Realidad cubana entre lo emergente y lo contemporáneo

Thais Gárciga
26/5/2016

Con fragmentos de obras concebidas por jóvenes autores concluyó el proyecto Nueva Dramaturgia Teatral para dramaturgos emergentes, al calor del taller impartido por profesores del Royal Court Theatre de Londres, en colaboración con el Consejo Nacional de las Artes Escénicas. La lectura se efectuó en la tarde de ayer con actores y actrices cubanos, en la sala Adolfo Llauradó de la Casona de Línea, como colofón del proyecto auspiciado por el British Council en Cuba. Carlos Celdrán, Premio Nacional de Teatro, tuvo a su cargo la dirección general.

“El Royal Court Theater ha alcanzado gran prestigio con el estreno de obras contemporáneas”, expuso Celdrán, líder de Argos Teatro. “Siempre trabajan con dramaturgos nuevos o con autores que tengan obras inéditas, que luego se montan en varios lugares. Este tipo de programa para la formación de escrituras dramatúrgicas lo llevan a cabo en diversos países. Los profesores vienen y trabajan durante un año a través de talleres, luego se realizan lecturas abiertas de las obras aquí y en Inglaterra. Al finalizar el periodo invitan a actores y un director para trabajar algunos fragmentos y probar si la obra se sostiene en la escena”.

La directora de Proyectos Internacionales del Royal Court, Elyse Dodgson, argumentó que ha sido gratificante trabajar con dramaturgos cubanos desde que comenzó este proyecto en 2002, cuando convivieron juntos en el Escambray. “Hasta ahora hemos visto la maduración de cuatro grupos distintos e igual número de generaciones en proyectos a largo plazo, y la experiencia ha sido igual de emocionante tanto para los cubanos como para los británicos. Abel González Melo escribió Chamaco a partir del proceso creativo en nuestros talleres, y luego Celdrán la montó con su grupo. Desde entonces él empezó a vincularse más con el teatro contemporáneo y esa es una de las razones por la que lo escogimos para esta etapa culminante. De hecho, la primera vez que vine a Cuba me dijeron que había dos artistas que debía conocer: uno era Norge Espinosa y el otro Celdrán”.

Esta última fase abarca tres días, y se trabajan fragmentos de algunas obras para que el dramaturgo la analice sobre la escena y los actores le puedan preguntar, intercambiar, le expongan sus dudas, y entonces se vea obligado a interactuar para enriquecer su escritura. 

Esta vez participan 14 talleristas entre graduados y estudiantes de dramaturgia del Instituto Superior de Arte. “Son gente talentosa que darán de hablar en un futuro”, afirmó Celdrán. “Para ellos es muy provechoso y los entrena, aunque por el poco tiempo solo trabajamos con seis obras.

El pie forzado que le pusieron los profesores del Royal fue la realidad inmediata cubana, a nivel de actualidad; aunque en un año los temas varían según cambian las circunstancias de la realidad, porque ellos van y vienen”.

El Royal acumula 60 años trabajando con este método, y desde hace 20 decidió incluir a autores internacionales. Sin importar que los conflictos se ubiquen en el pasado, las obras deben tener un aliento actual, de nuestro tiempo. Dodgson apuntó que “en 2002 todavía los escritores cubanos estaban muy centrados en las temáticas del periodo especial. Los de ahora escogieron ubicar sus textos alrededor de lo que sucedió el 17 de diciembre de 2014. Las diferencias intergeneracionales y las discusiones que ello acarrea es otra de las preocupaciones patentes”.