Selección de poemas

María de las Nieves Morales Cardoso
16/3/2016

SILUETAS

…un día
que Dios estuvo enfermo
grave.

César Vallejo

SOLILOQUIO PARA MI NACIMIENTO

Octubre Ya son las doce
de la penumbra
En mi yerto
escondite hay un concierto
sanguíneo
Madre descose
las aguas (finjo una pose
platónica) Madre abusa
de mis paredes aguza
el espasmo me descubre
Ya son las doce y octubre
se niega a mi escaramuza

Medra el útero no cedo
ingenuidad a su oficio
Madre escupe un maleficio
de sangre y pus
Yo remedo
mi propia piel tras un miedo
vertical
Afuera aguarda
el llanto alguna bastarda
procesión
Madre resiste
sus picotazos desviste
la espera Madre no tarda

Penúltima contracción
Yo me aferro a la placenta
(tibio redil) No me tienta
la claridad
Contracción
final bajo una incisión
de bisturí que deshila
todo el asombro
Cavila
mi oráculo entre dos cruces
Testigos cámaras luces
Un brazo verde mutila
el cordón
Me aturde un coro
mudo de flashes Después
cuelgan el miedo a mis pies
Vértigo Nalgada Lloro
Madre no aplaude yo ignoro
mi número en el rebaño
Alguien me envuelve en un paño
idéntico a Dios (neutral)
Opening roto
Final
y principio del engaño

ABRO LA PUERTA

Es el día
un apacible verdugo
Madre tarda yo conjugo
sus pedazos Padre lía
un corazón la ironía
de adivinar mis espejos

(tras el azogue hay dos viejos
abismos erial sin fondo)

CIERRO LA PUERTA

Me escondo
de nada
de tanto
lejos

ANCIANO CON ESCOBA

A Ñico, el barrendero de mi infancia
(Lawton. Años 70. 6 am)

El barrio duerme aún. Ñico no teme
los pórticos desnudos, la arrogancia
fúnebre del asfalto.
En la distancia
decapita la luna su ceguera.
Lento martes. Crepúsculo. Mi acera
emerge de la noche como un rezo.
La calle San Francisco es un bostezo.
Ñico muerde a desgana una quimera
de pan y se acomoda la camisa
sobre el pecho zurcido. Silba a ratos
una música gris con sus zapatos
robados al invierno.
Se desliza
en callada acuarela una plomiza
gota de amanecer por su joroba.

El barrio duerme aún. Ñico le roba
un gozne silencioso a la argamasa
de sueño con madera y acompasa
el sol y mi niñez bajo su escoba.

PARA UN MÍNIMO RETRATO
CON LENTEJAS

(claroscuro
de anciano gris frente a un duro
mostrador. Duele en el plato
la intemperie y su barato
cordal. Una prisa rara
acomoda la cuchara
al desamparo en un gesto
raquítico.)

Sobra el resto.
La ciudad vuelve la cara.

ATAVISMOS

…y serpientes silbando la delicadeza…
y arlequines cantando…

Leonel Pérez

Naufraga la luz. Anido
mi jueves sobre la lluvia.
La tarde gime diluvia
acentos contra el olvido.
Bajo mi piel un silbido
se desdibuja
(es el fin
de la memoria mohín
que otra silueta desmiente.)

Lejos canta una serpiente
su ropaje de arlequín.

Entorna el día su labio
de animal triste. Yo acudo
a sus rituales sacudo
mi niñez de algún agravio
fantasma. Cuánto resabio
trae el viento qué remota
burbuja me sigue y nota
en la llovizna un cobarde
latido.
Se va la tarde
húmeda
callada
rota.

ABUELA Y EL OLVIDO

Yo no te vi llorar frente al ropero
Sólo tuve tus ojos de papel
rodando en la memoria y un pincel
convicto de inventar el aguacero
Yo no supe tus brazos ni un bolero
dormido entre balance y capitel
ni una lacia oración al mal agüero
No tuve reyes magos en enero
ni cada arruga mansa en el dintel
bordando la pobreza del cantero

Yo no te vi del bálsamo al tejido
barrer de la penumbra miedo y miasma
con tu olor a crochet y cataplasma
o apagar los espejos si ha llovido
Yo no tuve lisonja en el oído
ni un rosario de aciertos contra el asma
ni agujas que ensartar como al descuido
Pero un murmullo tiembla en el roído
azogue del umbral si tu fantasma
se sienta a conversar con el olvido

TIEMBLA LA VOZ

(con la herida de un espejismo converso)

Mi madre pasa
(es un verso desgarrado por la vida)
Mi madre
va detenida en su sombra
Quién advierte tanta lluvia
tanta suerte devorando su silueta

—Di, madre: ¿por qué esa grieta
en los ojos de la muerte?

