Reto de entrenar Ballet desde lo virtual sin suplantar a nuestros maestros

Ramona de Saá Bello
10/6/2020

En las especialidades de danza el cuerpo es el principal instrumento de trabajo. Las clases se despliegan eminentemente prácticas, colectivas, en interacción entre estudiantes y bailarines, cuerpo a cuerpo.

En la situación que atravesamos frente a la Covid-19, tratamos de transmitir lo más fielmente posible el entrenamiento diario de los estudiantes y bailarines profesionales a partir de las plataformas virtuales. Muchos lo ven ahora como nueva vía para la enseñanza, pero es preciso decir que los maestros de ballet son indispensables para desarrollar la disciplina.

Es una idea defectuosa hablar de concursos de ballet online, cuando el trabajo previo a una jornada competitiva de este tipo necesita del esfuerzo, no solo del bailarín, sino también del profesor, que lo forma; técnica, interpretativa y estilísticamente.

Ramona de Saá Bello, Premio Nacional de Danza. Foto: Internet
 

La función del maestro de ballet en las diferentes escuelas dancísticas data desde los inicios de este arte y es constatable a través de la historia de la danza. Reconocer a un buen bailarín es tener presente el trabajo del profesor que le acompaña. Así se desarrollaron todas las grandes escuelas del mundo, con maestros como Marius Petipa, Augusto Bournonville, Enrico Cecchetti, Agripina Vagánova y Fernando Alonso, entre otros.

Las experiencias que les comparto son propias de este tiempo, el de la pandemia. En febrero de este 2020 el estudiantado cubano se encontraba finalizando el primer semestre, según el Plan de estudio y el calendario escolar; para las diferentes edades, en los niveles elemental, medio y superior. Se paraliza, casi de repente, la vida cultural y social del país, junto con las actividades escolares. Las medidas de aislamiento total llevan a todos a sus domicilios.

En una batalla diaria, como educadores y artistas, vivimos preocupados y preguntándonos   cómo podríamos ser útiles desde el hogar. El Ministerio de Cultura, el Centro Nacional de Escuelas de Arte, la Facultad de Arte de los medios de comunicación audiovisual de la Universidad de las Artes (ISA), la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y otras instituciones culturales,  convocaron al pensamiento creador de los maestros cubanos a estudiar métodos para que se pudieran continuar las clases desde la casa, dada la experiencia que el Sistema General de Enseñanza había comenzado con la trasmisión de las diferentes teleclases, desde el nivel primario hasta el preuniversitario.

De esos ejercicios de reflexión partió la idea de tomar las experiencias de otros países que ya estaban laborando vía online, y se prepararon para la TV Cubana clases de Ballet, Preparación física, Danza contemporánea y Repertorio. Desde cada especialidad se hizo un diagnóstico por asignatura según los años escolares.

Ramona de Saá impartiendo clases de ballet. Foto: Granma
 

Esta iniciativa es apropiada sólo para la presente situación, la del aislamiento, y no es conveniente trasladarla a la vida cotidiana de nuestras escuelas de arte. Las condiciones de un domicilio no son favorables para el entrenamiento de un estudiante o bailarín. Por ejemplo, el salón con tabloncillo es fundamental, y en muchas ocasiones, por la falta de espacio, no es fácil crear una clase para cualquier nivel. No se pueden ejecutar los ejercicios de salto, ni utilizar zapatillas de punta. Las características de los tabloncillos de clases en salones profesionales impiden que los estudiantes se lastimen los tobillos y las tibias, pero  en una superficie normal (mosaicos, cerámicas modernas, cemento o madera) resulta peligroso, y por tanto, no es aconsejable ejercitarse en esas condiciones.

Las maestras han tenido que prepararse y dedicar tiempo, inteligencia e investigación para sustituir la comunicación directa, para llegar de manera satisfactoria a los estudiantes que, sobre todo, deben reconocer las características de los ejercicios en sus cuerpos. El trabajo del profesor es fundamental para corregir las dificultades individuales y colectivas, para lograr la concentración de todo el grupo, para mantener alto el nivel de ejecución.

La experiencia diaria de la profesora Niurka Naranjo de Saá, quien imparte clases en Italia, en el Teatro Nuevo de Turín, nos permite entender que las clases desde la pantalla son un gran esfuerzo, pues se trata de traspasar las fronteras del audiovisual para llegar a cada alumno. Me decía: “Mamá, he tenido que estudiar mucho para saber qué lenguaje utilizar, cómo motivarlos desde la impronta dancística y lograr que crean que lo que estamos haciendo les servirá realmente para su futuro.”

El trabajo realizado por Niurka no ha sido sólo con bailarines, desde esta plataforma virtual, ha complementado también a estudiantes de Actuación. Mostrar el arte del movimiento desde otra perspectiva les ha ayudado para explotar al máximo su creatividad. Niurka se siente feliz porque ve reacciones positivas en casi todos sus estudiantes.

 Homenaje de Carlos Acosta a Ramona de Saá. Foto: Internet
 

Desde el claustro de profesores de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso la respuesta ha sido interesante y se asumió con gran responsabilidad una escuela nueva para ellos. La profesora Marta Iris Fernández, junto a otros maestros, ha diseñado cómo llevar esta etapa a partir de un análisis exhaustivo, para facilitar la conclusión del Programa de estudio y conocer cuántas semanas son necesarias para vencer los objetivos específicos de cada año. Este trabajo ha unido a los colectivos académicos de los centros, y el estudiantado, en general, lo agradece.

Los estudiantes de nivel medio aprecian estos esfuerzos, lo ven como un proceso de continuidad de estudios que les va a quedar guardado en su memoria física y corporal. Así, el sentir de todos por la danza se mantiene vigente en cada área del país y se replica en las redes sociales de bailarines, maestros y en reportajes locales de los medios de comunicación.

Todas estas experiencias han ayudado en este período excepcional de confinamiento sanitario, pero no pueden sustituir al tiempo que pasamos en las aulas y salones. No se trató de suplir la didáctica del ballet, el objetivo es mantener lo mejor entrenados posible a nuestros alumnos en esta difícil etapa. El rol de los educadores de nuestras escuelas es primordial, con su amor se han propuesto ayudar y acompañar a los estudiantes, han querido estimularlos sin importar las disimiles situaciones que se atraviesen.

¡Muchas gracias a todos los maestros de ballet y danza por aunar sus esfuerzos en estos tiempos difíciles!

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