Recordando al Buena Vista Social Club

Rafael Lam
27/2/2019

La pasada semana se reunieron, en la paladar de Omara Portuondo, una serie de cantantes y músicos de la orquesta Afro Cuban All Stars. Estuvieron presentes: Omara Portuondo, Barbarito Torres, Amadito Valdés, Eliades Ochoa y otros.

Compartieron con empresarios que procesan nuevos proyectos en los dominios del musical de Broadway. Siempre he dicho que el fenómeno de Buena Vista Social Club es de largo alcance, vale decir, es la tradición de la música cubana que es infinita.

 Buena Vista mostró al mundo la esencia y tradición nacional. Foto: Internet
 

Con documentales y videos comprobamos hasta dónde llegó aquella saga musical que rescató viejos y respetables músicos e instrumentos. El mundo estaba esperando una música acústica, natural, sin ningún tipo de química, ni edulcorantes.

Es la sabrosura de los tumbaos y los montunos cubanos, los ingeniosos coros y estribillos, una música embrujadora de clima emocional, de éxtasis y frenesí colectivo.

Buena Vista mostró al mundo la esencia y tradición nacional; pero esa no es toda la música cubana. Hay miles de grabaciones de música cubana rodando por el mundo, en victrolas que todavía perviven; existen numerosos hits de éxitos de la música cubana que hicieron época en América.

Cuba posee el más rico yacimiento musical de América, con cantantes y músicos ídolos de multitudes.

La música cubana alimentó y estuvo influyendo en muchos ritmos de América, desde el tango, el merengue, la danza mexicana y el jazz.

Todavía perduran en la isla el latido de los sonidos de más de cinco siglos, se puede escuchar, ya tarde en la noche, los alaridos de la cantante La Lupe en el club La Red; o escuchar sonar el teclado de Bola de Nieve en el restaurante Monseigneur; sentir las descargas del percusionista El Chori en la zona de la música de fritas de la Playa de Marianao; apreciar las sociedades de negros como el Club Social Buena Vista y sentir los acordes extraños del danzón-mambo de Nuevo Ritmo, antecedente del mambo de la orquesta de Arcaño y sus Maravillas; escuchar los chiflidos melódicos de “Rosa mustia”, por medio de los visitantes al apartamento de Angelito Díaz en el Callejón de Hamel; la algarabía de Elena Burke y Omara Portuondo en la sala junto a los filineros Portillo de la Luz y José Antonio Méndez.

Casualmente se están cumpliendo 20 años del boom de Buena Vista Social Club, del gran momento en que la música cubana penetró el bloqueo de la industria de la música cubana.

¿Qué fue realmente el fenómeno de Buena Vista Social Club?

Buena Vista Social Club fue una marca, una firma, una explosión de la trova y el son cubano; pero fue algo más. Fue la manera en que se demostró al mundo que Cuba sigue viva, que su música está palpitando en el espacio, usando una frase de José Martí. Fue un llamado al mundo entero de que la música cubana es algo más que la maraca y el tambor, es una avalancha de ritmos musicales “triunfadores”. Como dijo Chucho Valdés, la música cubana es algo más que una moda.