Rolando Ávalos Díaz, aullidos de un poeta en la Feria

Elaine Caballero Sabugueiro
8/2/2020

La mente de los poetas es similar a una caja de Pandora. Nunca se conoce a ciencia cierta las ideas que los habitan, las sensibilidades que los forjan o los corrompen. Pero existe un método seguro y efectivo para entrar en su pensamiento: su lírica, su manera de entender el mundo a través de los versos.

En el caso del poeta y repentista habanero Rolando Ávalos Díaz, las sombras, amores y desvelos sustentan su más reciente libro, Boca de lobo, bajo el sello de Ediciones Montecallado, de Mayabeque, que se presentará el próximo lunes 10 de febrero a las 10:00 a.m., en la sala Alejo Carpentier de la Fortaleza San Carlos de La Cabaña, como parte del programa literario de la vigésimo novena edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

Rolando Ávalos Díaz, poeta y repentista. Foto: Cortesía de la autora
 

“Es mi segundo libro publicado, aunque el primero en Cuba, que ha sido además ganador del Premio de Poesía Francisco Riverón Hernández 2018. Lo distingue su carácter metafórico, lírico, las analogías alrededor de la metáfora del hombre como lobo, como animal social que se muestra, pero que también se esconde”, explica a La Jiribilla el también editor y promotor cultural.

Como novedad, el texto, en vez de dividirse por secciones, está segmentado por aullidos. En sus páginas se observa una acentuada versatilidad en distintas métricas y en ese constante juego con el lenguaje. Al respecto añade Ávalos Díaz: “Atraviesa temas políticos, sociales, íntimos, amorosos, desamores, muertes, con muchas sombras y desvelos. Es un libro que trata la ambigüedad, desde la ambigüedad misma, es lo que lo distingue. No soy la voz autorizada más adecuada para hablar de mi propia obra. El poeta escribe, publica, expone y su texto es libre de la interpretación que puedan darle”.

“Desde mis labios oscuros/ yo te padezco señora. / Nunca preguntes la hora a un hombre lobo en apuros (…)”, nos dice desde la fuerza de la décima. En otros textos su estilo es más libre, disperso, lleno de sabores, peces y anzuelos. Aparecen de esta forma símbolos de una mente en busca de respuestas, como cualquier hombre que mire más allá del alcance de sus ojos.

Como bien indica su nombre, Boca de lobo se asocia a sitios oscuros e impenetrables, solo para valientes y arriesgados. Su autor nos argumenta la intención del volumen: “Funciona como metáfora del hombre como lobo del propio hombre, como depredador, como ser social que se enmascara y sobrevive a su psicología, y a la psicología de los que lo rodean”.

En cuanto a las posibles dudas de buscar nexos literarios ajenos al volumen, el escritor afirma: “No es un manual de licantropía, no es ni un homenaje ni un remake de una película de tema fantástico, es un espejo de metáfora”.

Otro de los propósitos de Ávalos Díaz es lograr una lectura “que dé paso a muchas interpretaciones, a todas las polisemias posibles. Hay cierta facilidad al leer los textos, son trabajados desde hace años, quizás sea justamente por eso que he conseguido una textura más fluida y ligera. Pienso que la lectura, aunque sea de un carácter denso y la temática dolorosa, puede ser también disfrutable como gozo estético”.

Boca de lobo también se propone acercar a los amantes de la palabra escrita a la décima, desde otras ventanas de conocimiento. No importa lo iluminado o sombrío de las mañanas, el aullido poético de Rolando Ávalos ha comenzado en esta Feria del Libro.