POEMA PARA NO SER LEÍDO A MI PADRE

Mi padre se ha calzado la tristeza
como un zapato estrecho. Me pregunta
sobre qué abismo duerme la difunta
mitad que le acompaña en su cabeza.
Salobre de esperar, nadie lo besa.
Nadie deshoja un verso a la gastada
terquedad de sus manos. Qué apagada
su ambigua desnudez ya sin destino.

Mi padre abre sus huesos al camino
y Dios muriendo así, como si nada.

VARIACIONES SOBRE UNA FOTO DE FAMILIA

Y uno miente otro contorno fantasmal
para el encuadre de algún retrato
Mi padre sosteniendo en el retorno sus huesos
Madre y el horno
que no tiznó su ademán de ave triste
Dios el pan prometido
mi entrecejo intacto tras el espejo

Y uno miente el talismán los testigos
la llovizna silbada por otra sed
Dios no estuvo en la pared el pan es sólo
una brizna sin estación
Madre tizna mi frente
simula un coto de polvo azul
Padre roto dibujado en su osamenta

Y uno vuelve
y se da cuenta
que nunca existió la foto

RÉQUIEM POR YAZMINA

Una mujer trashuma sus antojos
al filo de otra llaga casi tierna
y su reloj sonríe sin la eterna
mansedumbre del miedo en los cerrojos.

Una mujer escribe con cien ojos
antiguos como barro.
¿Tras qué aguja
se quita el corazón?
Alguien estruja
palomas en su vientre gota a gota.

Oh, Dios, ¿qué hacer con tanta nube rota
si la muerte no es más que una burbuja?

RESUMEN PARA UN INVENTARIO DE SILUETAS

Pero en las vírgenes tierras de Cipango
todo es posible. Todo

Alexis Díaz Pimienta

I
Estoy contando siluetas
en la ciudad donde todo
es posible Fusta y lodo
argot importado tretas
de falso adoquín veletas
y antifaces Contradigo
mi sombra el mar un mendigo
piedra orishas cañonazo
la ciudad se aferra al brazo
violento de su enemigo

II
Lunes náufrago sin cura
Pasa Dios a la deriva
por Obispo y más arriba
hurga un loco en la basura
El bulevar inaugura
sus jirones Un anciano
sin rostro extiende la mano
de la ciudad su amuleto

Oh Dios violado panfleto
Oh Marx silencio pagano

III
Quinta Avenida lúbrica emboscada
de perfume barato y lentejuela
Un auto abre la noche a tanta suela
voluptuosa de herrumbre disfrazada
La luna desde un charco centinela
le reprocha a la calle su vigilia
Lejos polvo de hogar una familia
bajo el candil ayuna sus retazos
Lejos la mesa virgen Sin abrazos
el lunes pez agónico se exilia

IV
Insomnio gris Malecón
Madrugada sin escora
cortando la sed traidora
del remo Tras un muñón
de balsa la salvación
o el delirio Mar descalzo
Insomnio gris sobre el falso
testimonio de la brújula
Bajo los pies una esdrújula
ansiedad de otro cadalso

V
Ya no hay ciudad Sólo un mapa
sin Das Kapital ni Cristo
Cierro los ojos y embisto
la luz Su oscura solapa
juega al silencio destapa
otro erial para profetas
No falsifico piruetas
de suicida ni enarbolo
vedadas cruces Yo sólo
estoy contando siluetas

 

Tomado del libro Otra vez la nave de los locos. Premio Iberoamericano Cucalambé 2002. Publicado por la Editorial Sanlope (Las Tunas, 2003)

FICHA

María de las Nieves Morales Cardoso: Poetisa y sicóloga cubana. Nació en Ciudad de La Habana en 1969. Es Licenciada en Sicología, y se desempeñó en esa profesión, que alternaba con su condición de ajedrecista, hasta que se dedicó definitivamente a las artes y las letras, al fundar con su esposo Leonel Pérez Pérez (poeta, trovador y compositor), en julio de 1998, el dúo dramático-musical Ad Líbitum. María actúa como poetisa y narradora oral escénica en ese binomio, que ha realizado numerosas giras en Cuba y otros países, las que han estado recientemente en relación con su concierto Si no creyera en la esperanza, dedicado a los Cinco Héroes cubanos injustamente encarcelados en EE.UU.. Por su obra en versos ha merecido, entre otros: el Premio Décima Joven de Cuba 1999, el Premio Vicentina Antuña 2000, el Primer Premio del concurso Francisco Pereira 2000, el Premio Iberoamericano Cucalambé 2002 con su decimario Otra vez la nave de los locos, y varios reconocimientos internacionales, entre ellos el Premio Internacional de Décima de Tuineje, Canarias, en el 2007. María es miembro fundadora del Grupo Ala Décima.