Seis porciones del mejor y más desconocido cine peruano

Joel del Río
30/10/2019
Foto: ACN
 

Sería en vano pretender que se enciendan todas las luces del entusiasmo en un espectador cubano, medianamente informado, cuando sepa que tiene lugar una Semana de Cine Peruano (29 de octubre al 3 de noviembre), en el Multicine Infanta, salas 1 y 3. Tal vez el interés se incentive en aquel sector del público que año tras año inunda los cines capitalinos para ver los filmes latinoamericanos, cuando se conozca que estamos ante una muestra selecta, y además se entere, si no lo sabía ya, que el cine peruano atraviesa uno de los mejores momentos de su historia, y algunas de sus mejores obras se han colocado en el vértice de la atención mundial gracias a los festivales internacionales de cine.

Y como sería preciso, antes de entrar en materia, justificar con hechos el auge actual del cine peruano, me permito recordar la relevancia nacional e internacional de filmes como la extraordinaria La teta asustada (2009, Claudia Llosa), el melodrama gay Contracorriente (2010, Javier Fuentes-León), Octubre (2011) de los hermanos Daniel y Diego Vega; Las malas intenciones (2012, Rosario García-Montero), El limpiador (2013, Adrián Saba), El evangelio de la carne (2014, Eduardo Mendoza) o Magallanes (2015, Salvador del Solar) por solo mencionar seis títulos muy notables.

La Muestra incluye Climas, una película intimista, que roza las temáticas de género, asociadas a las diferencias de clase social. Es una coproducción peruano-colombiana de 2014, y está protagonizada por tres mujeres de diferentes edades que viven, cada una, en las tres grandes regiones que demarcan los climas en Perú: la tórrida Amazonia, los Andes y la fría costa. Eva es una niña que despierta a su sexualidad rodeada por el clima selvático-tropical, Victoria es una limeña adinerada cuya vida es tan fría como la ciudad que habita, y Zoraida es una anciana que recibe a su hijo, en una comunidad andina, luego de prolongada ausencia.

A través de las diferencias entre las tres mujeres y sus entornos sicosociales, Climas, la ópera prima de Enrica Pérez, habla sobre un país fragmentado por diferencias condicionadas no solo por la geografía. Y como el filme consigue ilustrar un amplio panorama de las peruanas y del país que habitan, nunca tardó en llegar el apoyo institucional y luego los premios: Para su realización, Climas recibió apoyo del Programa Ibermedia, y el premio de los Distribuidores y Exhibidores Europeos en Cine en Construcción de Toulouse, y una vez estrenada ganó en el Festival de Lima el premio para Nuevos Realizadores que otorga la Escuela Peruana de la Industria Cinematográfica (EPIC) y también el Premio del Jurado a Mejor Largometraje de Ficción en el Festival Internacional Cine Las Américas de Austin, Texas.

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La estrecha relación entre el contexto y los protagonistas es pulsada también en Chicama (2012) tercera película de Omar Forero, quien continúa su estilo de cine de ficción que profundiza en la observación con objetividad casi documental. El protagonista es un profesor que sueña con vivir en la costa, en la ciudad de Trujillo, pero allí carecen de plazas para que ejerza su oficio, y por tanto lo asignan a un pequeño pueblo andino, Chicama, donde encuentra un nuevo aire profesional, gracias a sus encantadores alumnos y a una colega que suscita su interés. Chicama fue elegido el mejor largometraje de ficción peruano del año por los críticos de aquel país, y fue la preferida del público en el XVI Festival de Cine de Lima.

Los hermanos Daniel y Diego Vega ocupan un lugar preeminente entre los jóvenes directores prontamente consagrados a partir de la anterior, y antes mencionada, Octubre. Pocos años después realizaron El mudo (2013) coproducción con México y Francia que insiste, como la primera película de los hermanos Vega, en mostrar lo cotidiano a través de planos casi siempre fijos, cierta frialdad objetiva, algo de humor negro o ironía, y estilo naturalista en las actuaciones, pero esta vez los hermanos Vega han preferido el protagonismo de un personaje más cercano a las estructuras de poder. Se trata de un juez que trabaja en el Palacio de Justicia en Lima, y está satisfecho con su vida hasta que recibe un disparo en la garganta que lo deja mudo, y comienza a pensar que existe un complot para eliminarlo, de modo que emprende la búsqueda del culpable.

