Rubén Darío Salazar: La lupa de la sociedad es el teatro

Maya Quiroga
23/10/2019

La historia del teatro para niños y de títeres comenzó en la Mayor de las Antillas hace ya siete décadas. Hoy en Cuba existen 92 grupos que defienden diferentes estilos y estéticas dentro del llamado teatro familiar. En ese panorama sobresalen algunas grandes compañías con 55 años de fundadas.

 Uno de los grupos más prestigiosos en la escena nacional es Teatro de Las Estaciones,
que celebra en este 2019 su aniversario 25. Foto: Internet

 

Lo anterior se puede constatar a través de las puestas en escena que integran la muestra nacional del Festival de Teatro de La Habana. En el apartado de teatro familiar se inscriben las propuestas de Los Cuenteros, de San Antonio de los Baños, con la obra Cyrano y la madre de agua —que se inserta en la temática campesina— y Teatro Tuyo, de Las Tunas, que presenta el unipersonal ¡¡¡Pum!!!, una nueva apuesta por la técnica del clown.

Sin dudas, uno de los grupos con más prestigio en la escena nacional es Teatro de Las Estaciones, de Matanzas, que celebra en este 2019 sus primeros 25 años de fundado bajo la guía del maestro Rubén Darío Salazar, un gran renovador, un visionario, artista de la cabeza a los pies, un hombre inquieto que se formó en las filas de Teatro Papalote.

“Cuando era joven no discriminaba nada de nadie. Todo me servía para hacer lo que hago hoy. Hay que aprovechar los festivales para ver disímiles estéticas, caminos, poéticas escénicas. Es muy importante no casarse con nada hasta que decidas lo que quieres hacer”, dijo en un encuentro con el público al finalizar la última función de Retrato de un niño llamado Pablo en el Teatro de la Orden III.

Considerado como uno de los colectivos más revolucionarios y renovadores de la escena cubana actual, Las Estaciones nunca deja de asombrar por sus puestas, excelentemente concebidas, gracias al trabajo conjunto de Zenén Calero y Rubén, diseñador y director, respectivamente.

El grupo ha incluido en su repertorio textos relevantes de la dramaturgia nacional e internacional, y a autores como Federico García Lorca, Javier Villafañe, Modesto Centeno y Dora Alonso.

“Todos los días intento que lo que hacemos tenga un sentido real. Es que la pasión se ha perdido mucho. Acabamos de estrenar un espectáculo con jóvenes de la Sinfónica de Matanzas. Hemos trabajado con la soprano Bárbara Llánes y con el cantante popular William Vivanco.

“Nunca hemos hecho un espectáculo que sea por encargo. Incluso si fuera algo por encargo, procuraríamos encontrar qué punto hermoso nos mueve el piso, nos mueve el corazón, nos hace vibrar”.

Para Rubén es muy importante otear el panorama del teatro infantil a lo largo de la Isla: “No me dedico a caminar por Cuba para ver los paisajes solamente. Miro a la gente, oigo qué conversan, veo cómo se visten. No podemos estar ajenos a la lupa de la sociedad que es el teatro. Las nuevas generaciones deben saber quiénes fueron los teatristas que estuvieron antes. Somos una herencia que está en movimiento y lo que queremos es que el teatro para niños en Cuba no sea una leyenda, una historia, sino algo que podamos constatar: aplaudir o disentir”.

 Para Rubén Darío Salazar es muy importante otear el panorama del teatro infantil a lo largo de la Isla.
Foto: Tomada de Trabajadores

 

En estos 33 años de labor ha logrado mantener una galería de arte, fundar el Taller Internacional de Títeres de Matanzas, que ya cumple 25 años, y crear la Unidad Docente Carucha Camejo, para mayores de 12 grado. Celebra 56 años de vida quien empezó a actuar a los 24 y poco más de un lustro después incursionó en la dirección:

“Yo quería ser igual o mejor que René Fernández y eso es muy difícil porque él es un súper maestro. Lucho por tener su sapiencia, su brillo. Los 12 años que permanecí con Papalote bebí de sus conocimientos día por día y lo que no me dijo se lo pregunté.

“Todavía hoy, cuando tengo alguna duda, toco las puertas que tenga que tocar, como hice con Armando Morales, Ulises García, Xiomara Palacio y en Nueva York, con Carucha Camejo. Yo me postré ante mi maestra. La traje a Cuba y se le hizo un desagravio a su obra en el teatro Sauto, donde ella vio de nuevo a los titiriteros que había formado y le dijimos que todavía la recordábamos porque era nuestra luz, la llama, lo intenso”.

Esta repotera hace tiempo quería preguntarle a Rubén cómo va a manejar sus horarios para simultanear la dirección de Teatro de Las Estaciones y el Teatro Nacional de Guiñol (TNG): “Puedo venir a La Habana en una hora y media. Lo único que pedí es no tener una compañía porque el TNG es un nombre bien grande, con figuras como los hermanos Pepe y Carucha Camejo, Pepe Carril, Ulises, Armando, Xiomara e Isabel Cancio. Para mantener ese nombre hay que tener un pedigrí bien fuerte. Es una falta de respeto llamarse así y no ser la referencia de este país y de gran parte del mundo”.

Una buena noticia es que el Guiñol recibirá una reparación capital para devolverle su esplendor de antaño luego de haber sufrido los embates de tres incendios, dos de ellos producto de la desidia:

“Será una sala mítica para promocionar lo mejor del teatro para niños cubano y mundial. Va a ser un museo viviente. Cuando se entre a la sala la gente va a ver a tamaño grande las caras de Carucha, Pepe y Carril, esos tres maestrazos que muchos jóvenes no conocen. Se va a poder bajar a la carpintería y a los camerinos, donde habrá fotos de todos ellos.

“Va a haber un aula para la Unidad Docente de la Escuela Nacional de Arte. Quiero que los estudiantes reciban clases de títeres allí los martes y miércoles. Aspiro a que sea una referencia, como el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso o el Teatro Nacional de Cuba”, concluye este hombre que respeta mucho su profesión.

Actualmente Las Estaciones cuenta con 14 espectáculos en su repertorio activo y en cinco lustros ha estrenado 37 puestas en escena. Una máxima de su director ha sido siempre preparar a varios elencos de artistas para que las obras sigan vivas y se puedan mantener en cartelera.