Entre las propuestas más recientes que la editorial José Martí ha sometido a nuestra consideración destaca Frases célebres de la Antigüedad, ópera prima del historiador Anderson Calzadilla Escalona (Granma, 1982). Editado y corregido por Ana R. Gort Wong, el volumen nos propone un acercamiento a varias sentencias pronunciadas por significativos personajes de la Antigüedad clásica.

No estamos ante el draconiano manual de Historia que provoca rechazo en los lectores por su densidad o los repele atiborrándoles de fechas y acontecimientos. Tampoco, frente al texto paródico, al estilo de Will Cuppy, que desacraliza y desmitifica. Antes bien, Anderson recurre a la veracidad histórica, al dato contrastado y comprobable, utilizado con inteligencia y soltura, para deleitar e instruir al lector.

El volumen está fundamentado en un plausible interés por acercar la Historia de forma divertida e instructiva a lectores jóvenes y adultos. Imagen: Tomada de Pixabay 

Primero, nos ubica en contexto. Luego, una vez expuesta la frase, nos explica quién y por qué la pronunció, y qué quiso decir con ella. De paso, bosqueja con hábiles pinceladas una semblanza del personaje en cuestión, sus motivaciones e intereses, así como el papel que juega en un pasaje histórico determinado. Todo, fundamentado en el rigor investigativo y un plausible interés por acercar la Historia de forma divertida e instructiva a lectores jóvenes y adultos.  

Anderson también presta atención a máximas de autor desconocido. En el primer acápite del volumen conoceremos, por ejemplo, el verdadero sentido de la frase “Ojo por ojo y diente por diente”, conocida como Ley del Talión, que solemos utilizar de forma indiscriminada, sin tener en cuenta su significado exacto. Asimismo, incluye, cuando lo amerita, más de una frase por personaje, e, incluso, las frases y sus respuestas, recreando, con ello, pasajes significativos o concatenando sucesos en aras de ofrecer una imagen más clara y completa de determinados acontecimientos.

¿Qué implica “descender a la cueva de Trofonio”, “cortar la cola al perro de Alcibíades” o “pasar por las Horcas Caudinas”? ¿Quiénes fueron los verdaderos autores de los socorridos aforismos “Conócete a ti mismo”, “Zapatero, a tus zapatos” y “La suerte está echada”? ¿Por qué “no todos pueden ir a Corinto”, el prefecto romano Poncio Pilatos se lavó las manos y Diocleciano prefirió seguir cultivando su huerto antes que ocupar nuevamente el trono del Imperio romano? Estas y otras interrogantes, mucho más interesantes, aparecen contestadas en Frases célebres de la Antigüedad, volumen útil y necesario, rara avis en un contexto literario en el que no abundan las propuestas centradas en “potabilizar” la Historia y condimentarla con curiosidades o detalles que usualmente no encontramos en manuales o libros de texto.

“Anderson recurre a la veracidad histórica, al dato contrastado y comprobable, utilizado con inteligencia y soltura, para deleitar e instruir al lector”.

Parafraseando a Thomas Carlyle, podemos considerar a la Historia como una destilación del chismorreo. En su ópera prima, Anderson Escalona no renuncia (por suerte) al chisme histórico, que entremezcla de forma oportuna con anécdotas y pasajes biográficos de emperadores, reyes, filósofos, políticos, estrategas, guerreros y pintores de la Antigüedad. Ojalá sea este el primero en un conjunto de volúmenes, centrados en objetivos similares, que recoja frases pronunciadas en la Modernidad y la Contemporaneidad. En lo personal me gustaría saber si Napoleón dijo algo tras ser derrotado en Waterloo, a quiénes se refería Ricardo III cuando exclamó “¡Traición, traición, traición, traición!” luego de perder la batalla de Bosworth, y por qué Goethe pidió más luz en su lecho de muerte o, por el contrario, el presidente estadounidense Theodore Roosevelt ordenó, antes de fallecer, que apagaran las bujías.

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