el trombón mis hermanos Pipi y Orley, Ernesto Lima, en la flauta Arianne Navarro y en la percusión el trío explosivo: Yaroldi Abreu, Rodney Barreto y Natalie Chongo, bongocera de la Isla de la Juventud. Mi hermana Yurien Heredia, musicóloga, está en la segunda voz.

Yelsy Heredia, quien ha presentado Lo nuestro en otros escenarios, me adelanta que trabaja intensamente en otro proyecto. “Otro homenaje a uno de los grandes del país. Cachao vive, así se llama el proyecto, y va en grande. Es también para defender Lo nuestro”.