Amigos, creo no equivocarme, si digo que para muchos de los que habitamos el espacio literario, la pérdida de Eduardo Heras León nos ha resultado, como mínimo, chocante; más los que estamos lejos, con la imposibilidad de despedirlo como merece con un aplauso largo por su legado, pero sobre todo por su grandeza como ser humano.

“Que descanse en paz el maestro, y perdure en nuestras letras y memorias”.

Tengo una gran tristeza acumulada, y creo que quienes vivimos agradecidos de sus enseñanzas, sabremos honrarlo: enseñando, compartiendo, escribiendo.

Hemos perdido a un maestro, a un escritor en toda ley, a un ser humano incomparable, pero sobre todo a un gran amigo.

Que descanse en paz el maestro, y perdure en nuestras letras y memorias.

Tomado del perfil de Facebook del autor

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