En tanto debe encontrar al culpable, la búsqueda enfrentará al protagonista de El mudo con la corrupción y burocracia imperantes. La inmersión en la sórdida trama de la corrupción instituida juega con elementos estructurales cercanos al thriller, en cuanto al descenso a los infiernos del protagonista y su enfrentamiento con una maquinaria judicial y estatal contra la que es imposible pelear y mucho menos ganar.

La Semana de Cine Peruano seleccionó a varios jóvenes realizadores, pero también está un cineasta tan consagrado como Augusto Tamayo San Román, quien ha producido, dirigido, escrito o editado una decena de telenovelas y un número similar de largometrajes a partir de 1987. Entre sus filmes más importantes se encuentran Anda, corre, vuela (1996) y El bien esquivo (2001), predecesoras de Una sombra al frente (2007) el título seleccionado para esta Semana de Cine Peruano en La Habana, y que se inspira en la novela homónima de Augusto Tamayo Vargas, padre del cineasta.

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Una sombra al frente está protagonizada por Diego Bertie, uno de los actores peruanos más conocidos internacionalmente, gracias a las telenovelas y al cine (Sin compasión, Bajo la piel, El bien esquivo, Esto huele mal). El argumento discursa sobre un joven ingeniero de caminos empeñado en construir vías de comunicación a principios del siglo XX en el Perú, una época dominada por el espíritu positivista de una república que intentaba dominar la compleja naturaleza peruana y avanzar hacia la selva.

Tres legendarios actores peruanos, Ricardo Blume, Carlos Gassols y Enrique Victoria dominan el reparto de la comedia Viejos amigos (2014) ópera prima de Fernando Villarán, que narra las peripecias en que se ven envueltos tres octogenarios amigos, decididos a robarse la urna con las cenizas de su compañero fallecido, y llevarlas de paseo por el barrio, en un recorrido por lugares que el difunto había frecuentado en vida. Los amigos deciden irse a ver el partido de su equipo favorito: el Sport Boys del Callao.

La Semana de Cine Peruano concluye con dos documentales, excelentes, De ollas y sueños (2009, Ernesto Cabellos) y Sigo siendo (2013, Javier Corcuera) dedicados, respectivamente, a recrear la mundialmente famosa cocina nacional, y la música de las tres regiones antes mencionadas. Precisamente de la pregunta respecto a si un país entero puede estar representado por su cocina, partió el cineasta Ernesto Cabellos, para viajar por la selva, la sierra y la costa, sin dejar de aludir al legado culinario, y por supuesto cultural, de las comunidades de expatriados peruanos en París, Londres, Ámsterdam y Nueva York. De esta manera conforma un mural de un país signado por la diversidad racial y cultural que se transfiere a su célebre gastronomía, con más de cuatrocientos platos típicos y resultado de la fusión de tradiciones precolombinas con sabores y maneras de hacer procedentes de España, Francia, Italia, Japón, China y África.

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Otro consagrado documentalista, Javier Corcuera, emprende un espectacular recorrido por las músicas autóctonas de las mencionadas tres grandes regiones del país: Ayacucho (la zona andina), la Amazonia y la Costa (Lima, la ciudad), y en el itinerario muestra una manera única de tocar la guitarra, el violín, el arpa, el cajón, porque el filme, aunque pueda parecer turístico y panorámico, es un documental de personajes, de voces capaces de representar lo más auténtico de la cultura nacional. Como en otros documentales de este autor (La espalda del mundo, La guerrilla de la memoria, Invierno en Bagdad) el propósito consiste en retratar un mundo a través de personajes tal vez invisibles para los grandes medios de comunicación.

En tanto documental de viaje y memoria, Seguimos siendo está conformado a partir de encuentros del cineasta con los espectaculares músicos que lo acompañan, gente empeñada en conservar su identidad. El título proviene de las ideas del escritor y antropólogo José María Arguedas respecto a un país integrado en una relación armónica de carácter mestizo, con el correspondiente respeto a las diversas formas de arte. El cine peruano incentiva el ideario de Arguedas y muestra la policromía de las tradiciones y culturas que, no por ser distintas, deben estar divididas.